Por Carlos Ramos Padilla
Por fin, por fin México vuelve a ser mencionado en el mundo. El ridículo hermetismo de López Obrador por su ignorancia, inseguridad e incultura dañó, y mucho, el prestigio de la nación. No sólo se negaba a participar en las “cumbres” sino intentaba condicionar la participación de las otras naciones. Quiso dar un golpe terminal a la OEA y a la ONU. Defendió a contracorriente a tiranía y ofreció asilo a dictadores. Pero en estos días han sido buenas las noticias. Claudia Sheinbaum acudió al G20 y sostuvo encuentros bilaterales sin someter a guillotina a conservadores o derechistas. El G20 es el grupo de coordinación económica más relevante, integrado por 19 países que suman 85 por ciento de la economía mundial.
Cierto que la presidenta no se ajustó a la agenda mundial, se propuso tratar asuntos ambientalistas dejando a un lado las prioridades como el narcotráfico, la migración o los conflictos armados. Aún así presentó categoría no como el desenfadado y falta de respeto asimismo a la investidura y al país como fue la conducta del tabasqueño. Pero la cosa no para agua. En Bélgica se encuentra el Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Alfonso Cepeda Salas.
Acudió a la reunión del Consejo Ejecutivo del “Education International” organización mundial de docentes y trabajadores de la educación que esta conformada por 375 organizaciones y representa a más de 33 millones de maestras y maestros, ademas de personal de apoyo educativo en 180 países y territorios.
Cepeda participa, como mexicano, en su calidad de representante de la región de América del Norte y el Caribe. Cepeda ha colocado la defensa de los trabajadores en el centro del debate internacional en materia educativo. México no debe ni tiene que quedar exento de los acuerdos mundiales de en en regadura. La nación presenta enormes posibilidades de avanzar nuevamente en el difícil mercado del prestigio y liderazgo.
Se perdieron valiosos cinco años en una torpe cerrazón bajo frases mediáticas de impacto “la mejor política exterior es la interior” habría dicho con sarcasmo amlo mientras encerrado en Palacio daba órdenes para que México fuera representado por funcionarios medios sin estatura ni reconocimiento.
México solía atender los llamados internacionales que nos permitía discutir las prioridades del proyecto gubernamental doméstico con los temas de la agenda global, intercambiando experiencias y resultados con el resto de los países y avanzar escuchando nuevas perspectivas. Sin querer queriendo Sheinbaum mostró a AMLO lo equivocado, incongruente y anacrónico como se manejó en su política exterior.
CARLOS RAMOS PADILLA
*Conductor del programa VaEnSerio izzi 135 y radio mexiquense. Meganoticias, TVC.