DESPLAZAMIENTO FORZOSO por motivos MEDIOAMBIENTALES están en el LIMBO LEGISLATIVO

Los movimientos ecologistas presionan para buscar una fórmula que permita incluir el medio ambiente como causa del desplazamiento forzosos.

El cambio climático está en un momento de no retorno. Los impactos negativos son irreversibles, si bien aún hay margen de actuación para remitir ciertos efectos. Los movimientos migratorios ocasionados por las catástrofes climáticas y el propio deterioro del medio ambiente son efectos visibles de la crisis.

  • Los refugiados no son simples migrantes (emigrante para el país de origen e inmigrante para el país de destino). Mientras que el migrante decide de forma voluntaria cambiar su lugar de residencia por diferentes motivos (laborales, económicos, familiares, etc.), los refugiados se desplazan “forzosamente”. No es sólo un matiz. Esa diferencia marca un nivel de protección del derecho internacional muy diferente.

Los refugiados están amparados por el derecho internacional en el marco de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y el desarrollo de su Protocolo, de 1967.

Además, hay instrumentos más concretos, como la Convención de la Organización para la Unidad Africana de 1969 que regula los Aspectos Específicos de los Problemas relativos a los Refugiados en África.

Por lo tanto, refugiada será aquella persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda, a causa de dichos temores, o no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él”.

  • Además una persona refugiada debe cruzar la frontera, es decir conlleva un desplazamiento transfronterizo. El desplazamiento forzoso por motivos medioambientales no está contemplado por la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de Ginebra, lo que sitúa a los “refugiados climáticos” en un limbo legislativo.
  • La preocupación sobre este tema aumenta a nivel internacional. Muestra de ello es que el Pacto Mundial sobre los Refugiados –ratificado en la Asamblea General de la ONU en 2018– reconoce que “el clima, la degradación ambiental y los desastres naturales interactúan cada vez más con las causas detrás de los desplazamientos de refugiados”.

Los esfuerzos políticos para avanzar en el tratamiento de este problema, no obstante, conviven con planteamientos negacionistas del cambio climático y de sus efectos, así como con posiciones xenófobas.

La realidad del refugio en 2023

A finales de 2022 había 108,4 millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo. De estas, 29,4 millones eran refugiados bajo el amparo de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), 5,9 millones eran refugiados palestinos atendidos por la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), 5,4 millones eran solicitantes de asilo y 5,2 millones estaban en otra situación. Todos ellos habían realizado movimientos forzosos transfronterizos. El resto (62,5 millones) eran desplazados internos.

  • Las guerras y el cambio ambiental en el planeta han pasado a ser la razón principal del incremento de los desplazamientos forzosos.
  • Hoy en día el 52 % de todas las personas refugiadas y otras personas que necesitan protección internacional procede de solo tres países: Siria, Ucrania y Afganistán.
  • De ahí que las razones medioambientales aparecen cada vez más en las noticias, como por ejemplo en Sudán del Sur y en Somalia entre otros muchos lugares.

Los desplazamientos por causas medioambientales y climáticas no están claramente cuantificados, en gran medida porque la decisión de migrar suele ser multicausal. Las estimaciones oscilan entre 175 y 300 millones refugiados, según los estudios, aunque no siempre está claro si consideran solo los movimientos transfronterizos o también los desplazamientos internos.

  • ACNUR estima que cada año más de 20 millones de personas deben abandonar su hogar y trasladarse a otros puntos de su propio país debido a los peligros que causan la creciente intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos, como lluvias inusualmente fuertes, sequías prolongadas, desertificación, degradación ambiental, ciclones y aumento del nivel del mar.

El cambio climático tiene importantes efectos sobre las condiciones de vida de las poblaciones y sobre las formas de ganarse la vida, esencialmente de agricultores, ganaderos y pescadores así como sobre la seguridad alimentaria.

África subsahariana es una de las zonas más afectadas por el cambio climático, según el ND-GAIN Country Index, a la vez que la agricultura, ganadería y pesca (de supervivencia) tienen una mayor importancia como medio de vida.

  • El Centro de Ecología e Hidrología de Reino Unido ha documentado el incremento de los episodios extremos destructivos, poniendo de manifiesto el agravamiento de enfrentamientos entre ganaderos, presiones de las transnacionales de la agroindustria por hacerse con las tierras mejores, etc.

