La función de Estado de seguridad que se encuentra en el artículo 21 constitucional y que versa que dicha función recae en la Federación, las entidades federativas y sus municipios para que contribuyan a la generación y preservación del orden público y la paz social ha sido rebasado y hoy en día es anacrónico.
Esta función fue insertada en el texto constitucional en el Diario Oficial de la Federación en diciembre de 1994 cuando la coyuntura política, económica y social de México era bajo otras condiciones.
Los controles estaban ejercidos por acuerdos en los que la autoridad sometía a la delincuencia y cada mañana en el parte de novedades que le rendía el secretario de Gobernación, el presidente de la República sabía lo que sucedía en todas las esquinas de las calles del país.
También las autoridades locales y municipales jugaban un papel importante en el establecimiento de la seguridad. Desde Gobernación se presionaba a los mandatarios de los estados para tener controlada la seguridad, y por su parte, éstos a los municipios.
Hoy en día el modelo de seguridad contenido en el artículo 21 constitucional está rebasado debido a que la salvaguarda de la vida, de las libertades, de la integridad, así como del patrimonio de las personas, son fines que las instituciones hoy no pueden garantizar y su diseño corresponde a un modelo político distinto del que gobierna hoy en día en México.
Persisten las causas estructurales sociales, la ausencia de control de la seguridad, la impunidad y la corrupción o complicidad de autoridades locales por mencionar algunos, que no se solucionan cambiando de gobierno o de régimen político cada seis años y que sus objetivos en algunas ocasiones no coinciden con la realidad.
Esta administración creó la institución de la Guardia Nacional que substituye a la Policía Federal e involucra a la Fuerza Armada Permanente, pero trajo consigo nuevas problemáticas, como el empoderamiento de la Defensa Nacional y su intervención en políticas y actividades que pertenecían a las Secretarías de Estado encabezadas por civiles.
Hoy en día la seguridad debería ser vista como una función única de la que se desprendan la seguridad pública, la seguridad interior y la seguridad nacional, de la que debería estar contenida en el texto constitucional.
La configuración de la estrategia de seguridad en el país compromete un complejo entramado de sistemas y subsistemas políticos, económicos y sociales locales, cuyas formas se entretejen con los sistemas regionales o federales.
Cuando carecen de sincronía estos sistemas sumados a otros factores, es cuando viene el debilitamiento de las autoridades y las instituciones y comienzan a surgir alteraciones en las dinámicas en las relaciones políticas, económicas, sociales y de seguridad que incluye vacíos de poder, que son aprovechados por la delincuencia, que vienen a substituir la autoridad formalmente constituida.
Por eso es necesario reformar el modelo de seguridad.
*Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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