Las personas indígenas tienen menos oportunidades laborales que el resto de la población. Pero la brecha en su empleabilidad o en el goce de condiciones de trabajo digno es más amplia si cumplen con las características que dicta el imaginario racista o, como lo ha llamado la lingüista Yásnaya Aguilar Gil, con el “indigenómetro”.
- Por ejemplo, mientras más oscuro es el tono de su piel tendrán más posibilidades de mantenerse, regresar o caer en la pobreza. Si además son mujeres, esto empeora.
- En México, de cada 100 mujeres de tez oscura que nacieron en los hogares más pobres, 58 se quedan en la misma situación económica al alcanzar la edad adulta, según el reporte Gradientes desiguales: Sexo, tono de piel y movilidad económica intergeneracional.
- Mientras que en el caso de las mujeres de tez clara, son 41 de cada 100, según el estudio elaborado por investigadores del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Otro indicador es el idioma que se habla. La tasa de participación económica para las personas que hablan una lengua indígena es de 71%, mientras que para las personas cuya lengua materna es el castellano es de 81 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“Los datos con los que contamos para saber muchas de las condiciones en las que vivimos las personas indígenas se basan simplemente en si hablamos alguna lengua. Eso es lo que para muchas instituciones determina si una persona es indígena o no”, señala en entrevista la defensora de derechos humanos Cecilia Valencia Canul.
“Al no tener datos concretos y reales, hay una falta de políticas públicas, necesarias y eficientes, para la empleabilidad de personas que pertenecen a pueblos y comunidades indígenas”.
Panorama laboral indígena en México
El pasado 9 de agosto se conmemoró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, establecido así por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1994. Aunque en los últimos años, la categoría “indígena” es cada vez más cuestionada.
- Pero antes de abundar en ese debate, vayamos a las cifras que revelan la discriminación contra la población de las naciones originarias. De acuerdo con el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México (Copred), para que una mujer indígena logre ser llamada a una entrevista de trabajo tiene que enviar 23% más currículums que sus pares no indígenas.
Los autores del estudio del CEEY, Luis A. Monroy-Gómez Franco, Roberto Vélez Grajales y Gastón Yalonetzky, señalan que el racismo en México —o régimen colorista, como ellos lo refieren— “es más estricto para las mujeres que para los hombres”.
Un tono de piel oscuro implica una mayor probabilidad de permanecer en la parte inferior de la distribución de ingresos, pero el machismo hunde más a las mujeres.
- Todo esto deriva en la precariedad. El 65% de la población indígena esté en situación de pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). En cambio, el 33% de las personas no indígenas viven en esa condición.
- En América Latina, las personas indígenas ganan sólo el 33% de lo que perciben quienes se incluyen en esa categoría política, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Como resultado de ellos, “las comunidades indígenas estás más expuesta a situaciones de explotación laboral, malas condiciones de trabajo, bajos salarios, ausencia de seguridad social, migración, trabajo forzado, servidumbre o esclavitud”, dice la abogada Cecilia Valencia.
El concepto de “lo indígena”
La idea racista de lo que es una persona indígena, como el tono de piel oscuro, la lengua que habla o la vestimenta, tiene una fuerte carga para las personas que cumplen con una o todas esas características.
Y eso, por supuesto, también pasa en el ámbito del trabajo, “sobre todo, teniendo en consideración que muchas oportunidades laborales se dan en contextos urbanos y en ciudades”, señala la también especialista en derecho indígena.
- El que una persona vista con ropa tradicional no quiere decir necesariamente que sea leída como indígena. “Se me viene a la mente esta política, Beatriz Paredes, que desde hace años anda con textiles artesanales”.
- La construcción social de lo indígena y los estereotipos que de ella derivan trae varios problemas por los que no pasan las personas no percibidas como indígenas.
Por ejemplo, alguien que viste con ropa tradicional, pero es leída simplemente como alguien que puede comprar ese tipo de indumentarias, no recibe toda esa carga discriminatoria. En cambio si una prenda como esa la utiliza una persona morena, la lectura social sobre ella será muy distinta.
Esas diferencias hacen que muchas personas indígenas “modifiquen su personalidad y su identidad a fin de colocarse en el mercado laboral”, dice la abogada. También provoca que migren hacia las ciudades.
También hay afectaciones laborales para las personas indígenas que no cumplen con las características del imaginario racista. Una de ellas es la asimilación forzada, dice Cecilia Valencia Canul.
