Opinión. CARLOS RAMOS PADILLA
Muchas cosas han quedado para el análisis luego de la elección del pasado dos de junio. La primera es saber si realmente funcionó la democracia o vivimos una elección de Estado en donde fluyeron los recursos públicos en abono de una candidata. Hay sanciones, cierto, desde las aplicadas al presidente hasta los regaños internos en los partidos. Saber a futuro su Sheinbaum se va a deslindar de AMLO o va a consentir, como lo propuso el tabasqueño, que se ratifique a parte de su gabinete para garantizar la continuidad. Del otro lado más que alianza se nota la ruptura entre el PRI, PAN y PRD.
Xóchitl decide romper el silencio y se presta a un carrusel de entrevistas en donde repite lo mismo en cada una de ellas. Nada espectacular, nada sobresaliente más que una risa nerviosa permanente. Desnudo a Marko Cortes que soberbio y gritón regañaba a la candidata presidencial por los errores que ellos mismos permitieron. Zambrano “un pan” y Alito amable…y? Destaca que reconoce Xóchitl que tenía argumentos y elementos pero
muy mal manejo de su lenguaje corporal, conducción frente a las cámaras y control del micrófono.
No sé si sepa la excandidata pero se hizo todo el esfuerzo por llegar a ella y capacitarla en lo que se conoce como un “media training” luego del especulo del primer debate. Nunca se pudo. Su “equipo” decidió que no era necesario, zas! Ahora el PRD en la extinción, el PRI en la indefinición y el PAN fracturado en tanto Morena aparenta, si aparenta, unidad y fuerza. Esta semana al conocer al equipo que acompañará a Sheinbaum en su gobierno podremos darnos cuenta del perfil que se obtendrá.
De inicio saber de Sheinbaum está anclada a las reformas de AMLO o considera otra ruta más sensata para afianzarse. Con poderes de la Unión débiles la presidencia será muy vulnerable y ella lo sabe. La oposición deberá entender que las estrategias de aquí a las intermedias serán vitales para sobrevivir y ganar espacios, buscar los equilibrios. De continuar los mismos con los mismos abrirán las puertas a un gobierno seducido por el autoritarismo y el poder extremo. La sociedad civil tendrá que ser más demandante, más crítica y más exigente.
La información será vital por ello hay que defender a organismos como el INAI. No podemos navegar a oscuras en un mundo tan globalizado y competitivo. La herencia de las elecciones tendría que ser positiva pero no es así. Si se presume de una jornada participativa y pacífica, los resultados no son alentadores para un país que merece equilibrios y contrapuntos. Una maquinaria tan aplastante en todos sentidos deja un gran número de especulaciones e incertidumbre.
La vieja y malgastado del dedazo (lo que diga lo dedito) apunta incluso a aprobar iniciativas y leyes al vapor que condenarían al país a un franco retrocesos. Ya pudimos observar las primeras reacciones de los mercados y el tipo de cambio. Además queda pendiente resolver, entre otros puntos prioritarios, a la violencia y participación del crimen organizado en la vida pública nacional.