TEXTO ÍNTEGRO: CRISIS en el CAMPO MEXICANO; falta de agua Colapsa PRODUCCIÓN de ALIMENTOS

La sequía en México disminuyó producción de maíz y otros granos, por lo que se incrementaron importaciones para cubrir la demanda nacional; esto, a su vez, aumentó precios para consumidores y productores de carne que usan granos para alimentar animales, causando un riesgo a la seguridad alimentaria​.

La escasez de agua en el país ha impactado al campo mexicano. Hasta septiembre pasado, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) reportó 502 mil 550 hectáreas de cultivos siniestrados, principalmente por estiaje. A la par, productores y campesinos solicitaron apoyo ante la sequía prolongada, la cual, el mes pasado, llegó a 74.96% del territorio nacional.

  • Por otra parte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), también reportó que el sector agrícola en México está padeciendo una crisis histórica por una sequía prolongada.
  • El director del Centro de la OCDE en México para América Latina, Mario López Roldán, refirió que la sequía afecta a cerca de 75 por ciento del territorio nacional, de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).

Los factores están afectando a los sectores agrícolas de toda la región, incluido México, son los efectos de la crisis climática mundial, las presiones inflacionarias globales, la persistencia de cuellos de botella en el comercio mundial, ahora dos guerras activas y niveles récords el violencia, crimen organizado e inseguridad pública en América latina.

“Hoy más que nunca se necesita de políticas públicas eficaces basadas en evidencia, prognosis certera y mejores prácticas internacionales”, subrayó López Roldán en una videoconferencia, durante la presentación en español del informe “Perspectivas Agrícolas 2023- 2032”, de la OCDE y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

Por su parte, el coordinador general de Agricultura de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Santiago José Arguello Campos, refirió que en 2018, al inicio del actual Gobierno, México tenía cerca de 38 por ciento de soberanía en la producción de fertilizantes.

  • No obstante, con la pandemia de Covid-19, con la pandemia y conflictos geopolíticos encarecieron tremendamente, al igual que todo el mundo, la mayor amenaza no era el abasto de alimentos, sino la caída de la productividad por falta de fertilización, al no tener acceso a los fertilizantes importados.

Ante este panorama, recordó, el Presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un el compromiso de incrementar al término del 2024 este coeficiente de soberanía nacional en la producción y abasto de fertilizantes.

  • Así, México ha logrado pasar de una soberanía en la producción de fertilizantes de 38 por ciento en 2018 a 53 por ciento este año y se espera llegar a 60 por ciento, como lo prometió el mandatario en 2024.
  • El funcionario de la Sader precisó que no sólo se debe garantizar el abasto de fertilizantes, sino también lograr optimizar los costos de producción.
  • La coordinadora de Diseño de Proyectos e Iniciativas de la FAO en México, Lizbeth Rodríguez Pestaña, dijo que el informe “Perspectivas Agrícolas 2023- 2032”, muestra que el incremento en los costos de fertilizantes llevan a precios más altos de alimentos.

De acuerdo con un análisis de escenarios realizado por la OCDE y la FAO se estima que por cada aumento de 1.0 por ciento en los costos de los fertilizantes, los precios de los productos básicos agrícolas aumentarían hasta 0.2 por ciento.

  • Se prevé, apuntó, que el consumo mundial de alimentos —el uso principal de los productos básicos agrícolas— aumentará hasta 1.3 por ciento al año durante el periodo 2023‑2032, un ritmo más lento que el del decenio anterior debido a la desaceleración prevista del crecimiento de la población y al aumento del ingreso per cápita.

Mencionó que las “Perspectivas Agrícolas 2023‑203” de la FAO y la OCDE se presentan estimaciones mejoradas para el consumo de alimentos al incorporar por primera vez métodos para calcular la pérdida y desperdicio de alimentos.

Además, ofrece una evaluación de las perspectivas a 10 años para los mercados de productos básicos agrícolas y pesqueros a escala nacional, regional y mundial.

Chihuahua, el estado más afectado

Chihuahua, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán, Nuevo León y Tamaulipas son los estados con mayor superficie agrícola afectada, de acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Sader. Se trata de entidades con más de 70% de su extensión con algún grado de sequía.

  • Del total de hectáreas agrícolas impactadas, 465 mil 943 corresponden a producción de temporal, la cual depende del comportamiento de las lluvias y de la capacidad del suelo para captar el agua.
  • De acuerdo con información de expertos quienes fueron consultados por Excelsior, aseguraron que la falta de tecnificación, así como de políticas públicas que impulsen el tratamiento y reúso de agua, agravan la alerta en el campo mexicano.

