TEXTO ÍNTEGRO: México SIN RECURSOS para atender secuelas de los DESASTRES NATURALES

Actualmente, los especialistas coinciden en que los desastres no son de carácter natural, sino que corresponden a un orden socionatural, ligado a factores como a la falta de planeación urbana, la desigualdad, pobreza y, en el caso de México, la corrupción.

Con la extinción del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), el Gobierno de México vio disminuida su capacidad financiera para atender los impactos de este tipo de fenómenos, además de que perdió un mecanismo que tenía procedimientos “transparentes”, y que brindaba “certeza” sobre la disponibilidad de recursos con ese objetivo específico.

  • Lo anterior lo afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su informe “El Sistema de Seguros y el Financiamiento de Riesgos en México: Retos y Oportunidades para la Inclusión Financiera y el Desarrollo Sostenible“, que publicó este año el organismo internacional.
  • Contrario a lo que ha afirmado el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que la extinción del Fonden no ha traído ninguna afectación para el Gobierno de México, el informe del PNUD asevera que esa determinación sí repercutió de forma negativa en las capacidades de las autoridades para responder ante un desastre natural.
  • “En cuanto a las limitaciones del sector público (en financiamiento de riesgos), existen tanto en el ámbito federal como en el subnacional. En el federal, la desaparición del Fonden ha sido una limitación importante, pues hoy no existe programa presupuestario que asigne recursos preventivos para atender los desastres de cualquier tipo”.

Sin la bolsa presupuestal que representaba el Fonden, lista para utilizarse ante la llegada de un desastre natural, el Gobierno de México se quedó sin algún mecanismo que le provea de recursos suficientes y de forma expedita para reaccionar adecuadamente en una situación de esa índole.

“En caso de ocurrir un siniestro que conlleve un riesgo en la alimentación, pérdidas económicas de la población, de la industria, de los empleos, de la salud, o que implique requerir apoyos para la reconstrucción, la remoción de escombros, la aplicación de protocolos sanitarios, el traslado y destino final de todos los desechos, así como la rehabilitación de las vías de comunicación y las obras requeridas para retomar la normalidad, los mecanismos actuales (seguro de daños, bonos catastróficos y programa de Agroasemex) son insuficientes, ya que asignan recursos extraordinarios para la atención de desastres, y el recurso se considera escaso para atender las consecuencias de los desastres naturales”.

Además de que los sistemas actuales —a diferencia de los anteriores—no brindan claridad del mecanismo de operación y el alcance de sus coberturas hacia las personas en caso de siniestro.

  • En su informe, el PNUD destaca varios aspectos del Fonden que, asegura, resultaban positivos para México ante el reto que representan los desastres naturales; por ejemplo, el hecho de que daba certeza en todos los niveles de gobierno sobre la disponibilidad de recursos para dichos fines.
  • El fideicomiso del Fonden fue creado por el Gobierno de México en 1996 para asignar recursos (0.4 por ciento del presupuesto federal anual) preventivos en dicho ámbito, y por lo cual, mientras existió se evitó la problemática gubernamental de tener que reorientar recursos públicos asignados a otros fines con el propósito de atender este tipo de fenómenos.
  • El análisis que hace el PNUD del Fonden contrasta con la postura que sostiene el presidente, López Obrador, sobre dicho fondo, pues mientras este asevera que el mismo era utilizado para cometer actos de corrupción, la instancia internacional destaca que su funcionamiento estaba regido por la transparencia.

“Con procedimientos de actuación claros y transparentes, sentó las bases para el desarrollo de una cultura de administración y, sobre todo, de financiamiento público de los riesgos, y evolucionó hacia un sistema de protección integral. No obstante, el 27 de julio de 2021, se abrogó la norma que dio origen a la creación del Fonden como fideicomiso público”.

  • Desde 1980, dice el documento, ha habido 20 desastres naturales de gran magnitud en México, que tuvieron en promedio 443.2 decesos anuales de 1980 a 1999, y 190 decesos anuales de 2000 a 2018, así como pérdidas económicas por 455.3 millones de dólares de 1980 a 1999, y 2 mil 357 millones de dólares de 2000 a 2018.
  • El Fonden ya acumulaba decenas de miles de millones de pesos que estaban a disposición de las autoridades, considerando que México es un país expuesto y vulnerable al cambio climático; pese a ello, en el segundo semestre de 2021 el Gobierno federal decidió extinguir el Fonden y así desapareció este instrumento financiero.

