La ONU demanda FINANCIAMIENTO CLIMÁTICO para implementar PLAN integral para Transición AMBIENTAL

El Banco Mundial estima que el gasto necesario en los países en desarrollo para abordar los retos asociados al cambio climático, el conflicto y las pandemias en cerca de 2,4 billones de dólares por año.

El llamado a la acción resonó desde la Universidad ADA de Bakú, donde Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención de la ONU para el Cambio Climático, instó a una colaboración colectiva en la implementación de un plan integral para la transición climática. Stiell subrayó la necesidad crítica de una inversión anual mínima de 2.4 billones de dólares en energías renovables y adaptación.

  • Enfatizando los hallazgos del Grupo de Expertos de Alto Nivel sobre Financiamiento Climático, Stiell comunicó la urgente demanda de estos fondos anuales para abordar cuestiones climáticas en los países en desarrollo, excluyendo a China.
  • Desde la ciudad anfitriona de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima COP29 en noviembre de este año, el secretario ejecutivo alertó sobre la rápida desaparición de los logros climáticos de 2023 sin un aumento significativo en la financiación.

En sus declaraciones, Stiell abogó por «torrentes, no goteos» de financiación climática, señalando que la cantidad, calidad e innovación de los recursos financieros son esenciales para generar confianza y compromisos más ambiciosos en la lucha climática global. Destacó la importancia crítica de las finanzas en la reducción de emisiones y el desarrollo de la resiliencia climática.

Advirtiendo sobre el impacto del año más cálido registrado en 2023, Stiell subrayó la necesidad de un «esfuerzo olímpico» en los próximos dos años para avanzar hacia los objetivos necesarios en 2030 y 2050. Enfatizó que las medidas adoptadas en este periodo determinarán la cantidad de destrucción climática que se puede evitar en las próximas dos décadas y más allá.

  • Finalmente, haciendo eco de los llamamientos de los expertos, Stiell enfatizó que para limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, las emisiones deben disminuir casi a la mitad para 2030.

América Latina debe invertir entre un 3,7 %

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó en diciembre pasado un informe sobre las necesidades de financiación y políticas necesarias en la región para la transición hacia una economía baja en carbono y resiliente al clima, así como las tendencias actuales de las emisiones regionales.

  • Presentado en Dubái durante la Conferencia de la ONU para el Cambio Climático (COP28), el informe destacó la importancia del financiamiento en sectores como la agricultura, la ganadería y la silvicultura, que a nivel regional representan el 58% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Actualmente, la financiación está dirigida principalmente a la mitigación, en detrimento de la toma de medidas de adaptación. Así, en 2020 el 89% del financiamiento climático global estuvo destinado a mitigación, un 8% a adaptación y sólo un 3% a acciones transversales.

“El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Durante años, la CEPAL ha analizado sus impactos en América Latina y el Caribe y ha encontrado que el costo de la inacción supera el costo de la acción (…) y que el calentamiento global exacerbará los efectos negativos de los fenómenos meteorológicos extremos”, advirtió el secretario ejecutivo de la Comisión.

José Manuel Salazar-Xirinachs especificó que, América Latina y el Caribe fijó el objetivo de reducir emisiones entre un 24% y un 29% para 2030, “pero, para ello, la tasa de descarbonización de la región (0,9%) tendría que ser cuatro veces más rápida”.

  • Según el estudio, cumplir con los compromisos de acción climática requiere, además, una inversión de entre 3,7% y 4,9% del PIB regional por año hasta 2030. A modo de comparación, en 2020 el financiamiento climático en América Latina y el Caribe fue de solo 0,5% del PIB regional. “Por lo tanto, cerrar la brecha de financiamiento climático requiere aumentar la movilización de recursos nacionales e internacionales entre siete y 10 veces”, añadió.
  • El documento especifica la inversión necesaria para la transición energética, la electrificación del transporte público, las medidas de mitigación para evitar la deforestación, la conservación de la biodiversidad, los sistemas de alerta temprana y la prevención de la pobreza, entre otros ámbitos.

En concreto, para las acciones de mitigación, la inversión necesaria equivaldría al 2,3%-3,1% del PIB anual de la región. Estos fondos deben financiar los sistemas de energía y transporte y en la reducción de la deforestación. El sector del transporte es el que requiere más inversiones.

  • Por su parte, las medidas de adaptación requieren entre un 1,4% y un 1,8% del PIB anual de la región. Esto incluye inversiones en sistemas de alerta temprana, prevención de la pobreza, protección de las zonas costeras, servicios de agua y saneamiento y protección de la biodiversidad. En esta categoría, las mayores cantidades se destinan para agua y saneamiento, señaló el documento.

¿Tienen los países el dinero necesario para luchar contra el cambio climático?

El cambio climático es el reto más urgente que enfrenta la humanidad hoy, representa una amenaza existencial a la vida tal y como la conocemos. La pregunta entonces es, ¿Por qué no hemos hecho más?