Ante ello, proponen invertir en tecnología para la agricultura, sobre todo en materia de riego y monitoreo en tiempo real de la humedad del suelo, y promover sistemas alternos de captación de agua, como las granjas de humedad.

  • La escasez de agua en el país, debido a la falta de lluvias, tiene en jaque al campo mexicano, con pérdidas que impactan tanto en las ganancias de los productores como en el bolsillo de los mexicanos.
  • Hasta septiembre pasado, la superficie de cultivos siniestrada en el país, principalmente por estiaje, alcanzó 502 mil 550 hectáreas correspondientes a 24 entidades. Las más afectadas son Chihuahua, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán, NL y Tamaulipas.
  • De esta cifra, sólo 36 mil 607 hectáreas corresponden a cultivos de riego, mientras que 465 mil 943 a la producción de temporal, la cual depende del comportamiento de las lluvias y de la capacidad del suelo para captar el agua.

La cifra se disparó en el último mes, pues mientras que en agosto la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) reportaba 45 mil 171 hectáreas dañadas, para septiembre la cifra se multiplicó por 11, aproximadamente.

  • Esta crisis en el campo se da mientras que 66.1% del territorio nacional padece algún grado de sequía, en especial en estados del norte del país y el Bajío, según el monitoreo del fenómeno de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), con corte al pasado 15 de octubre. En septiembre, el indicador llegó a 74.96%, su nivel más alto este año.

De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Sader, Chihuahua es el estado con mayor superficie de cultivos siniestrados, con 193 mil 266 hectáreas de siembra afectadas. En la entidad, el Consejo de Protección Civil aprobó recientemente una declaratoria de emergencia por sequía extrema. De acuerdo con la Conagua, 98.7% del estado tiene indicadores en niveles severos y extremos.

  • Le siguen Zacatecas, con 153 mil 684 hectáreas estropeadas y 86.6% de su territorio en sequía severa y extrema; San Luis Potosí, con 64 mil 637 hectáreas afectadas, 60% de su superficie en sequía extrema y 12.6% en excepcional (el nivel más alto); Michoacán, con 39 mil 643 hectáreas dañadas y 55% de área con sequía severa y extrema; Nuevo León, con 16 mil 51 hectáreas siniestradas y 65.8% de la entidad con sequía moderada y severa, y Tamaulipas, con 13 mil 88 hectáreas impactadas y 97.7% de su superficie en sequía moderada, severa y extrema.

El frijol, el maíz en grano y forrajero, la avena en grano y forrajera, el sorgo en grano y forrajero, la cebada, el trigo y la soya son los cultivos más afectados.

Alrededor de 76% del agua en nuestro país se destina a la agricultura, sin embargo, su uso no es eficiente, alerta Juan Francisco Bustamante, presidente de la asociación Agua en México, dijo para Excélsior.

La gestión del agua no está siendo la correcta. Tenemos que cambiar esto. Si creemos que el próximo año va a llover, no. Ya lo vimos, las temporadas de lluvias están cambiando”, señala.

  • Explica que la mayor parte de los cultivos en México son de temporal, en los cuales los campesinos se adaptan al ciclo de las lluvias para la siembra. “Es preocupante que del sector que más usa agua, que es el sector agrícola, apenas 5% está tecnificado”, afirma.
  • Detalla que, en nuestro país, 90% de las tierras de riego emplean la técnica de inundación, la cual es mucho menos efectiva que otras, por ejemplo, la de goteo.
  • Ante esto, propone cambiar el enfoque del uso del agua y no concentrar los esfuerzos en las grandes obras de captación de lluvia, como presas, sino en alternativas locales, como granjas de humedad que recolectan el agua del aire, incluso en zonas áridas.

Tenemos que empezar a captar y reutilizar toda el agua que tenemos. No podemos seguirla perdiendo. Captar toda el agua de lluvia, tratar toda el agua para aprovechar esa agua que está cayendo, potabilizarla y meterla a la red”, subraya.

Pone como ejemplo a Israel, que ha logrado, inclusive, pasar de la escasez a la sobreproducción de agua, y cuya producción agrícola es en su gran mayoría (75%) de riego por goteo.

  • Para Francisco Gamboa Barrón, académico de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, ante esta problemática se requiere actualizar las políticas públicas para el campo e invertir en tecnologías para el riego y monitoreo de los cultivos en tiempo real, lo que permitiría aplicar la cantidad de agua necesaria en el momento correcto. Sin embargo, admite que son pocos los productores del país que pueden acceder a este tipo de tecnologías.