Los fondos de dicho instrumento (26 mil 519 millones de pesos) fueron regresados a la SHCP en agosto de ese mismo año.

En su conferencia del 7 de octubre de 2020, poco antes de que se concretara la extinción del Fonden, el presidente, López Obrador, habló sobre sus motivos para desaparecer ese y otros fideicomisos.

  • “¿Por qué vamos a desaparecer el Fonden? Porque hay elementos suficientes para sostener que era una especie de caja chica, bueno, ni tan chica, para funcionarios que compraban de todo aprovechando que había una emergencia sin licitar».
  • «Miles de millones de pesos en catres, en láminas de zinc, en todo, a precios elevadísimos. Hay gente que vivía de venderle a Gobernación, de venderle al Fonden, que hacía jugosos negocios”.

Casi un año después, el 8 de septiembre de 2021, el presidente, López Obrador, volvería a hablar sobre el Fonden, entonces ya extinto.

“Existían estos organismos como el Fonden, que era un barril sin fondo, porque se utilizaba, que había una emergencia como ahora lo de Tula, entonces había un grupo de proveedores cercanos a la Secretaría de Gobernación, esos proveedores vendían —sin licitación— despensas, catres, cobijas, palas, carretillas, todo, todo, todo a precios elevadísimos; entonces, se gastaba muchísimo dinero. El Fonden era un barril sin fondo, en cada emergencia se robaban mil, dos mil, tres mil, cinco mil millones de pesos”.

Recursos para atender desastres caen 70% con la 4T

Los recursos para atender emergencias en el país han tenido un desplome de 70% durante la autoproclamada Cuarta Transformación, respecto a lo ejercido durante el último año del sexenio anterior.

De acuerdo con los anexos del Quinto Informe, mientras que en 2018 se destinaron 26 mil 93 millones de pesos para atender contingencias, el año pasado sólo se ejercieron 7 mil 750 millones de pesos para ese rubro.

  • En el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018) se ejercieron 140 mil 588 millones de pesos en atender emergencias, mediante el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), que desapareció durante el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
  • Sin Fonden y con una estrategia de entrega de recursos de manera directa y sin intermediarios, en lo que va de la Cuarta Transformación (2018-2023, con corte a junio) se han destinado 56 mil 151 millones de pesos.
  • La caída de recursos para atender contingencias se ha dado durante todo el sexenio, a pesar de que se han presentado sismos, inundaciones y contingencias volcánicas, en los últimos años.

El Fonden establecía que los recursos, tras la declaratoria de Emergencia, eran canalizados a los municipios y estos los ejercían para atender según lo que se requiriera, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó la desaparición de ese fideicomiso.

Según lo expresado por el titular del Ejecutivo federal, el Fonden era la “caja chica” de los funcionarios, quienes aprovechaban las tragedias para cometer presuntos actos de corrupción.

  • Aunado al desplome de recursos para atender emergencias, el Presidente encargó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) administrar los recursos para desastres naturales y atender de forma directa a los damnificados.
  • Según información pública, el Ejército ha comprado miles de colchones, estufas, refrigeradores, cobijas y licuadoras, mismos que fueron entregados tras un proceso, ya sea por licitación o adjudicación directa, para después ser llevados a los almacenes y trasladados hasta los hogares de los damnificados de varias contingencias.
  • En julio de 2021 se publicó en el Diario Oficial (DOF) por el que se abrogan las Reglas Generales del FONDEN que datan de 2010, para que los recursos se regresarán a la Tesorería de la Federación, así como otras decenas de fideicomisos eliminados.

El Fonden servía para que el dinero de atención de desastres se canalizara casi de forma inmediata a los municipios en emergencia; sin embargo, con las nuevas reglas, aunque la asignación es directa y ya no tiene como intermediarios a los ayuntamientos del país, ahora es más tardado el proceso, pues los recursos son, primero, transferidos a las dependencias, las cuales salen de compras para la entrega de insumos a los damnificados, o en el caso de Bienestar se destinan los apoyos en dinero.

Recortan presupuesto

Para el último año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) propone un presupuesto de 17 mil 984.7 millones de pesos para reparar los daños que se generen por fenómenos naturales como sismos, huracanes, erupciones e inundaciones.

