La Agencia Europea de Fronteras (Frontex) publicó este martes un informe, según el cual en 2023 hubo 380 mil intentos de entradas irregulares en la Unión Europea, el mayor número total y el mayor incremento porcentual desde 2016.
Según la agencia europea con sede en Varsovia, el año pasado subieron un 17 % los casos de migración irregular en las fronteras de la Unión, lo que, en palabras del director de Frontex, Hans Lejtens, «muestra el desafío» que supone custodiar las fronteras europeas.
El documento de Frontex confirma que la región del Mediterráneo central fue la ruta más activa en migración irregular y es también una zona donde, en los últimos tres años, se registró una tendencia ascendente en el número de ingresos.
- 158 mil de los migrantes irregulares detenidos por Frontex en 2023 fueron interceptados en el Mediterráneo central, un 50% más que en 2022.
- En cuanto a la nacionalidad de las personas que trataron de llegar de manera ilegal a la UE, la mayoría de ellos eran sirios, seguidos de guineanos y afganos.
- Además, esas tres nacionalidades juntas acapararon el 37% de las detenciones, con una creciente presencia de personas procedentes de los territorios palestinos.
Frontex destaca en su informe que en el Mediterráneo oriental se consolida la tendencia iniciada tras el fin de la pandemia, con un aumento continuo en las infiltraciones por vía marítima que se concretó en 60 mil detenciones en 2023.
Por otra parte, la agencia de migración comprobó que cada vez más menores no acompañados tratan de entrar en Europa: un 28% más que en 2022, hasta un total de 20 mil.
Del total de personas detenidas por Frontex en 2023, aproximadamente el 10% eran mujeres y el 10% menores de edad de ambos sexos.
Cambio climático y la migración marcará las elecciones europeas
Un estudio publicado por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) predice un enfrentamiento en las elecciones de junio entre los más preocupados por la extinción de la vida humana debido al cambio climático, y los que temen la «desaparición de su nación e identidad cultural» debido a la inmigración.
- Las conclusiones se basan en sondeos realizados en once países europeos -entre ellos nueve naciones de la UE que representan el 75% de la población del bloque- que sugieren que los votantes europeos pueden dividirse en cinco «tribus de crisis».
- Cada tribu está preocupada principalmente por una de las cinco «crisis» que afectan al continente: el cambio climático, las turbulencias económicas mundiales, la inmigración, la pandemia COVID-19 y la guerra de Rusia en Ucrania.
«Le hicimos a la gente una pregunta muy sencilla: ¿cuál de ellos consideran que es el hecho que más ha influido en su forma de ver el futuro?», ha explicado Pawel Zerka, investigador de políticas del ECFR. Según Zerka, los votantes más preocupados por el cambio climático y la inmigración tienen más probabilidades de «dirigir el debate» en las elecciones europeas de junio, ya que son los más movilizados para votar.
- Aquellos que consideran que la inmigración es el problema que más afecta a su futuro «tienden a votar a partidos de extrema derecha o antieuropeos», como Alternative für Deutschland (AfD) en Alemania o Reconquête o Rassemblement National en Francia, explicó Zerka. Los más preocupados por el cambio climático se inclinan por los partidos verdes o de izquierdas, y son los más europeístas.
Según Zerka, un tira y afloja entre los grupos de votantes movilizados por estos dos temas destacados, el cambio climático y la inmigración, podría polarizar aún más el voto en la UE.»Hay un bucle de retroalimentación muy fuerte entre los dos. Cuanto más hablan la AfD o Marine Le Pen de los peligros de la inmigración, más se moviliza la parte más proeuropea del electorado para frenar ese discurso», ha asegurado.
«Al mismo tiempo, los más pro-clima (…) movilizan no sólo a sus propios votantes, sino también a los que forman parte de la tribu de la inmigración. Porque la política climática, tal y como la proponen las instituciones de la UE, suele ser criticada (por la extrema derecha) por atentar contra la soberanía de los Estados-nación e ir en contra de los intereses de los hogares», ha añadido.