Los refugiados climáticos en el limbo legal

  • Esta realidad abre retos en distintos planos. El primero de ellos, sin duda, es abordar las causas de estos desplazamientos forzosos, es decir luchar contra el cambio climático. No ahondaremos en este tema.
  • En segundo lugar, hay que reflexionar sobre la cobertura legal a nivel internacional de los refugiados climáticos. Tal y como se ha señalado con anterioridad, las razones medioambientales no están consideradas en el Estatuto de Refugiado de 1951.

Los movimientos ecologistas presionan para buscar una fórmula que permita incluir el medio ambiente como causa del desplazamiento forzosos. Sin embargo, otros grupos alertan del problema que ello podría ocasionar, en caso de tener que volver a ratificar los mecanismos legales de protección internacional. Estos tienen en la actualidad un gran respaldo internacional. Se han adherido a la Convención de 1951 un total de 146 países y 147 al Protocolo de 1967.

  • Es muy probable que, dado el actual contexto de polarización y crecimiento de los movimientos más extremistas con posiciones xenófobas, fuera muy difícil alcanzar cifras tan altas de apoyo, lo que de facto supondría una pérdida de protección para los refugiados en las condiciones actuales.
  • Dado que los movimientos forzosos con motivaciones climáticas son multicausales, las personas podrían ser protegidas por instrumentos tradicionales. Es decir, pueden basar sus solicitudes de refugio en otras razones, y no exclusivamente el cambio climático. Esta puede ser una solución transitoria, mientras se encuentra una salida legal, que una apuesta de futuro.

Asimismo, podría trabajarse en el marco de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992) con un nuevo protocolo, introduciéndose el debate en las sucesivas Conferencias de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático (COP). Nada de ello será ni fácil ni rápido, y necesitará un fuerte respaldo político y de la sociedad civil.

En este punto hay dos elementos cruciales, que son:

  • Considerar que es un movimiento no voluntario, es decir forzoso.
  • Los estados tienen responsabilidad en la causa detonante.

La gran paradoja es que los países desarrollados con más medios para acoger a los refugiados climáticos son los que en mayor medida han contribuido a la causa del desplazamiento, es decir, al cambio climático.

El cambio climático como una de las causas de la migración forzada

Las causas del fenómeno de la migración forzada están íntimamente relacionadas con las repercusiones al entorno natural, y son los sectores más vulnerables de la población de los países pertenecientes al llamado “sur global” quienes padecen con mayor severidad las consecuencias de las alteraciones climáticas. Así lo afirma el Dr. Raúl Gutiérrez Patiño, investigador del Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad (Centrus) del IBERO.

Con base en los objetivos listados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, el autor destaca en el documento que se debe “reconocer que el cambio climático no es ajeno al bienestar humano”, sino que se inscribe como un elemento inseparable del bienestar y el desarrollo económico, en particular de los sectores más vulnerables de cualquier población. Así, el posicionamiento de la IBERO encomia al reconocimiento de las y los migrantes climáticos.

  • En este sentido, se hace referencia a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la cual explica que las migraciones climáticas “comprenden el traslado de una persona o grupos de personas que, predominantemente por cambios repentinos o progresivos en el entorno debido a los efectos del cambio climático, están obligadas a abandonar su lugar de residencia habitual”.
  • Y dado que el cambio climático es una problemática que no conoce fronteras, el Dr. Gutiérrez destaca también que se debe insistir en el reconocimiento de la relación entre el cambio climático y la migración forzada como una realidad en el seno internacional, lo que lleva a la adecuación de los instrumentos internacionales.
  • Como ejemplo, menciona la Estrategia Institucional sobre Migración, Medio Ambiente y Cambio Climático 2021-2030, de la OIM (2021), la cual establece la necesidad de desarrollar soluciones para que las personas puedan desplazarse encauzando la migración en el contexto del cambio climático, la degradación medio ambiental y los desastres por peligros naturales.