  • De acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, este monto es 44.3 por ciento menor en términos reales respecto a 2018, cuando llegó la Cuarta Transformación y el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) contaba con recursos por 32 mil 302.3 millones de pesos.

México, al estar en una zona sísmica y con riesgo de impacto por ciclones tropicales que pueden dañar a la población, cuenta con diferentes herramientas para hacer frente a los gastos que se generen sin afectar las finanzas públicas, según expone la Secretaría de Hacienda.

  • Una de estas herramientas era el Fonden, creado desde 1996, derivado de mesas de trabajo y programas para prevenir desastres naturales en el país a raíz de los terremotos ocurridos en la década de los 80.
  • Previo a su extinción en 2020, como parte de un decreto presidencial para eliminar varios fideicomisos y así tener recursos para la atención de la crisis sanitaria del Covid-19, su principal operador era Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).

No obstante, la asignación de recursos presupuestarios se sigue reportando en el ramo 23 de Provisiones salariales y económicas debido a que otros programas o pago de obligaciones como las de un seguro y bono catastrófico aún dependen del Fonden, explicó Jorge Cano, investigador del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas en México Evalúa.

  • “De cierta forma se siguen utilizando los recursos para lo que anteriormente se utilizaba el Fonden, que es para la reconstrucción de infraestructura, atención inmediata de las personas en vulnerabilidad, ya sea con agua o medicamentos”.

Agregó que igual que otros ramos o dependencias, hay recursos que no se ejercen por completo en un año fiscal y terminan por transferirse a otras áreas, como las secretarías del Bienestar, la Defensa Nacional (Sedena) o la de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).

  • Uno de los desastres naturales que más recursos requirió del Fonden fue el sismos de 2017, al destinarse alrededor de 28 mil 600.9 millones de pesos al cierre del cuarto trimestre de ese año, según reportes de Hacienda.
  • Sobre el seguro y bono catastrófico, Cano agregó que una de las principales desventajas es que se tiene que cumplir con ciertos parámetros para hacerlos válidos, por ejemplo, que un sismo sea de cierta magnitud o que el ciclón sea de cierta categoría.
  • Según la SHCP, el seguro para catástrofes tiene vigencia hasta el 5 de julio del próximo año y ofrece una cobertura de cinco mil millones de pesos. Los deducibles son aplicados para sectores como el carretero, educativo, vivienda y salud.

Por su parte, el bono catastrófico es por una suma asegurada de 485 millones de dólares contra pérdidas derivadas de sismos y ciclones tropicales; estará activo hasta marzo de 2024.

“Se analizarán diversos esquemas y estrategias para fortalecer la cobertura en materia de transferencia de riesgos, así como minimizar el impacto a las finanzas públicas ante eventos catastróficos”, destacó la dependencia. El Fondo para la prevención de desastres naturales (Fopreden) tendrá 228.3 millones de pesos.

México sin seguro catastrófico

El Gobierno de México ha hecho a un lado los seguros catastróficos desde la desaparición del Fonden, afirmó Eduardo Vargas, presidente de la Asociación Mexicana de Ajustadores de México (AMASAC) y destacó que tanto el gobierno federal, como los estatales, tienen el trabajo de proteger a la población más vulnerable y expuesta del país.

”El seguro catastrófico a nivel federal no existe, o existe en algunos estados que se han preocupado por ello, y el gobierno retiró ciertos seguros que protegían a la población que no tiene alcance para pagar una póliza”, aseveró.

  • Debería haber un seguro público sin costo para la población más vulnerable del país, la cual equivale al 70 por ciento, sugirió Vargas, en el marco de la inauguración del primer Congreso Internacional de Daños, organizado por la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas (AMASFAC).
  • Asimismo, resaltó que actualmente México no tiene los recursos para enfrentarse a un evento catastrófico y tiene que tomar cartas en el asunto lo más pronto posible. “México está descubierto y es algo muy grave”.
  • Elisa Trujillo, directora general de Arise México, puntualizó que son 77 millones de personas en situación de vulnerabilidad y a raíz del cambio climático “ya no hay escenarios certeros” y cada vez hay mayor incidencia de fenómenos naturales atípicos o que antes no se registraban con tanta frecuencia.