El también exsecretario de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Durango explica que, actualmente, México cuenta con una superficie de 30.2 millones de hectáreas agrícolas, de las cuales se siembran anualmente, en promedio, 21 millones, y, de éstas, sólo 30% (cerca de 6.5 millones de hectáreas, se encuentra bajo condiciones de riego.

Continuar invirtiendo en tecnología de riego, avanzada es fundamental, como la irrigación por goteo, la microaspersión, lo que pude reducir el desperdicio y aumentar la eficiencia… además, la tecnología moderna, como la sensorización, puede proporcionar también datos precisos sobre la humedad del suelo y las condiciones climáticas”, puntualiza.

Sugiere, además, continuar con el fomento de prácticas sostenibles, como la agricultura de conservación; promover el reciclaje y la reutilización del agua, y capacitar a los productores en riego eficiente y, desde el gobierno, fomentar el uso responsable del agua en los cultivos.

Sequía enciende alarmas de seguridad alimentaria

La sequía en México disminuyó producción de maíz y otros granos, por lo que se incrementaron importaciones para cubrir la demanda nacional; esto, a su vez, aumentó precios para consumidores y productores de carne que usan granos para alimentar animales, causando un riesgo a la seguridad alimentaria​.

  • Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), explicó que la sequía cubre casi 70 por ciento del territorio nacional y afecta principalmente al noreste y Bajío, influyendo en subida de importaciones, sobre todo de maíz y frijol.
  • Seguridad alimentaria, en riesgo. Resaltó que “viene lo peor”: prevé que por la sequía se reduzca la producción de primavera-verano 2023 (P-V), y si no llueve, se alcanzarán importaciones récord en este año y en 2024, pues la falta de lluvia puede ser mayor, impactando en ingresos de productores, quienes al no tener un seguro enfrentarán daños “catastróficos”.

En las principales zonas productoras de frijol, la sequía provocó daños en la superficie sembrada al final del ciclo P-V 2023, provocando 35 por ciento menos de las casi 424 mil toneladas estimadas; con esto será la segunda cosecha más baja en 30 años y el índice de seguridad alimentaria será de 88.2 por ciento, “ya no seremos autosuficientes”, explicó el GCMA en su reporte sobre los daños de la sequía.

  • En el caso del maíz, destacó que la producción nacional puede caer de 27.8 millones de toneladas a 23.1 millones, siendo una baja nacional de 17 por ciento; esto, en el peor de los escenarios, y el más alentador de ellos, es tener una producción de 25.6 millones, que es 8 por ciento menor.
  • Las importaciones estimadas para este año son de 23.4 millones de toneladas, y esto superará en 1 por ciento a la propia producción nacional, disminuyendo así su índice de autosuficiencia de 61.5 por ciento a 49.8 por ciento.

“La posición de México ante el mundo cambiaría notablemente. Aunque no seríamos desplazados del séptimo puesto como productor de maíz, la participación estará por debajo de 2.3 por ciento. En cuanto a las importaciones, si éstas alcanzan las 23.4 millones de toneladas mensuales (TM), nuestro país se convertiría en el principal importador, superando a China (23 millones de TM)”.

Escasez de agua azota al país

Según el Monitor de Sequía de México, se registró una afectación por este fenómeno en 55.78 por ciento del territorio nacional en la primera quincena de agosto del 2023, su mayor registro en los últimos cinco años para el mismo lapso.

  • En su informe, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) expone que la seguía en el país es mayor en 20.44 puntos a la registrada en los primeros 15 días de agosto del 2022, de 35.34 por ciento.

México seco, las cifras ocultas de la carestía del agua

Según las cifras oficiales, México nunca había tenido mejor acceso al agua. El 96% de las personas tienen acceso a ella, un incremento de 20 puntos en 30 años. En el papel, México avanza hacia una cobertura perfecta de agua potable.

Pero la realidad es distinta. Las cifras oficiales consideran que alguien tiene acceso al agua si su vivienda está conectada a la tubería pública, sin considerar si la tubería tiene agua. Cuando se considera esto, la imagen de México cambia: el país se está secando.

  • Desde 2006 a la fecha, cada vez menos municipios han tenido acceso a agua todos los días. Aquel año, el 61% lo tenía. Ahora, solo el 33%. Hasta 2006, cada año, el acceso al agua mejoraba, pero ahora los avances se terminaron. Tener agua diaria es un privilegio de cada vez más pocos.
  • En Baja California Sur los datos son dramáticos. Mientras en 2000 el 76% de los sudcalifornianos tenían acceso diario al agua, ahora le porcentaje ha bajado hasta el 24%. Durante 22 años, cada día, 67 personas ingresaron de promedio a las filas de quienes no tienen agua cada día en ese Estado.