- Las conclusiones del estudio se basan también en el sorprendente resultado de las elecciones legislativas de noviembre en Países Bajos, que podría sentar un precedente a escala europea.
- El Partido por la Libertad de Geert Wilders, de extrema derecha, ganó las elecciones tras una campaña marcada por una agresiva retórica antiislamista y antiinmigración, mientras que la alianza de izquierdas proclimática liderada por Frans Timmermans quedó segunda.
- Los sondeos también pronostican un aumento del apoyo a los partidos de extrema derecha que hacen campaña con una fuerte retórica antiinmigración en muchos de los principales países de la UE, entre ellos Francia y Alemania.
El estudio del ECFR divide a los votantes europeos en cinco grandes «tribus de la crisis», que varían en función del país, el sexo, la edad y el nivel de estudios.
A la pregunta de cuál es el tema que más influye en su futuro, los votantes de Francia (27%) y Dinamarca (29%) respondieron que el cambio climático.
- La inmigración ocupó el primer lugar en Alemania(31%), un tema que, según Zerka, podría resultar crítico en las elecciones europeas de junio, ya que Alemania «envía el mayor número de diputados al Parlamento Europeo».
- Se considera que las turbulencias económicas mundiales afectan sobre todo a las perspectivas de futuro de los votantes en Italia (34%) y Portugal (34%), donde la crisis del euro ha tenido repercusiones duraderas.
- La invasión rusa de Ucrania es la preocupación predominante en Europa del Este, incluida Estonia (40%), vecina báltica de Rusia, donde se teme que Putin pueda atacar a otros Estados postsoviéticos, y Polonia (31%), fronteriza con Ucrania, donde más de un millón de ucranianos se han refugiado desde el comienzo de la guerra.
Los menores de 29 años son los más proclives a nombrar el cambio climático (24%), mientras que las generaciones de más edad son más proclives a elegir la inmigración que sus homólogos más jóvenes. Los mayores de 70 años son los más movilizados por la guerra de Ucrania, posiblemente debido a su experiencia de la Guerra Fría en el siglo XX.
Los europeos con mayor nivel educativo también son más propensos a considerar el cambio climático como la mayor crisis que afecta a su futuro.
- Mientras los partidos de la periferia intentan movilizar a los votantes basándose en sus miedos y ansiedades, los autores del informe predicen que las fuerzas más centristas y moderadas podrían «tener dificultades para entusiasmar a sus seguidores para que voten en las elecciones europeas», al intentar apelar a los votantes afectados por todas las crisis.
«Representan a un grupo más amplio de personas, pero carecen de un tema único sobre el que puedan movilizar a sus votantes», h afirmado Zerka, que añade que esto crea agrias divisiones internas en los partidos respecto a los temas electorales sobre los que hacer campaña.
«El resultado final es que la corriente dominante pierde credibilidad a la hora de debatir esos temas si muestran divisiones internas tan fuertes», ha afirmado.
«Pero no debemos olvidar que las elecciones europeas siguen siendo en su mayoría una suma de 27 elecciones nacionales diferentes, y por tanto, esta lógica de que el clima y la inmigración son tan importantes no siempre será cierta en todos los países», ha añadido.
«Pero vemos grandes posibilidades de que aparezca al menos en varios Estados miembros muy importantes, con el consiguiente impacto en el resultado final de las elecciones».
Europa se decanta por la línea dura contra la inmigración irregular
Las posturas más duras sobre migración van ganando terreno en Europa. En octubre pasado, en una reunión paralela durante la cumbre de Granada, los líderes de Reino Unido, Italia, Francia, Países Bajos, Albania y la Comisión Europea se emplazaron a tomar medidas conjuntas para reforzar las fronteras y para detener a los barcos de las mafias que llevan a las costas de Europa a las personas en situación irregular, y a detenerlos incluso con iniciativas y cooperación conjuntas, según fuentes comunitarias al corriente del encuentro, celebrado a puerta cerrada.