”Para 2030 se espera tener 1.5 desastres por día, todas las agendas de desarrollo sostenible van ligadas y los seguros son la herramienta para la prevención, pero también para tener una rápida recuperación ante esta nueva realidad que vamos a enfrentar”, subrayó la directiva.

En ese sentido, las aseguradoras no solo fomentan la economía, sino que también, se han convertido en las principales calificadoras de la viabilidad de proyectos, al ser ellas las que precisamente definen si dicho proyecto se puede asegurar o no, con base en la evaluación de los riesgos. “Incentivan que los desarrollos e inversiones en México no sean en zonas de riesgo”, apuntó Elisa.

Por otro lado, Elisabeth Vogt, presidenta de la Confederación Panamericana de Productos de Seguros (COPAPROSE) acotó que actualmente el sector asegurador tiene el reto de impulsar a los seguros paramétricos, así como mejorar la oferta de productos y trabajar en nuevas coberturas. “Necesitamos apoyo de los gobiernos para lograrlo”, acentuó.

Desastres naturales han costado al 952 mil mdp en cuatro décadas

Los desastres naturales en México han costado al menos 952 mil millones de pesos desde 1980 de acuerdo con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED). Sin embargo, el tortuguismo para impulsar la prevención –como pasa con el 23% de avance en los Atlas Municipales de Riesgo– impidió que se salvaran más de 12 mil vidas.

  • México es un país históricamente castigado por el poder de la naturaleza, ya sea por su inapropiada relación con el territorio, o por las omisiones de gobernantes que provocan pérdidas materiales y humanas.
  • A lo largo de su historia, ha sido azotado por sismos, inundaciones, sequías, huracanes y erupciones volcánicas que, en la mayoría de los casos, afectan a las poblaciones económicamente más vulnerables.
  • Solo entre 2020 y 2022, se suscitaron mil 622 incidentes de desastre por los que el gobierno federal gastó 64 mil 669.3 millones de pesos para intentar resarcir daños y pérdidas.

Desde 1980, los desastres más devastadores en territorio mexicano son los sismos de 1985 y 2017 (7 y 19 de septiembre); las inundaciones en Chihuahua (1990), Chiapas (1998), Puebla (1999), Veracruz (1999) y Tabasco (2007); los ciclones tropicales Dean (2002), Wilma (2005), Ingrid, Manuel (2007), Alex, Karl y Matthew (2010); los huracanes Gilberto (1988), Diana (1990) y Paulina (1998); y la erupción del Chichón (1982).

  • El sismo de magnitud 8.1 suscitado el 19 de septiembre de 1985 es el evento más devastador que ha enfrentado nuestro país en los últimos 50 años. Según las cifras oficiales, las pérdidas humanas por éste movimiento telúrico superaron las 6 mil personas y los costos por la catástrofe rebasaron los 70 mil millones de pesos.
  • Dicha tragedia ocasionó que en México se crearan el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) en 1986; y dos años más tarde el CENAPRED que por más de tres décadas ha desarrollado el Atlas Nacional de Riesgos (ANR), documento que integra información sobre fenómenos y riesgos a los que están expuestos los mexicanos y su entorno.
  • Asimismo, se decretó al 19 de septiembre como el Día Nacional de Protección Civil con el fin de fomentar una cultura de autoprotección y despertar el interés de los mexicanos en crear acciones de prevención que, desde entonces, han evolucionado del entendimiento del fenómeno natural, al análisis del riesgo que estos pueden ocasionar.

¿Cómo se clasifica el riesgo?

El CENAPRED clasifica a los riesgos por desastres naturales en dos grandes grupos: geológicos (sismos, erupciones volcánicas, tsunamis, inestabilidad de laderas y hundimientos); e hidrometeorológicos (ciclones tropicales, lluvias extremas, inundaciones, tormenta de nieve, granizo y sequías).

No obstante, también contempla como desastres a los sanitario-ecológicos (epidemias, plagas y contaminación del aire, agua y suelo); a los químico-tecnológicos (incendios, explosiones, fugas tóxicas, radiaciones, derrames); y a los socioorganizativos (accidentes de tránsito, suspensión de servicios vitales, concentraciones o movimientos masivos de población).

