La promesa de que una estrategia basada en la producción de poco más de 20 campos salvaría las cifras de la estatal Pemex está a punto de diluirse.
- La petrolera nombró, al inicio del sexenio, a 23 activos como prioritarios, a los que les dio especial importancia porque se supone serían el cimiento del aumento de producción de crudo de la compañía, cuya meta, en ese momento, se alojaba por encima de los 2 millones de barriles diarios.
Pero ahora, a pocos meses de que termine el sexenio, su producción de petróleo tiene una tendencia a la baja –por debajo de los 1.5 millones de barriles diarios en abril– y estos campos apenas representan por debajo del 20% de la producción diaria de petróleo. Así, la estrategia de la administración obradorista habría fallado y la apuesta por estos campos, dicen los analistas, una alta cifra de inversión que no se tradujo en mayores ingresos.
“Creo que son campos que jamás se debieron de haber desarrollado. Estamos hablando de una petrolera con problemas financieros; el equivalente a alguien que no tiene mucho dinero y empieza a comprar cosas que no le van a servir. Ese equivalente lo hizo Pemex. Invirtió en campos muy pequeños, en donde en realidad el valor no estaba ahí y nunca iba a estarlo”, dice Pablo Medina, de la consultora Welligence.
En este listado no se ha incluido a Quesqui y Tupilco Profundo, dos grandes campos de la estatal, pero que no habían sido incluidos en su estrategia inicial.
- En la lista de activos existen algunos que resultaban una gran apuesta para la estatal, como los campos Xikin e Ixachi. El primero –el que más petróleo aportaría– produce apenas por 1,400 barriles diarios de un estimado de 77,000 barriles a los que se supone llegaría en septiembre de 2021. Y el segundo, quizá uno de los activos con más valor de la estatal, es un fuerte productor de condensados –un hidrocarburo muy ligero–, pero para esto último se están desperdiciando grandes cantidades de gas, que después se convierte en metano, por una falta de infraestructura.
Pemex presumió en una presentación de diciembre de 2019 que la autorización para el desarrollo de nuevos campos se había reducido de tres años a menos de tres meses en promedio. Lo que parecería un logro es para los analistas el más grande error de la compañía. La estatal se centró en la velocidad de extracción de crudo para cumplir con la meta presidencial y dejó de lado los planes de producción, se saltó pasos o se aceleró en ellos y llevó a muchos de estos campos a una explotación temprana.
“Hay algunos casos en los que ellos comenzaron la producción sin un plan de desarrollo, sin estudios, que es algo muy fuera de la norma y es peligroso. Iban descubriendo las características de los campos, mientras ya estaban produciendo”, dice John Padilla, de la consultora IPD Latinoamérica. “Todo se hizo basándose en razones políticas, no técnicas”.
- Medina de Welligence tiene una opinión similar: “Lo que se ha hecho, hasta el momento, en los campos prioritarios no ha sido exactamente el camino a seguir. ¿Por qué? Se priorizó velocidad, es decir, la reducción del tiempo en lo que empiezas a producir, pero perdiste mucho valor. Muchos de estos campos se fueron en picada poco después de llegar a su pico de producción. Dígase que se brincaron los pasos necesarios”.
Algunos activos como Jaatsul solo produjeron hidrocarburos por un corto periodo. Otros, como Chocol, jamás reportaron una cifra de petróleo.
Y otros como Tsimin, Xux y Octil llegaron apresuradamente a un pico de producción que se redujo de manera acelerada.
Octil logró su cifra máxima de producción ocho meses después de que se inició la operación con poco más de 13,000 barriles diarios. La última cifra, de abril, muestra que el campo apenas produjo arriba de 8,000 en una tendencia que se encamina a la baja./Agencias-PUNTOporPUNTO