- Si el racismo es un tipo de violencia y ocurre en todos los espacios incluido el laboral, señala la especialista, muchas personas preferirán asimilarse al ambiente en el que viven para no ser discriminadas. “La repercusión será la pérdida de la identidad y tener que adaptarse, y entrecomillo ‘adaptarse’, a contextos urbanos para evitar ser violentados. Esto es un problema super preocupante”.
- Ante este contexto, es importante crear mecanismos para acceder y garantizar los derechos de las personas indígenas en el trabajo, apunta. “Se necesitan políticas públicas que tomen en consideración los contextos lingüísticos, culturales y sociales específicos para la dignificación de los trabajos que existen”.
Por ejemplo, subraya, el poco acceso a la seguridad social y la falta de aplicación de los derechos laborales es un problema generalizado, pero que afecta más a las personas indígenas.
Para Cecilia Valencia, además es necesario cambiar la lógica laboral y de creación de empleo. “Hay que generar fuentes de trabajo que apoyen a la conservación y protección de la tierra, el territorio y los recursos naturales, esto es un elemento esencial para los pueblos y las comunidades indígenas. Y ver de manera integral, correlacionada y con una perspectiva intercultural los derechos laborales de las personas indígenas”.
La pobreza indígena, 4.5 veces superior al promedio
Pese a las cifras de una ligera reducción de la pobreza en México que reportó el Coneval, la realidad es que la población indígena así como los niños y jóvenes se mantiene como los sectores que sufren una pobreza crónica sin esperanza de mejoras en los próximos años.
Con base en cifras del Coneval, la mayoría de la población indígena vive en condiciones de pobreza crónica.
- En 2022, dos terceras partes estan en condición de pobreza (65%) y más de la cuarta parte en pobreza extrema (26%). Esta tasa es 4.5 veces más (453%) que las personas no indígenas, según un análisis de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza sobre los resultados del Coneval.
- Detalla que el desplome de los servicios de salud afecta significativamente a este sector de la población, que pasó de 15% en 2018 a 57% el año pasado.
Además, advierte que 3 de cada 4 carecen de acceso a seguridad social. Sólo 7.5% de las personas indígenas superan la pobreza y las carencias,
Los datos de Coneval muestran que casi la mitad de las niñas, niños y adolescentes (0-17 años de edad) viven en pobreza: 46%.
Lo peor es que entre más pequeños, la situación se agudiza. Durante la primera infancia. 0-5 años, 48% están en condición de pobreza; entre 6-11 años son el 47%.
“Esto es grave porque crea un círculo vicioso que reproduce la pobreza. La pobreza de niñas, niños y jóvenes tiene efectos de mayor duración. Crea desventajas sociales que producen barreras estructurales para su futuro desempeño educativo y para la capacidad productiva durante la juventud y la vida adulta”, explica el documento.
- Respecto a las personas jóvenes, la pobreza afecta a más de la tercera parte de la población de 15 a 29 años de edad: 36%. Y por la dimensión de ingresos llega al 42%; es decir, que carecen de ingreso suficiente para adquirir lo más básico.
- El incremento del rezago educativo de jóvenes también es una mala noticia, sube de 18 a 22%, casi 1.5 millones más en estos últimos cuatro años.
- En este sentido, se advierte que las transferencias monetarias del programa Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) no han tenido efecto sustancial pues a finales del 2018, justo cuando Andrés Manuel López Obrador asume la Presidencia de la República, el 18.7% de personas entre 18 y 29 años estaba fuera de la escuela y sin trabajo.
Cuatro años después, esta realidad para muchos adolescentes se mantiene casi sin cambios pues la cifra es del 16.5%. Apenas 2.2% menos, que equivale a 139 mil por año, en promedio.
El número de quienes tenían trabajos precarios se mantuvo casi igual: más de 8 millones de jóvenes.
Las personas jóvenes en trabajos formales inscritos en el IMSS, son menos que hace 4 años, con una inversión de 95 mil millones de pesos y más de 2.5 millones de jóvenes que recibieron los apoyos del programa Jóvenes Construyendo el Fututo.
Los programas gubernamentales contribuyen muy poco
El estudio considera que es muy difícil saber con precisión qué parte de la mejora en la pobreza se debe al incremento tan importante de las transferencias monetarias del gobierno federal.
Los datos muestran que la mejora del ingreso de los hogares de los primeros deciles (los de menor ingreso) tiene mucho más que ver con la mejor del ingreso del trabajo.
Los ingresos por trabajo representan 75% del ingreso líquido de los hogares, y si se consideran jubilaciones y pensiones, llega al 84%. Mientras que las transferencias gubernamentales son menos del 3%. Son 2.80 pesos de cada 100 pesos.