La Ciudad de México también se ha ido secando. En 2000, la alcaldía Milpa Alta contaba con agua seis días a la semana, ahora solo tres. Los pozos se han secado o contaminado y los ejidatarios de Milpa Alta se oponen a abrir nuevos. Una gran cantidad de milpaltenses dependen de colectar agua de lluvia y de una red de docenas de pipas que semanalmente envía la alcaldía. En otras áreas de Ciudad de México, como Tlalpan y Tláhuac, ya solo se cuenta con agua cuatro días a la semana. De hecho, salvo Benito Juárez, la alcaldía más rica de la ciudad, no hay un solo lugar donde los capitalinos reciban agua diaria.

Acceso al agua en la CDXM

A nivel nacional, pocos casos son más dramáticos que el municipio de Doctor Arroyo, hogar de 14.000 personas en Nuevo León. En 2006, el municipio recibía en promedio agua seis días a la semana; ahora solo uno.

  • Estos casos reflejan, en gran medida, lo que pasa en todo México: sequía, falta de inversión pública y soluciones privatizadas insuficientes. Por ejemplo, Doctor Arroyo con frecuencia tiene agua, pero no tiene infraestructura para extraerla.
  • Como ha dicho el director de Agua y Drenaje de Nuevo León, Gerardo Garza, en una entrevista con El Horizontal, a veces los pozos están llenos de agua, pero no hay equipos de bombeo para sacarla.
  • El fenómeno se agrava porque las sequías son cada vez más comunes y largas. Con sequías de hasta nueve meses, los habitantes han reportado que están sin agua hasta 80 días seguidos.

Paradójicamente, Doctor Arroyo depende ahora de la filantropía de Coca-Cola. La empresa, que tiene concesiones para explotar 28 millones de metros cúbicos de agua al año, anunció la creación de una “olla captadora de agua pluvial” para apoyar al municipio. La olla es un hoyo grande recubierto con una especie de plástico.

Cuando llueve se encharca con 18.000 metros cúbicos de agua (0,0006% el agua que Coca-Cola tiene concesionada). Con o sin la olla, las tuberías de Doctor Arroyo siguen cada vez más vacías.

México no debería tener un problema de acceso al agua. En promedio, cada habitante cuenta con 549 metros cúbicos de agua por habitante al año, una cantidad más que suficiente para cubrir los 50-100 metros cúbicos de agua que la ONU recomienda por persona.

La batalla más grande, al guerrero más débil

Si México enfrenta un problema de falta de acceso al agua es porque las reglas del juego están mal hechas y han favorecido la falta de coordinación y presupuesto y la concentración del agua en manos de un puñado. Todo empieza con la Constitución. En ella se plantea que el Gobierno municipal debe estar a cargo del servicio de agua potable.

  • Es decir, el nivel de gobierno que tiende a ser estructuralmente más pobre, menos profesionalizado y más débil es quien tiene a su cargo uno de los servicios más esenciales para la vida humana. En México, hay miles de gestores de agua que operan sin coordinarse. Según el Censo Económico, existen 2.826 organismos operadores de agua. Algunos Estados, como Oaxaca, tienen más de 200.
  • Estos guerreros débiles enfrentan la batalla más grande del país, sin conocerse entre sí y de manera fragmentada. El trabajo es tan ingrato y difícil que los directores de los organismos operadores de agua no duran en el cargo. En promedio permanecen tan solo 1,7 años en su sitio, según documentó Hugo Rojas, especialista en agua. “Llegan y se van. No pueden hacer casi nada”, dice.

A nivel federal no existe un regulador, solo un ente responsable de otorgar concesiones y asignaciones de agua: la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Así, nadie puede regular de manera integral y centralizada aspectos críticos para mejorar el acceso al agua, como la obtención de información sobre la prestación del servicio de agua o la imposición de metas para mejorarlo. Tampoco se puede crear un sistema homologado para financiar la distribución y reutilización del agua, o determinar aspectos de planeación urbana como dónde se deben poner empresas o asentamientos urbanos nuevos.