Es un tema controvertido que tiene, además, un encaje complejo dentro del derecho internacional. La gestión de la inmigración y las tensiones entre los países europeos estarán muy presentes este viernes en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE.
- Polonia y Hungría, contrarios a cualquier acuerdo comunitario sobre inmigración, amenazan con bloquear cualquier declaración común de la cumbre si se aborda este asunto. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha criticado, el pacto migratorio europeo y ha asegurado que Varsovia y Budapest han sido “legalmente violadas” por el acuerdo, que implica un cierto reparto de solicitantes de asilo cuando se produzca un número extraordinario de llegadas a la UE.
“Hemos sido legalmente violados, forzados legalmente a aceptar algo que no queríamos”, ha dicho el ultraconservador populista húngaro empleando una metáfora enormemente desafortunada. También el ultraconservador polaco, Mateusz Morawiecki, embarcado además en campaña electoral, habló del “dictado de Berlín y Bruselas”.
El asunto, extremadamente tóxico políticamente en algunos Estados miembros, se están calentando. Las llegadas irregulares a Europa y cómo afrontarlas no estaba como tema de agenda en la cita de la Comunidad Política Europea en Granada.
- Pero el primer ministro británico, Rishi Sunak, y su homóloga italiana, Giorgia Meloni, que querían un debate europeo común, han promovido un encuentro que no ha gustado a España, anfitriona de la cumbre, ni a Alemania, que no estuvo presente en la reunión paralela del jueves.
- En septiembre de 2023, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni —promotora junto al primer ministro británico, Rishi Sunak, de la cita paralela— reclamó a la UE patrullas para detener a los migrantes en el mar.
- La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que está escorando su discurso sobre migración cada vez más a la derecha, se mostró abierta a “explorar” las misiones navales en el Mediterráneo. Controlar en el mar las llegadas en operaciones que no se dediquen, además, al salvamento es complejo y puede no estar amparado en el derecho internacional.
“Hemos llevado a cabo un trabajo conjunto para luchar contra los traficantes y parar sus movimientos”, ha explicado el presidente francés, Emmanuel Macron, en una conferencia de prensa tras la cumbre.
La reunión paralela de Granada ha servido para “buscar enfoques comunes”, según fuentes conocedoras de la reunión, y para visibilizar que la inmigración irregular no empieza ni termina en las fronteras exteriores de Europa.
Los Seis de Granada son, además, férreos defensores de acuerdos con países de origen y tránsito para controlar las llegadas. Acuerdos como el controvertido con Túnez, cuyo Gobierno está señalado por las vulneraciones a los derechos humanos y ataques a los migrantes, que recibe asistencia económica de la UE para gestionar los flujos migratorios; es decir, fondos a cambio de cerrar las puertas.
- La Comisión Europea está ahora diseñando nuevos acuerdos como el de Túnez y sondea ya a Egipto o Nigeria. Y se espera que la presidenta de la Comisión Europea, que estuvo presente en la reunión paralela, ponga al día sobre el asunto a los líderes de los Veintisiete este viernes.
- Sin embargo, el acuerdo de Túnez está a punto de descarrilar por las andanadas del presidente del país magrebí, Kais Said, que está tratando de obtener más fondos y se ha embarcado en una sonora y hostil disputa pública con los oficiales europeos.
- Said ha asegurado que ha rechazado la ayuda pública por “irrisoria”, el comisario de Ampliación y Vecindad, Oliver Varhelyi, sin embargo, afirma, mostrando documentos tunecinos, que Túnez ya ha cobrado y ha exigido a Said que devuelva la ayuda si no la quiere.
Lo sucedido con Túnez muestra que el tema migratorio está cada vez más caliente en todos los frentes y que el debate puede no apagarse.