- De hecho, la Encuesta Nacional de Ingreso y Gastos de los Hogares (ENIGH 2022) revela que 61% de los hogares de los primeros cuatro deciles de ingreso están excluidos de los programas gubernamentales.
- Coneval muestra que, quitando dichas transferencias, la pobreza subiría a de 36.3% a 39% en 2022, esto es 2.7%. Hace dos años, mostraba que pasaría de 41.9% a 43.8%.
En 2018, el monto total de ingresos de los hogares por transferencias gubernamentales era de 24.9 mil millones de pesos trimestrales; en 2022 fueron 66.7 mil millones, casi el triple.
Sobrecarga de cuidados empuja a las mujeres e indígenas a la pobreza
Pasan los años y en México las mujeres, personas indígenas, personas con discapacidad, así como las niñas, niños y adolescentes, se mantienen como la población más vulnerable en situación de pobreza.
- Datos recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), muestran que a lo largo de 2022, el porcentaje nacional de la población en situación de pobreza se colocó en 36.3%, no obstante, al hablar del caso de las mujeres, este porcentaje se eleva hasta el 36.9%, lo que se traduce en cerca de 24.8 millones de mujeres con carencias.
Mismo caso para el 65.2% de los indígenas, así como el 41.2% de las personas con discapacidad y, al menos, 47% de la población menor de edad.
Además, las cifras del Coneval detectan que la falta de servicios de salud también se concentra en mujeres, niños e indígenas.
Y en el caso de la pobreza multidimensional aumentó, especialmente para las mujeres indígenas, con un 73.1% de ellas en situación de pobreza, de las cuales, 37.7% están en pobreza extrema.
- Sin embargo, para la Dra. Araceli Damian González, profesora-Investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales del Colegio de México, las cifras del Coneval no reflejan por completo las carencias que en realidad hay en el país, ello al subestimar en gran medida la pobreza.
- Detalló que, aunque el Coneval identificó, por ejemplo, que había 36% de la población en pobreza, otros de sus datos muestran que 65% de la población tiene carencias y 43.5% tiene un ingreso bajo “eso significa que los universos a partir de los cuales el Coneval construye su dato de pobreza son más altos que lo que realmente se reconoce como pobres, y les llama vulnerables, pero en realidad esos que llama vulnerables también son pobres”, sostuvo.
Mientras que al hablar sobre la población vulnerable, como las mujeres, la población indígena, y la pobreza infantil, la experta consideró que gran parte de esta problemática se debe a la carga de cuidados que tienen las mujeres, que les imposibilitan muchas veces participar en el mercado laboral.
“Si ella no participa en el mercado laboral puede ser que dependa del ingreso que gane su pareja, su esposo o el varón del del hogar que es el principal proveedor … México ha estado entre los países a nivel internacional con las tasas más bajas de participación, inclusive para América Latina, para los países de la OCDE, de las mujeres en el mercado laboral y parte de ello tiene que ver con el tema de cuidados”, explicó.
- En este sentido, los datos del Coneval muestran que durante 2022, el 41.3% de las mujeres en situación de pobreza dedicaban más de 4 horas en atender a integrantes del hogar ya sean población infantil, adulta mayor, con enfermedad o discapacidad.
Por lo anterior, la profesora investigadora advirtió que la carencia de de un sistema de cuidados en nuestro país puede agudizar la pobreza entre estos sectores, ya que ahora las mujeres también están en el proceso de envejecimiento “y entonces también son las mujeres, las cuidadoras inclusive cuando ya son adultas mayores de otros adultos, de personas con discapacidad, del cuidado de menores”, dijo.
- Y es que añadió que muchas veces las mujeres no tienen opciones para realmente poder salir al mercado laboral, porque finalmente se enfrentan a la disyuntiva moral inclusive para ellas, ya que les juzga si toman decisiones alejadas de los cuidados.
- Por otro lado, al hablar sobre el caso de la población indígena en situación de pobreza, la experta advirtió que, además de las carencias de las que han sido víctimas a lo largo de la historia, en términos de que viven en condiciones marginales, con carencias de infraestructura, educación, y con falta de acceso a servicios y al mercado laboral.
En el caso de las mujeres, su situación precaria también tiene que ver con la carga de cuidados y la falta de una corresponsabilidad entre entre los hombres y el Estado.
“En el caso de las mujeres indígenas tiene que ver precisamente con esta condición de ser mujer, ser indígena y ser pobre, que tienen muchos aspectos que socialmente han sido desventajosos históricamente.
