El 43.1 por ciento del agua dulce en México no cuenta con buena calidad, de acuerdo con un reporte del Programa de Naciones para el Medio Ambiente (PNUMA).
La calidad del agua dulce en el país, señala, mejoró apenas 2 puntos porcentuales entre 2020 y 2023. En el caso de los lagos, apunta, se registró un deterioro de 1.4 puntos y en el de los ríos una mejora de 3.8.
- El indicador, explica, se refiere a la proporción de masas de agua con buena calidad ambiental del agua, en comparación con los estándares nacionales. Se basa, añade, en mediciones de cinco parámetros que brindan información sobre las presiones más frecuentes sobre la calidad del agua.
- El PNUMA advierte, en otro reporte, un retroceso en el grado de implementación de la gestión integrada de los recursos hídricos en México.
- En el indicador en la materia —que considera manejo ambiental, diseño institucional, instrumentos de administración y financiamiento— el país pasó de un valor de 49 (en una escala de 0 a 100) en 2017 a uno de 41 en 2023.
Se ubicó así en la franja de progreso “bajo” en el cumplimiento de las metas fijadas en la materia para 2030, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a nivel global.
- El PNUMA presentó tres reportes de medio término sobre el progreso hacia el logro del objetivo de “agua potable y saneamiento para todos” (ODS 6) mediante la protección y restauración de fuentes de agua dulce.
- Remarca en uno de ellos que el agua dulce tiene una importancia innegable para la salud humana y de los ecosistemas, a pesar de lo cual su se subestima o se descuida muy a menudo.
“La calidad del agua cae en un espectro según si un río es un ecosistema saludable que sustenta la vida o si tiene más en común con una alcantarilla abierta; si un lago puede proporcionar servicios ecosistémicos esenciales o es una zona muerta que emite gases de efecto invernadero; o si un acuífero es una fuente de agua esencial para las personas y los ecosistemas o una fuente de enfermedades para sus usuarios”, apunta.
“A menos que reconozcamos plenamente las interrelaciones de la calidad del agua entre sectores, será imposible aprovechar las sinergias entre proteger y restaurar la calidad del agua y promover muchas otras ambiciones en relación con objetivos sanitarios, sociales, económicos, agrícolas o pesqueros”.
México, sin agua dulce superficial
El agua dulce, limpia y de acceso inmediato que explotaron nuestros ancestros en lagos, ríos y manantiales casi ha desaparecido de la faz del suelo en México.
- En la actualidad, el país prácticamente no cuenta con agua superficial y toda la que existe está contaminada, así lo afirmó Alejandra Cortés Silva, investigadora del Instituto de Geofísica (IGEF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
- En tanto, la llamada agua subterránea, aquella que procede de formaciones geológicas impermeables con un recurso natural acumulado a lo largo de miles de años, padece una sobreexplotación que afecta a más de la mitad de los acuíferos del país.
- “Toda el agua dulce que nosotros consumimos viene del mar. El Sol calienta el agua salada de mar, se forman las nubes que caminan en los continentes, llueve, y esa lluvia ya es agua dulce”, explicó.
Si no existe lluvia, se deforesta y se altera el medio ambiente, razón por la cual ya no se genera el recurso que necesitamos para vivir, alertó la experta. “Esta situación es especialmente delicada si se considera que tres cuartas partes del territorio mexicano son consideradas áridas o semiáridas”, enfatizó.
“Sobre las aguas subterráneas, se han caracterizado dos tipos de contaminación: la geogénica, que es la característica que adquiere el agua de manera natural al circular por los diferentes estratos geológicos; y la antropogénica, que es la generada por los seres humanos producto de su desarrollo, tanto demográfico, urbanístico, de disposición de desechos y de cambio de uso del suelo al generar zonas industriales, agrícolas, ganaderas, mineras y de generación de energía”, entre otras, especificó Cortés Silva.
- Las principales afecciones de ambos tipos de fuentes de agua, considerando a todo México como un gran sistema, son, en orden de magnitud, la demografía, urbanización, rellenos sanitarios, cambio del uso del suelo, industrialización, contaminación del agua superficial, sobreexplotación del agua subterránea y cambio climático.