Geografía del desastre: México, un oásis de riesgo permanente

Geológicos (sísmico-volcánico)

En México más de 2 mil volcanes en territorio nacional; sin embargo, las zonas de mayor peligro se ubican en el Eje Volcánico Transversal, que pasa por los estados de Colima, Jalisco, Nayarit, Michoacán, México, Puebla y Morelos, y contempla a los volcanes más activos como el Ceboruco, el Volcán de Colima y el Popocatépetl que, éste último con semáforo de actividad en amarillo fase dos.

Por nuestro país también pasa el llamado Cinturón de Fuego el Pacífico, es considerada como la región con mayor actividad volcánica y sísmica del mundo. Es por esta razón que en los estados de la costa del Océano Pacífico son en los que se originan los movimientos telúricos de mayor escala.

De acuerdo con el Manual de Obras Civiles de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la regionalización sísmica de la República Mexicana se divide en cuatro zonas: A (muy baja), B (baja), C (alta) y D (muy alta).

Cabe señalar que, a pesar de que hay zonas clasificadas con baja peligrosidad sísmica, no significa que el peligro o la actividad sísmica sea nula; sino que la recurrencia de la sismicidad es menor y de magnitudes inferiores.

  • Zona A. Casi no hay o no presenta actividad sísmica. Yucatán, Quintana Roo, Tamaulipas, Nuevo León, Durango y Coahuila.
  • Zona B. Con sismos pero con poca frecuencia. Tabasco, Veracruz, Hidalgo, Querétaro, Aguascalientes, Sinaloa y Sonora..
  • Zona C. Hay sismo con mayor frecuencia. Puebla, Morelos, Ciudad de México, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Baja California, Baja California Sur, Sonora y Jalisco.
  • Zona D. Sismos frecuentes y de gran intensidad. Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Colima, Baja California, Sonora y Jalisco.

Hidrometeorológicos (lluvias, huracanes, ciclones)

De acuerdo con el CENAPRED, el 45% del territorio nacional es propenso a inundaciones y las entidades más propensas a afectaciones por fenómenos como huracanes y tormentas tropicales son Baja California Sur, Michoacán, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Campeche, Colima, Quintana Roo, Jalisco, Nayarit, Guerrero, Tabasco, Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Yucatán.

Los desastres no son naturales

Actualmente, los especialistas coinciden en que los desastres no son de carácter natural, sino que corresponden a un orden socionatural, ligado a factores como a la falta de planeación urbana, la desigualdad, pobreza y, en el caso de México, la corrupción.

“Hoy entendemos que el desastre se entiende desde el riesgo, es decir desde la posibilidad que un fenómeno ocurra en un lugar, en cierto tiempo, y que cause daños tales que interrumpa el funcionamiento normal de la sociedad”.— Constanza Anahí Rivera Pineda, coordinadora de políticas públicas para la prevención de desastres del CENAPRED.

  • Los sismos de septiembre de 2017 pusieron en evidencia que los actos de corrupción de inmobiliarias y funcionarios públicos que utilizaron materiales de baja calidad y violaron reglamentos de construcción, costaron la vida cientos de personas en Oaxaca, Puebla, Morelos y Ciudad de México. En dichas entidades se declararon 700 municipios en desastre, de los cuales el 59.9% presentan un alto grado de marginación.

Prevenir es igual a respetar la ley y concientizar a la población

A casi 40 años de la fatídica mañana de septiembre de 1985 y a seis de los sismos de 2017, la creación y el desarrollo de los Atlas de Riesgos (AMR) apenas alcanza el 23%, pues solo 582 de los 2 mil 471 municipios del país tienen cobertura de un AMR, instrumentos que, según la Ley General de Protección Civil, deben ser tomados en cuenta para la autorización de construcciones, infraestructura y asentamientos humanos.

  • El 60% de los 2 mil 471 municipios de nuestro país se ubican en zonas de actividad y peligro sísmico alto y muy alto, según el reporte Identificación de peligro sísmico a nivel municipal del CENAPRED, siendo Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Colima, Guerrero, Veracruz, Puebla, Morelos, Ciudad de México, Baja California, Sonora y Baja California Sur las entidades con mayor territorio en zonas de peligrosidad.
  • Juan Carlos Jiménez, investigador en riesgos geológicos y geofísicos del Centro Nacional de Prevención de Desastres, explicó a Publimetro que las claves para la prevención de desastres como los de 1985 y 2017 están en la elaboración y el cumplimiento de los reglamentos de construcción; y, en segundo lugar, la concientización de la población sobre su vulnerabilidad.