  • Los municipios tampoco tienen presupuesto ni capacidad operativa. Según la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México (ANEAS), los prestadores de los servicios de agua y saneamiento colectan anualmente 68.000 millones de pesos en concepto de tarifas, apenas lo suficiente para cubrir su gasto corriente. No queda casi nada para invertir.
  • La falta de inversión es parcialmente solventada por el presupuesto federal. Sin embargo, los recursos hídricos federales han venido a la baja en la última década. En 2012, se destinaban 57.000 millones de pesos en acciones de abastecimiento y administración del agua, así como ordenación de aguas residuales, drenaje y alcantarillado. En 2023, el presupuesto aprobado ha caído 32% en términos reales, siendo de solo 38.500 millones, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

El gran abandono presupuestal del agua ocurrió entre 2015 y 2017, cuando se redujo en un 45%. Con el precio del petróleo a la baja, el Gobierno Federal decidió dejar de subsidiar inversión hídrica y tomarse en serio la idea de que el servicio de agua era un mandato del municipio. Fue entonces que, de facto, la batalla más grande fue dejada en manos de los guerreros más débiles. A lo largo del sexenio, el presupuesto hídrico ha aumentado en 9% (ejercido 2018 contra lo aprobado en 2023) en términos reales, lo que hace que sea menor que lo que se ejercía de presupuesto en 2016.

  • La hidrocracia. Una de las principales batallas de los activistas del agua en México ha sido la creación de una Ley General de Aguas que cree un marco legal adecuado para coordinar y planear su manejo a nivel nacional. Tan solo en las últimas dos legislaturas ha habido al menos seis intentos, pero todos se han venido abajo debido a desacuerdos.

Un gran problema es el fuerte cabildeo empresarial y de la agroindustria. Han logrado convertirse en los dueños de facto del agua en México sin que nadie diga nada. En México, el 75% del agua va a la agricultura, según datos de 2022 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), y la mayoría de esa agua es manejada por medio de concesiones otorgadas a Distritos de Riego que se usan en la agricultura.

Los Distritos de Riego son organismos privados que han dado vida a lo que la organización civil Agua Para Todos adecuadamente llama la hidrocracia. La hidrocracia son “individuos, familias y empresas que controlan las mesas directivas de los titulares de las concesiones” y logran así influir de manera determinante en la distribución del agua, los recursos públicos y hasta las cuotas que pagan los usuarios. Su poder es enorme. El 70% del volumen de aguas concesionadas están en manos de 2% de los titulares.

En ciertas partes del país, los distritos de riego han acaparado tal cantidad de agua que los gobiernos locales tienen que rogarles que les vendan agua para complementar el uso urbano. Tal es el caso de Tijuana y su enfermiza relación con el distrito de riego 014 que cada año le vende agua. “El distrito 14 tiene secuestrada a la ciudad” , reportó crudamente el medio local Radar BC.

  • Las concesiones de agua son tierra de nadie. Es imposible determinar si los concesionarios están extrayendo más agua de la permitida porque no hay suficiente vigilancia. La Conagua solo tiene 141 inspectores para cubrir 427.000 concesiones de agua. Esto se presta a posibles explotaciones no sustentables de los acuíferos. En años recientes, las concesiones de agua incluso se prestan a la especulación.
  • Según el colectivo Agua para Todos, bancos como JP Morgan, HSBC, Banorte, Citibank, entre otros, han adquirido concesiones para uso agrícola en áreas donde se estima que en el futuro será buen negocio vender agua. Por ejemplo, Banco Azteca tiene una concesión en el Valle de México por 2,2 millones de metros cúbicos y BBVA tiene una en Nayarit por 2,1 millones.

“El agua toca las fibras más sensibles de todas las mafias del poder”, comenta Eduardo Bohórquez, quien fuera parte del equipo interdisciplinario que analizó la última iniciativa para crear una Ley General de Aguas. Los cotos de poder están por doquier. Algunos, incluso, protegidos por otras leyes que tendrían que ser reformadas en paralelo a la nueva legislación en materia de agua.

La maraña de excusas para hacer lo correcto es larga y políticamente pesada. Hay concesiones que funcionan y no quieren cambiar su gobernanza; hay gobernadores que apoyan a ciertos concesionarios y no quieren moverlos; hay empresas internacionales que podrían abrir disputas de inversión ante el tratado de libre comercio, TMEC, si se cambiaran los términos de sus concesiones; hay quien desea una regulación donde el agua sea regulada a nivel local y hay quien quiere algo más concentrado. Toda la fauna del poder mexicano tiene un pedacito del pastel del agua en sus garras y no hay quien se anime a quitárselo. Las víctimas somos todo el resto./PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro en el Enlace:

https://www.oecd-ilibrary.org/docserver/2ad6c3ab-es.pdf?expires=1698512651&id=id&accname=guest&checksum=2597203824317D92DB65330956B75940

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