Nos parece que en algunos círculos existe la preocupación de que los costos pueden ser “demasiado altos” para los Gobiernos, y por lo tanto se tiene el temor de hacer los cálculos exactos pensando que estos ratifiquen que en efecto son inalcanzables, especialmente en el corto plazo.

Esto es particularmente cierto en el caso de los funcionarios públicos encargados de equilibrar los presupuestos nacionales, una responsabilidad muy importante que, sin embargo, no deja mucho espacio para nuevas iniciativas (especialmente si son costosas), independientemente de su relevancia.

  • El Banco Mundial estima que el gasto necesario en los países en desarrollo para abordar los retos asociados al cambio climático, el conflicto y las pandemias en cerca de 2,4 billones de dólares por año.

De esto, el gasto asociado exclusivamente al cambio climático y la resiliencia es de alrededor de 1,5 billones. A primera vista parece un monto altísimo – un monto que efectivamente le podría quitar el aliento a los ministros de Hacienda o a los encargados del presupuesto alrededor del mundo, pero ¿Qué significa esto exactamente en términos prácticos?; ¿es posible encontrar y asignar estos recursos?

  • Como un primer intento para abordar estas preguntas presentaremos unos cálculos básicos para estimar los costos aproximados para el sector público, nuestro objetivo es mostrar que los costos del financiamiento del cambio climático no son inalcanzables.

Desglosando los 1,5 billones

Empecemos por asumir que los 1,5 billones que se necesitan tanto del sector público como del sector privado pueden dividirse en la misma proporción en la se divide tradicionalmente la inversión fija bruta. De acuerdo con los Indicadores Globales de Desarrollo, en promedio estos porcentajes son del 75% para el sector privado y 25% para el sector público.

Generar estos recursos en el sector privado no será una tarea fácil; y sí, estamos conscientes que mucha gente piensa que en el caso específico del cambio climático esto requerirá un porcentaje más alto de recursos públicos, garantías, subsidios, etc. Permítanos dejar estos temas de lado por un momento.

  • La división entre 75 y 25 implica que el sector público necesita cerca de 375.000 millones de dólares por año. De acuerdo con los datos del más reciente World Economic Outlook (WEO), los ingresos totales de los países emergentes y en desarrollo fueron cercanos al 26% del producto interno bruto (PIB), el equivalente a unos 11,04 billones.
  • Asumiendo que los ingresos reales crecen a la misma tasa que el resto de la economía -digamos un 4%, el FMI estima crecimientos de 4% para este año y 2024 – el crecimiento total de los ingresos sería de 441.600 millones de dólares (esta cantidad, que se compone en el tiempo) suficiente para abordar los gastos asociados al cambio climático requeridos por el sector público.

Asumamos, sin embargo, (de manera más conservadora) que solo la mitad de los ingresos adicionales reales se puede dedicar al cambio climático. Esto quiere decir que el sector público tendría que conseguir 154.200 millones de dólares por año, a través de mayores ingresos, emisión de deuda, reasignaciones de presupuesto o a través de una combinación de los tres. Este último es el ejercicio que podría generar un dolor de cabeza en los responsables de equilibrar el presupuesto.

La cuestión ahora es cuánto representan los 154.200 millones de dólares. Aun cuando las características específicas dependerán de cada país, estos números no parecen inalcanzables.

Usando nuevamente los datos del WEO encontramos que el gasto gubernamental total de lo países emergentes y en desarrollo fue de alrededor del 31% del PIB en 2022, equivalentes a 13,16 billones de dólares; esto significa que los fondos necesarios representan en promedio alrededor del 1,2% del presupuesto total del Gobierno, un monto importante, pero manejable.

Encontrando los recursos necesarios

El monto requerido no es una cantidad menor, pero ciertamente está lejos de los 1,5 billones originales. Una parte de ellos pueden ser generados a través una mejor gobernanza y mediante políticas fiscales prudentes. Por ejemplo, sabemos que las prácticas de traslado de beneficios y de erosión de la base tributaria ocasionan perdidas anuales para los países por ingresos no recibidos de entre 100.000 y 240.000 millones de dólares al año.

  • Esto implica que el fortalecimiento de la recaudación local, a través de la mejora de la administración tributaria, así como la política tributaria (incluyendo, aunque no necesariamente, los impuestos al carbono) pueden contribuir a generar recursos valiosos para que los países puedan cumplir con sus objetivos de cambio climático. Por supuesto, nadie quiere pagar más impuestos, pero estos montos están en una escala manejable.

Al mismo tiempo, y si asumimos que la deuda se encuentra en el estado estacionario y que por lo tanto crecerá a la misma tasa de la economía (nuevamente suponemos 4% por año), la deuda neta pude incrementarse en alrededor de 84.900 millones de dólares por año, una parte de la cual puede ser utilizada por los Gobiernos en la lucha contra el cambio climático./Agencias-PUNTOporPUNTO

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