“Un punto muy importante es el nulo conocimiento de lo que es la cultura del agua”, alertó la especialista en hidrología e integrante del Departamento de Recursos Naturales del IGEF.
- En comparación con nosotros, nuestros ancestros tenían mejor manejo del agua debido a que su abastecimiento era mediante manantiales, ríos y lagos. “Actualmente no contamos prácticamente con agua superficial y la que existe está contaminada”, insistió.
- En la actualidad, el mayor abastecimiento del líquido es subterránea, y debido al crecimiento demográfico, industrial, agrícola y ganadero, cada día se incrementa la sobreexplotación de acuíferos y el mal manejo.
- “En México existe la Ley de Aguas Nacionales, el problema es que no hay un adecuado control. El ser humano es el principal depredador del medio ambiente, y es responsable de la sobreexplotación y contaminación que afectan a las aguas nacionales”.
Las zonas más afectadas en nuestro territorio son las industrializadas, como la Ciudad de México, el Estado de México y el corredor del Bajío, que afecta principalmente a Guanajuato.
- Para estudiar la condición de la Ciudad de México, expertos de los institutos de Geofísica y Geología realizaron un estudio para la caracterización de la calidad del agua del acuífero de la capital, en donde los objetivos fueron definir las posibles fuentes que originan problemas de calidad del elemento en zonas identificadas previamente por el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, relacionados con factores geohidrológicos o como resultado de contaminaciones laterales.
“Podemos ahorrar agua y tratar de reciclar lo que se pueda; separar la basura y hacer composta. Tener una cubeta en el baño y apartar el agua fría que sale antes de la caliente en la ducha son acciones que pueden marcar la diferencia”, puntualizó la experta.
Más agua sucia en la CDMX
- El semáforo de la calidad del agua de las fuentes superficiales y subterráneas en la Cuenca Aguas del Valle de México arrojó que de los 103 puntos de monitoreo 37 (35.9%) están en rojo, es decir, el líquido es malo.
Así se indica en el estudio Perspectivas del Agua en el Valle de México elaborado por Agua Capital, Red del Agua UNAM y el Centro Regional de Seguridad Hídrica, bajo auspicio de la Unesco, documento hecho público en febrero.
- En el apartado Calidad del Agua se ofrecen datos que indican que de los 30 puntos de monitoreo en las fuentes superficiales, como son ríos, manantiales y presas, 17 (56%) están en rojo.
- Mientras que, en el caso de los 73 puntos de monitoreo de fuentes subterráneas, es decir, los pozos, 20 (27%) están en rojo.
- En el caso del agua superficial, la mala calidad es porque incumple con uno o varios de los parámetros para demanda bioquímica de oxígeno a cinco días, la demanda química de oxígeno, los sólidos suspendidos totales y coliformes fecales, indica el estudio.
Mientras que la mala calidad en agua subterránea es porque incumple con uno o varios de los parámetros para fluoruros, coliformes fecales, nitrógeno de nitratos, arsénico total, cadmio total, cromo total, mercurio total y plomo total.
- En mapas del documento se observa que algunos de los puntos de monitoreo en donde se registró el semáforo rojo para aguas superficiales están zonas de la Ciudad de México como Ajusco Medio, en Tlalpan, y Cuemanco, en los límites de Tlalpan y Xochimilco.
- Mientras que en el caso de las aguas subterráneas se ubicaron puntos de monitoreo en semáforo rojo en municipios del Estado de México como Tultitlán, Valle de Chalco y Tecámac.
Los especialistas indican que si el agua es de mala calidad de origen, entonces requerirá mayores tratamientos e inversión.
Señalan que existen grandes retos para garantizar una buena calidad del agua, como la creación de instalaciones de tratamiento avanzado para la eliminación de contaminantes y agentes patógenos, reforzar la vigilancia y seguimiento constante de las normas para asegurar que las fuentes de agua se mantengan libres de contaminación, procesos de tratamiento que sean efectivos, modernizar la red de monitoreo de cantidad y calidad del agua, entre otros. /Agencias-PUNTOporPUNTO