La población de 15 a 29 años registra la mayor tasa de desempleo. Si trabaja, percibe los salarios más precarios y accede menos a servicios de salud o a la seguridad social. La juventud es, además, el blanco de los grupos criminales.
- Ninguna política gubernamental ha logrado revertir las desigualdades que viven los menores de 30 años, ni el programa social Jóvenes Construyendo el Futuro, lanzado en 2019 para “impulsar las oportunidades laborales” de la juventud que no trabaja ni estudia. Sin embargo, no ha logrado que más jóvenes consigan un trabajo digno.
La organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza lo documenta en el reporte Ir a la raíz de la pobreza: en diciembre de 2018 había 3.2 millones de jóvenes registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en un puesto de trabajo formal. Para julio de 2023, la cifra disminuyó a poco más de 3 millones. Es decir que, en casi cinco años, 152 mil jóvenes salieron del empleo formal.
El impacto de Jóvenes Construyendo el Futuro
Cuando arrancó este programa social, uno de los más importantes del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, se identificó un total de 5.7 millones de jóvenes fuera de la escuela y sin trabajo, los cuales constituían la población potencial del programa.
- De 2019 a marzo de 2023, 2.7 millones de estos jóvenes habían recibido el apoyo, según informó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, dependencia a cargo de la iniciativa.
- Los beneficiarios de 18 a 29 años han recibido transferencias monetarias, que pasaron de 3,600 pesos mensuales a 6,310. El requisito es que participen durante un año en una de las empresas registradas en el programa, a cambio del dinero y de seguro social.
- Un estudio oficial de la Secretaría del Trabajo, titulado El efecto del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, concluye que seis de cada 10 que participan en el programa encuentran trabajo.
A decir de Rogelio Gómez, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, con esos resultados tendría que notarse un aumento en el número de jóvenes con trabajos formales. Sin embargo, los datos disponibles sobre empleo, tanto del IMSS como del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), muestran una realidad diferente.
- En 2018, el grupo de 15 a 29 años representaba 33% del total de los trabajos formales registrados en el IMSS. Cinco años después, en 2023, esta proporción bajó a 30%.
Al analizar los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del Inegi, Gómez apunta que sí se nota que 400,000 jóvenes más tienen un empleo formal, pero es una cifra lejana a lo esperado.
- “Si, como dice el anuncio oficial, seis de cada 10 jóvenes que participan en el programa encuentran trabajo y 2.7 millones han participado, tendríamos que ver un efecto de alrededor de 1,600,000 jóvenes trabajando”, calcula.
- Pese a que en cinco años se han invertido 91,000 millones de pesos en Jóvenes Construyendo el Futuro, como reportó la Secretaría del Trabajo, no hay certeza del impacto positivo en el empleo formal de este programa.
“Yo no puedo decir que (los beneficiarios) no entraron a trabajar, porque no hay cómo. Lo que sí puedo decir es que no veo que sea mayor el incremento en participación laboral de jóvenes del que había antes y hay cero más jóvenes en trabajos formales que los que ya había en el inicio del sexenio”, explica Gómez.
Puntos débiles
Con Jóvenes Construyendo el Futuro, este gobierno implementó una política pública para esta población que era necesaria, reconoce Gómez. Pero fallas en el diseño del programa lo han desviado de sus objetivos. Dos puntos son los más graves: un laxo registro de los centros de trabajo y, como sucede con otros programas sociales, no llega a quienes más lo necesitan.
A los centros laborales no se les pidió RFC y, como documentó una investigación periodística de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), en el programa hay personas físicas registradas como empresas, tiendas de abarrotes, negocios informales y hasta funcionarios públicos.
“No quiero minimizar ningún tipo de trabajo, pero si lo que quieres es resolver la empleabilidad de jóvenes, me parece que eso no añade mucho. Entonces, la probabilidad de que la mayoría de esos jóvenes no estén yendo a un centro de trabajo y que, sobre todo, no estén aprendiendo nada, es altísima”, indica.
- Por otra parte, agrega Gómez, 65% de los beneficiarios tienen estudios universitarios y mejores condiciones de vida. No significa que ellos no requieran el apoyo, pero esto demuestra que los jóvenes de contextos más adversos y con rezago educativo acceden menos al programa. El problema es que son ellos quienes enfrentan más barreras para conseguir un empleo digno.
- De acuerdo con el informe de Acción Ciudadana, existen 7 millones de personas de 12 a 24 años con rezago educativo. De ellas, 3 millones se ubican en los cuatro primeros deciles con menos ingresos y 91% son mujeres. Estos jóvenes pobres tienen cuatro veces más probabilidades de rezago educativo. Sin educación, las oportunidades laborales dignas son escasas para ellos y no es suficiente con un apoyo económico, señala el experto.
“Este sector que llamamos jóvenes sin oportunidades, que la mayoría son mujeres, requería ser visto y requería una política pública. Entonces, por primera vez apareció, pero se concentró en transferencias monetarias y lo demás no importó”.