En vísperas de la cumbre de Granada, los Veintisiete acordaron el último reglamento —el de gestión de crisis— para cerrar el pacto migratorio, un paquete de normas que restringen aún más las posibilidades de entrada y solicitud de asilo y marca cuotas obligatorias de acogida a repartir entre todos los Estados miembros o el pago de 20.000 euros por cada solicitante de asilo rechazado.
- Hungría y Polonia, que rechazan cualquier política migratoria común, ya han dicho que tratarán de buscar medios para bloquear estas regulaciones.
El asunto amenaza, incluso, la declaración que los líderes aspiran a rubricar en la cumbre de Granada, un texto que urge a iniciar las reformas internas de la UE previas a la próxima gran ampliación hacia el este y a reforzarla industria de defensa, según el último borrador.
- “La inmigración es un desafío europeo que requiere una respuesta europea”, dice el borrador de la declaración.
“No permitiremos que los contrabandistas decidan quién entra en la UE”, dice el texto en el que Varsovia y Budapest exigen que se incluya un punto que indique que cualquier decisión sobre migración debe tomarse por unanimidad. Ahora estas decisiones se toman por mayoría, lo que impide que el veto de Hungría y Polonia secuestre los acuerdos. Varsovia y Budapest amenazan con no firmar la declaración de Granada si no se atiende su reclamo, aunque el texto podría salir sin mencionar la inmigración.
Solo dos países de Europa se oponen a medidas contra migración
En los últimos meses, la migración ha sido el centro de los debates en los países europeos. Geert Wilders, el ultra-derechista holandés, ganó recientemente las elecciones de su país, en las que defendió “prohibir el Corán” y oficializar una política contra el asilo y los migrantes. Holanda, quizá el país más liberal de Europa, se empieza a cerrar.
- Wilders hace parte de un fenómeno transversal, que se repite de país en país, y es encabezado por Giorgia Meloni en Italia, Viktor Orban en Hungría o, hasta hace poco, los polacos del partido Libertad y Democracia.
Ellos, sin distingo, le han exigido a la Unión Europea (EU) que tome medidas para frenar la llegada de miles migrantes ilegales, solicitud que no ha sido recibida positivamente por el bloque europeo. Ante la negativa, los líderes de ultra-derecha, en diferentes momentos, han decidido tomar medidas unilaterales: militarizar las costas del mediterráneo italiano, cerrar las fronteras ucranianas, o bloquear la entrada de migrantes que profesen el Islam.
- En la UE, en 2023, hubo 874.000 solicitudes de asilo, de las cuales casi 650.000 se registraron en los ocho primeros meses de ese año. Ellos se suman a los 4,2 millones de ucranianos a los que se ha concedido protección temporal desde la invasión a gran escala de Rusia en febrero de 2022, según la BBC.
- La centro-derecha europea, sin embargo, no es ajena al debate migratorio. Transita permanentemente en medio del dilema de oponerse a la migración o tener medidas a favor de ella. Esta complejidad se deriva de que algunos políticos de esta tendencia entienden que la antinmigración es una bandera de la derecha dura, por la que no vale la pena luchar. No todos piensan así.
Recientemente, Europa ha visto la aparición de una centro-derecha antinmigración, que se opone a lo dicho anteriormente. Rishi Sunak, el primer ministro de Reino Unido, de padres de la India, ha presentado ante el Parlamento un proyecto que busca enviar a Ruanda a los solicitantes de asilo de este país, con el propósito, por esta vía, de ganar apoyos en las bases obreras en la Inglaterra meridional, que votó en masa por las políticas anti migratorias que iba a generar el Brexit.
- Emanuel Macron, que para muchos es de centro-derecha, también ha propuesto una reforma, en diciembre, con la que busca un “escudo” contra la masiva llegada de personas, a partir de una legislación que dificulta la llegada de la familia de migrantes ilegales y no le permite acceder a prestaciones sociales.
Alemania, que en su momento abrió las puertas de su país a un millón de sirios, y hoy es gobernada por una coalición de centro-izquierda, celebró la medida tomada por Francia y reconoció que se ha equivocado en su política migratoria./PUNTOporPUNTO
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