El posicionamiento destaca que “son necesarias adecuaciones legislativas para reconocer que, a razón de las alternaciones climáticas, las solicitudes de asilo y refugio deben tomarse en consideración”. Asimismo, invita a que desde la academia, se procuren espacios de reflexión multi, inter y transdisciplinarios con el ánimo de favorecer el desarrollo de normativas novedosas, en apego a los principios del derecho ambiental.

La crisis climática ya es un importante impulsor de la migración interna en África

La crisis climática ya provoca “movimientos migratorios masivos”, sobre todo a nivel interno en países de África, debido a sequías, falta de agua potable o degradación del suelo, según un informe del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed) y la Fundación Friedrich Naumann.

  • El informe, “Climate change and migration. Understanding factors, developing oportunities in the Sahel Zone”, deriva de una investigación conjunta entre el IEMed y la Fundación, que ha revelado que “la movilidad humana es ya una forma de adaptación a la crisis climática”.
  • Entre las conclusiones del estudio figura que “el cambio climático es un importante impulsor de la migración interna, ya que rara vez tiene lugar a través de las fronteras, pero se espera que las regiones del Sahel y del norte y oeste de África sigan patrones y tendencias de movilidad humana”.
  • En el oeste del continente “se están multiplicando los problemas y riesgos, sobre todo los relacionados con la erosión costera y la urbanización”; mientras que, en el norte, entre otros factores, “que los recursos de agua existente sean limitados es lo que provoca vulnerabilidad”.

Otro de los “principales hallazgos” de la investigación es que “las variaciones del cambio climático, de evolución lenta, y sus consecuencias negativas, en combinación con otros factores de inestabilidad, impactarán significativamente en los medios de vida de las personas y conducirán a una pérdida de productividad agrícola y pesquera en lugares muy expuestos”.

  • “El factor clave que hace del cambio climático una de las mayores amenazas del siglo XXI es que afecta negativamente a sectores interrelacionados como la agricultura, la industria, el agua, el turismo, el saneamiento, la salud, la energía, el medioambiente y la biodiversidad”, han defendido los investigadores.
  • El informe recoge también propuestas a la hora de elaborar políticas regionales y nacionales, que “deberían contemplar el nexo entre el cambio climático y los movimientos migratorios a la hora de ser planificadas, diseñadas e implementadas”.
  • Algunas de las propuestas son “compartir información y datos basados en la evidencia con ‘stakeholders’ (grupos de interés) relevantes sobre cómo los efectos del cambio climático y la degradación ambiental pueden influir en las tendencias de movilidad”, o “aumentar los mecanismos de coordinación entre ministerios para la coherencia de las políticas en materia de migración, medioambiente y cambio climático”.

A nivel europeo, los expertos proponen que políticas, estrategias y programas con dimensión externa incluyan la movilidad en un contexto de crisis climática.

Desastres naturales han desplazado a 364 mil personas en México

En los pasados cinco años, más de 364 mil personas han tenido que abandonar sus hogares en México debido a desastres naturales, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

  • Estos desplazamientos, explicó Pablo Escribano, especialista regional en migración, ambiente y cambio climático de la OIM, ocurren por amenazas y fenómenos naturales, pero en México la mayoría de ellos han sido causados por los sismos registrados en este lustro, porque la gente se ve obligada a dejar sus comunidades.

“La migración relacionada con el clima se origina con mayor frecuencia en áreas rurales, y los destinos de los migrantes suelen ser otras áreas rurales o centros urbanos dentro de sus países, por lo que los gobiernos no siempre están preparados para estas migraciones internas”, alertó Escribano al participar en el panel Movilidad humana por causas ambientales del Encuentro Internacional de Movilidad Humana, organizado por la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación.

  • Señaló que sin duda las amenazas ambientales están vinculadas con el cambio climático, pues las sequías, tormentas, inundaciones o subidas de nivel del mar ocasionan los desplazamientos, aunque las personas suelen negarse a dejar sus hogares y cuando deciden mudarse es después de haber enfrentado tragedias.

Según las cifras de la OIM, entre 2017 y 2022 Honduras fue el país de Centroamérica que registró más desplazamientos por desastres ambientales, con más de un millón 302 mil personas. Le sigue Guatemala, con 521 mil 386 desplazados; en tercer lugar, Nicaragua, con 435 mil, y México con 364 mil 256./PUNTOporPUNTO

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