El 56% de los jóvenes mexicanos viven pobreza
Hasta seis de cada 10 jóvenes en México enfrentan un panorama de pobreza, desempleo y precariedad laboral, sin oportunidad de estudiar o sacudirse los estigmas de vagos, ninis o generación de cristal.
- La organización Junior Achievement México advirtió que las cifras oficiales, publicadas por el Inegi, evidencian que 56% de los mexicanos, de 15 a 29 años, viven en condiciones económicas y sociales “desfavorables”.
- Refirió que dicha cifra evidencia que 17.4 millones de jóvenes, de un total de 31.2 millones, enfrenta un panorama marcado por el desempleo, pobreza o empleo precario, con un ingreso promedio que ronda siete mil 300 pesos al mes.
La organización –dedicada a impulsar programas de educación y empoderamiento juvenil– señaló que la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) reporta que la informalidad laboral afecta a 66.9% de dicha población.
- Y, por si fuera poco, este año la tasa desempleo entre las personas menores de 30 años llegó a 5.7%; cifra que casi duplica la media nacional de 2.9%, que se registró al cierre de septiembre pasado.
Vagos, ninis y jóvenes de cristal
Frente al panorama descrito, la organización civil Alianza Jóvenes con Trabajo Digno advirtió que este sector enfrenta los efectos de la discriminación y los estigmas sociales, derivados de la falta de oportunidades.
- Apuntó que antes de analizar las causas del desempleo o la pobreza, para un importante número de personas es más fácil señalar “a los jóvenes sin oportunidad como ninis, vagos o generación de cristal”.
- Aunque, con estos calificativos”se les cierran las puertas y los culpan –en lo individual– de situaciones que en realidad son problemas estructurales”, generados por las fallas de los sistemas de educación, trabajo y desarrollo social.
- “En el país hay 10.2 millones jóvenes que tienen trabajos precarios, que no cuentan con ingreso suficiente o con seguridad social, pero quienes no tuvieron las mismas ventajas que tú, también tienen talento y derecho al trabajo digno.
“Hay cosas que deberían poder elegirse, como qué estudiar y en dónde trabajar; ¿por qué más de 20 millones de jóvenes en México no pueden elegir?”, planteó la organización civil a quienes usan los calificativos vagos o ninis.
Escasez vs falta de empleo
La directora general Junior Achievement México, Paula Pastor Flores, explicó a Publimetro que los jóvenes y las empresas del país enfrentan una paradoja, marcada por tres momentos: el primero, la escasez de talento.
- La firma global de capital humano ManpowerGroup reportó que 69% de los empleadores reportan dificultades para encontrar el talento que necesitan y cubrir las plazas de trabajo disponibles.
- Otro factor, apuntó Pastor Flores, es la falta de habilidades blandas entre los jóvenes –como liderazgo, trabajo en equipo y solución de problemas–, además de poca experiencia profesional; cuyas consecuencias solo pueden ser atacadas a través de capacitación como la que impulsa Junior Achievement.
Mientras que el tercer momento, está marcado por la falta de información de los jóvenes acerca de cómo funciona el mercado laboral y la capacidades que necesitan para concretar una oportunidad y tener acceso a un mejor salario: como la experiencia, habilidades y conocimientos.
“De repente las empresas están buscando un perfil y los jóvenes tienen ese perfil, pero después los jóvenes te dicen ‘quiero ganar tres salarios mínimos; pero, para tener ese ingreso necesitas experiencia y ciertas habilidades.
“Y te diría que, por lo menos, 50% de quienes buscan empleo no tiene la información necesaria sobre los puntos mencionados”; los cuales son clave para terminar con la paradora de la creciente demanda de trabajo, escasez de talento y la necesidad de mayor ingreso, subrayó directora general Junior Achievement México.
Jóvenes excluidos del trabajo
La Alianza Jóvenes con Trabajo Digno reportó que en México hay:
- 7 millones 634 mil jóvenes excluidos del trabajo y fuera de la escuela.
- 3.5 millones de jóvenes buscando trabajo o totalmente disponibles para trabajar.
- 19% de las personas jóvenes padece desempleo.
- 7 mil 300 pesos al mes es el promedio del ingreso o salario.
Trabajo precario pega a jóvenes
De los 15 millones y medio de jóvenes que trabajan en México:
- 10 millones 800 mil carecen de ingreso suficiente para lo más básico.
- 9 millones 400 mil no tienen acceso a salud y seguridad social.
Mujeres sufren mayor exclusión:
- 24% de las mujeres jóvenes están desempleadas.
- 1 millón 846 mil están desocupadas o totalmente disponibles para trabajar.
- 3 millones 765 mil no están disponibles para un empleo, pero “trabajan” en su casa –en quehaceres domésticos– sin remuneración.
Jóvenes en el mercado laboral
Con base en datos del Inegi y Coneval, la alianza reportó que en el país existen:
- 31 millones 221 mil 786 jóvenes de 15 a 29 años de edad.
- 17.4 millones (56%) en pobreza, exclusión y precariedad.
- 5.2 millones sin trabajo.
- 8.3 millones en trabajos precarios, con bajo sueldo y/o sin prestaciones.