“Tienen que salir más rápidamente de los circuitos educativos a veces no las mandan a estudiar…muchas son violentadas en el medio rural indígena, en términos de sus derechos sexuales, tienen embarazos prematuros… la mujer indígena, es junto con el niño indígena, los más desfavorecidos por la desigualdad en este país, pero es una desigualdad histórica y que no se puede remediar de un momento a otro”, subrayó.
9 de cada 10 mujeres indígenas sufren vulnerabilidad socioeconómica en México
El informe de Medición de Pobreza 2022 refleja que, entre las mujeres, las hablantes de lenguas indígenas son significativamente más vulnerables a la pobreza e indigencia que el resto: 9 de cada 10 viven en pobreza moderada, extrema o carencias socioeconómicas.
El 26.8% se encuentran en pobreza extrema -no pueden pagar ni siquiera la canasta básica de alimentos- y el 39.2% está en pobreza moderada -no pueden pagar la canasta básica complementaria-.
Adicionalmente, las mujeres indígenas enfrentan niveles altos de marginación social: tienen un promedio menor de años de escolaridad, enfrentan mayores niveles de informalidad laboral, denuncian actos de discriminación con más frecuencia y casi ninguno de los integrantes de esta comunidad tiene afiliación a la seguridad social.
«La pobreza declina no sólo con los subsidios»
La reducción de 5.1 millones de personas en situación de pobreza multidimensional, entre 2018 y 2022, es resultado de una política integral de bienestar, en la que el incremento del salario mínimo, de los programas de bienestar, así como el mercado interno y su fortalecimiento, generaron un efecto multiplicador.
- Gerardo Esquivel, profesor e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de El Colegio de México (Colmex), afirmó que la pobreza no se va a acabar sólo con los programas sociales, sino que tiene que haber otras cosas; de ahí la importancia de que una de las políticas que se impulsaron este sexenio sea la laboral.
“No era posible que México tuviera el salario más bajo entre los países miembros de la OCDE.”
El aumento en salario mínimo a escala nacional fue 90 por ciento más alto de lo que era en 2018, mientras en los municipios de la frontera fue de 130 por ciento.
“Yo no estoy diciendo que el gobierno federal haya hecho todo bien, pero las políticas públicas, o algunas de ellas, sí tuvieron un efecto real en la vida de millones de personas. No sólo tenemos 5 millones de personas pobres menos, multidimensionalmente hablando, respecto de 2018; tenemos 7.2 millones de personas pobres menos de las que hubiéramos tenido si la tasa de pobreza se hubiera mantenido constante”, precisó el también ex subgobernador del Banco de México.
Explicó que hay al menos tres factores que explican los resultados positivos: el aumento del salario mínimo, las reformas para eliminar el outsourcing, que permitió a los trabajadores tener acceso a prestaciones, y los programas sociales.
Esquivel, durante un foro en el Colmex, añadió que todo lo anterior ha contribuido a que se fortalezcan los ingresos de los hogares. Y un aspecto adicional, mucho más regional, es que los proyectos de inversión más importantes de la presente administración están concentrados en la región donde prevalece la pobreza, en el sur-sureste.
Focalizar los programas sociales
El ex subgobernador del Banco de México reconoció la transición fallida del seguro popular al Insabi, el efecto de que se haya enfocado en la pobreza moderada y no en la extrema es un problema.
“Se debe focalizar programas territorialmente, pues así se tiene más impacto, toda vez que sabemos dónde están los pobres extremos”, indicó.
Respecto del desarrollo regional, la inversión pública está focalizada este sexenio en el sur-sureste y ello posibilita el impulso de la zona. El ingreso en Chiapas subió más de 20 por ciento, mientras en Tabasco, Guerrero y Oaxaca creció entre 15 y 20 por ciento.
- Por su parte, Agustín Ávila, director general de políticas para la acción climática de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, describió que en el caso de Sembrando Vida, que es el proyecto de reforestación más grande del planeta con la plantación de mil 100 millones de árboles en más de un millón de hectáreas, con más de 450 mil campesinos, y que está mitigando casi ya 6 millones de toneladas de dióxido de carbono, la gente está recibiendo un subsidio para dedicarse a la actividad de reforestación bajo el sistema agroforestal o de maíz, intercalados con árboles frutales.
Todo ello sin el uso de químicos tóxicos, favoreciendo la reconstrucción del tejido social, que además, genera una barrera frente al narcotráfico. Comentó que Sembrando Vida está acompañado de otros programas, como las becas Benito Juárez, que promueven que los bachilleres sigan estudiando, o el plan Jóvenes Construyendo el Futuro, que en conjunto crean una red de apoyos con el propósito de integrar a la población a la dinámica productiva a escala territorial./Agencias-PUNTOporPUNTO