“Estas malas prácticas van a seguir. No tenemos la cultura de lo que es la legalidad, en este caso, el cumplimiento de la reglamentación, si es que existe, porque no tampoco todos los municipios cuentan con reglamentos y construcción. Entonces se dan prácticas de autoconstrucción; sin embargo, se sabe del peligro hasta que el fenómeno ocurre, eso desafortunadamente es así en nuestro país”— Juan Carlos Jiménez, especialista de la subdirección de Riesgos Sísmicos del CENAPRED.

Jiménez Velázquez subrayó que se debe enfatizar la participación en los macrosimulacros; pero también impulsar otros promovidos desde la sociedad civil para mejorar la respuesta de la población ante un eventual desastre. “Hay muchas personas que no participan aunque sean simulacros nacionales. El peligro existe y siempre va a existir, lo importante es llevar la práctica en los simulacros”, sostuvo.

  • Aunque la frase “y retiemble en sus centros la tierra”, contenida en el himno nacional mexicano tiene un origen bélico, los movimientos telúricos de gran impacto de los últimos años en México provocaron que algunas personas asocien estas palabras de Francisco González Bocanegra y al mes de septiembre con la actividad sísmica del país.
  • Sin embargo, la comunidad científica señala que si bien los sismos que más daños provocaron desde 1980 ocurrieron en septiembre, esto no quiere decir que haya una relación o fundamento científico que asocie al mes patrio con los temblores.
  • “Septiembre no es el mes de los sismos. En lo que va del año se han presentado más de 16 mil sismos, el año pasado el mes que más tembló fue noviembre. Ha habido varios sismos importantes que han tenido el mismo cumpleaños, se han repetido dos o tres veces, pero los sismo no se pueden predecir y no queda más que preparardos”.

Desastres naturales más devastadores de los últimos 40 años en México

  • 28 de marzo de 1982. La erupción del volcán Chichón en Chiapas cobró la vida de alrededor de mil 700 personas.
  • 19 de septiembre de 1985. Sismo de magnitud 8.1 que dejó 6 mil personas muertas y daños por más de 70 mdp.
  • En septiembre de 1988, el huracán Gilberto provocó caos, inundaciones y 225 muertes en Nuevo Léon.
  • 1990. Las inundaciones que provocó una tromba en Chihuahua dejaron 50 muertes, 360 casas destruidas y cerca de 700 dañadas. En agosto el huracán Diana afectó a Veracruz, Hidalgo y Puebla, donde dejó 139 muertos.
  • 1997. El huracán Paulina azotó Guerrero dejando un saldo de 228 decesos.
  • Las lluvias torrenciales en Chiapas en 1998 acabaron con la vida de 229 personas.
  • 1999. Las lluvias torrenciales e inundaciones en Puebla y Veracruz  dejaron más de 200 mil damnificados y 387 muertos.
  • 2002. El ciclón tropical Isidoro provocó daños y pérdidas de más de 15 mil mdp.
  • 2005. Los ciclones tropicales Wilma y Stan azotaron a los estados de Yucatán, Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca y Veracruz causando daños por más de 21 mil mdp.
  • 2007. El 28 de octubre las lluvias provocaron una mega inundación en Tabasco que dejó al 80 % de la ciudad de Villahermosa bajo el agua, y causó declaratoria de desastre en 17 municipios de dicha entidad.
  • 2010. Los ciclones tropicales Karl, Mathew y Alex dejaron daños por más de 68 mil millones de pesos en Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Veracruz.
  • 2013. Los huracanes Ingrid y Manuel afectaron Guerrero y a 21 entidades de la República. Causaron 157 muertes y daños por más de 52 mil mdp.
  • 2014. El huracán Odile es el ciclón tropical más intenso que ha tocado tierra en Baja California Sur, causando afectaciones por más de 42 mil mdp.
  • 2017. Los sismos del 7 y 19 de septiembre de magnitudes 8.1 y 7.1, respectivamente, causaron la muerte de al menos 459 personas y daños en estados como Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco, Puebla, Morelos y Ciudad de México que ascienden a más de 75 mil mdp./PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro en el Enlace:

https://www.undp.org/es/mexico/publicaciones/el-sistema-de-seguros-y-el-financiamiento-de-riesgos-en-mexico-retos-y-oportunidades-para-la-inclusion-financiera-y-el

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