- De estos últimos:
- 5.1 millones carecen de Seguro Social.
- 2 millones cuentan con ingreso suficiente, pero reporta carencias laborales.
- 1.2 millones solo carecen de Seguro Social.
- Ademas, 3 millones 855 jóvenes son estudiantes en pobreza.
El 30% de los jóvenes no ha superado el nivel educativo de sus padres
El 30% de los jóvenes en México no ha superado el nivel educativo de sus padres y madres. Aunque es mayor la proporción de personas de entre 18 y 24 años de edad que sí ha logrado mayor formación profesional, el crecimiento de esta población se ha estancado.
- Esto es lo que señala el reporte Movilidad social educativa en México, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). La escolaridad abre “posibilidades de obtener mejores empleos y una mejor calidad de vida”, indica.
- La investigación del CEEY, basada en los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, encontró que apenas el 14% de jóvenes con padres que estudiaron la primaria, o menos, pudieron cursar una carrera profesional.
- Es decir, nueve de cada 10 jóvenes con padres que tienen educación básica, llegan a las universidades. En cambio, “seis de cada 10 personas entre 18 y 24 años cuyos padres cuentan con estudios profesionales o más tienen el mismo nivel educativo”.
Este dato cobra mayor relevancia al observar que las carreras de Medicina de especialidad; Finanzas, banca y seguros, Medicina general; Ingeniería en electrónica y automatización e Ingeniería en electricidad y generación de energía son las mejores pagadas en México, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
De las más de 5.1 millones de personas trabajadoras que no terminaron la primaria, más de 2.7 millones gana menos de un salario mínimo, es decir, el 53%, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Una de cada 10, además, tiene que trabajar más de 48 horas a la semana para alcanzar esa remuneración que no llega ni al límite legal.
Mujeres con mayor movilidad educativa
Otro hallazgo relevante de esta investigación es que, “sin importar el nivel educativo de sus padres, en promedio las mujeres entre 18 y 24 años de edad tienen más años de educación respecto a sus padres que los hombres en el mismo grupo de edad”.
- Las jóvenes tienen 2.6 años de educación más que sus padres y madres, mientras que los hombres tienen 2.2 años más en promedio. “La desigualdad educativa se ha reducido entre hijas e hijos y sus padres y madres”, dice el informe.
Estos logros educativos han sido obtenidos por las jóvenes a pesar de la violencia estructural de género. “Una de cada 10 alumnas de primaria se siente infeliz por ser niña, y el porcentaje se duplica a una de cada cinco cuando llega a la escuela secundaria” reveló el informe Discriminación de Género en la Educación: La violación de los derechos de las mujeres y las niñas.
- Dicho documento fue elaborado por la Campaña Mundial por la Educación, un movimiento de la sociedad civil que promueve la educación a nivel global. Data de 2012, cuando las jóvenes que actualmente han superado la escolaridad de sus padres en México estaban en la primaria y la secundaria.
- Otro obstáculo en su vida escolar han sido las condiciones para gestionar su menstruación.
- El 20% de las niñas, adolescentes, mujeres o personas con capacidad de menstruar ha faltado a la escuela en su periodo menstrual, según la Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual de la colectiva #MenstruaciónDignaMéxico, Unicef y la empresa Essity.
El reporte del CEEY indica además que “las madres y padres influyen más sobre la escolaridad de los hombres que la de las mujeres entre 18 y 24 años de edad”.
¿Y qué pasa en el ámbito rural?
Al comparar a la población del campo y la que vive en las ciudades, el CEEY señala que, “sin importar el nivel educativo de sus padres y madres, en promedio las personas entre 18 y 24 años que viven en localidades urbanas tienen más años de educación que las personas que viven en localidades rurales”.
Pero ese resultado no significa que las personas que provienen de pueblos rurales o indígenas no hayan aumentado su escolaridad y superado el grado al que pudieron llegar sus madres y padres. En promedio, las y los jóvenes de estos grupos “tienen cuatro años más de educación”.
El resultado para las mujeres y hombres de entre 18 y 24 años de edad que viven en localidades urbanas es de “2 años más de educación que sus padres”.
No obstante, este último resultado no significa que la juventud en las ciudades estudie menos que la juventud rural o indígena, sino que los padres y madres de este último grupo cuentan con menos escolaridad.
- El informe señala que las hijas e hijos con mayor diferencia de años de escolaridad respecto a sus padres se encuentran en los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca.
- En cambio, “la Ciudad de México y Nuevo León son las entidades con menor diferencia de años de escolaridad entre padres y madres e hijas e hijos”.
- Según el análisis del CEEY, “el monto de las transferencias gubernamentales educativas ha tenido una disminución entre 2016 y 2022”. En 2016, los hogares “conformados por padres con menor escolaridad” recibieron el 34% de apoyos económicos, pero en 2022 sólo recibieron el 18 por ciento, sostiene.
“El CEEY considera que una política de transferencias monetarias para la educación que procure la movilidad social debe dirigirse con mayor intensidad a quienes presentan mayores desventajas”./Agencias-PUNTOporPUNTO