Los bebés que nacen en la Ciudad de México, tienen “huellas” de la contaminación atmosférica en su material genético y pueden sufrir mutaciones, aseguró la académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, María Eugenia Gonsebatt Bonaparte.
Aún no se conocen los efectos que a largo plazo podrían tener los infantes sujetos a esta polución. Algunos estudios señalan mayor probabilidad de presentar asma, y otros indican que de adultos tendrían más riesgo a desarrollar enfermedades como cáncer, añadió la académica.
”No podríamos asegurar que eso va a pasar con los niños, pero es una luz roja o amarilla, al menos, para seguir monitoreando la contaminación, no cesar en la lucha por disminuirla; que se sigan implementando medidas para reducir las contingencias y los incendios en la CDMX”, aseveró Gonsebatt.
- El estudio efectuado en la capital del país se realizó a 300 mujeres y sus recién nacidos, quienes vivían en el norte de la metrópoli y en la alcaldía Iztapalapa, explicó que, efectivamente, el aire contaminado que respiran las mamás llega a los bebés.
”Algunas partículas que circulan en el aire se unen con material genético y se forman aductos de hidrocarburos aromáticos policíclicos”, indicó la académica. Para el estudio se analizaron los niveles de material particulado y Ozono reportado por la Red Automática de Monitoreo Atmosférico de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) de las áreas en las que vivían las mujeres embarazadas.
Además, les tomaron muestras de sangre y también muestras de sangre del cordón umbilical de sus recién nacidos. La especialista refirió que la exposición a los contaminantes en el aire también impacta en menor peso y talla al nacer, y precisó que la quema de combustibles, como gasolina y gas, así como los incendios liberan a la atmósfera partículas que reaccionan con nuestras células, se unen al material genético y producen aductos que causan mutaciones en el material genético, que se consideran peligrosos.
Monitoreo en seis mil ciudades
En 2022 la investigadora mencionó aproximadamente 99% de la población mundial vivía en lugares donde no se respetaban las Directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Calidad del Aire, según este organismo.
- Aunque en más de seis mil ciudades de 117 países se monitorea la calidad del aire, las personas que ahí viven respiran niveles insalubres de materia particulada fina y dióxido de nitrógeno, en especial quienes habitan en países de ingresos bajos y medianos.
- En ese sentido, Gonsebatt Bonaparte estableció que es deseable que en la ZMVM continúe la aplicación de medidas para lograr normatividades similares a las que recomienda la OMS, pues hoy los límites de diversos contaminantes están por arriba.
”En partículas PM 2.5 y PM 10, los estándares que tenemos en la CDMX están por encima de los recomendados por la OMS; se han modificado, pero no debemos bajar la guardia, seguir el monitoreo y continuar subiendo los límites de éstos”, alertó.
”La OMS tiene mucho interés en que nos protejamos de esta contaminación y difunde constantemente información para que agencias como la NASA, que tienen satélites en la atmósfera, monitoreen el material particulado en el mundo. De hecho, hay mapas en tiempo real para conocer la cantidad de este particulado, prácticamente en casi cualquier ciudad en el mundo”, comentó la investigadora de la UNAM.
El organismo también propone mejorar la eficiencia energética de las viviendas y la industria, la gestión de los desechos municipales para reducir algunas de las principales fuentes de contaminación del aire exterior en las ciudades, e impulsar el acceso a energía doméstica no contaminante, por ejemplo.
Contaminación afecta el desarrollo pulmonar de niñas y niños
La contaminación en la Ciudad de México impide el correcto desarrollo pulmonar de niñas y niños de entre seis y nueve años, además incrementa los casos de asma y neumonía, reveló el director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Horacio Riojas Rodríguez.
En videoconferencia sobre la “Difusión del Índice Aire y Salud”, el director del INSP señaló que investigaciones del instituto revelan que menores de edad, que viven en zonas muy contaminadas, no alcanzan a desarrollar adecuadamente sus pulmones.
“De manera muy importante están los efectos de largo plazo. Tenemos estudios en la Ciudad de México en donde se ha visto cómo la exposición crónica a los contaminantes disminuye el desarrollo pulmonar en los niños. Eso es uno de los impactos a largo plazo más importantes que se han visto.
“Esa investigación se hizo en niños escolares, en la Ciudad de México. Tenían entre seis y nueve años de edad y fue un estudio de seguimiento por tres años. De ahí se asume que esta baja en el desarrollo pulmonar puede empezar incluso antes”, indicó Riojas Rodríguez.
El estudio publicado en junio de 2008, Contaminación del aire, inflamación de vías respiratorias y función pulmonar en un estudio de grupo de niños escolares de la Ciudad de México, analizó los efectos dañinos de contaminantes en 158 menores asmáticos y 50 no asmáticos de las alcaldías Iztapalapa e Iztacalco, en la Ciudad de México, y del municipio Nezahualcóyotl, en el Estado de México.
Investigadores de la Dirección de Salud Ambiental del INSP dieron seguimiento médico a los menores de junio de 2003 a junio de 2005, y concluyeron que la exposición a la partícula PM 2.5 (que proviene de automóviles o fábricas) provocó inflamación aguda en vías respiratorias y la disminución en la función pulmonar de los menores.
“La población de estudio consistió en niños que viven en tres municipios de la Ciudad de México, Iztapalapa, Iztacalco y Netzahualcóyotl, donde los altos niveles de emisiones relacionadas con el tráfico son la principal fuente de contaminantes”, indica el estudio.
- Impulso a enfermedades: Riojas Rodríguez señaló que, además, la exposición a contaminantes desarrolla enfermedades agudas y crónicas a los menores de edad, como faringoamigdalitis, neumonía y asma. Contribuye también a la incidencia de casos de diabetes, ya que las partículas afectan a órganos como el páncreas.
“Entre los principales efectos agudos es muy clara la relación entre el incremento de la contaminación y la frecuencia de infecciones respiratorias agudas, sobre todo faringoamigdalitis y neumonía, ese es un efecto bien establecido en los niños.
“El otro es el efecto que tienen la contaminación, el ozono y partículas, en el incremento de crisis asmáticas en ciudades como las de México. Hay varias publicaciones que tenemos en niños de la Ciudad de México sobre eso, se ve muy bien la asociación entre el incremento de contaminantes y el aumento en emergencias y hospitalizaciones por asma”, señaló Riojas Rodríguez.
El experto mencionó que la exposición a contaminantes también contribuye a generar nuevos casos de cáncer de pulmón. Recordó que la Organización Mundial de la Salud clasifica la contaminación atmosférica como un cancerígeno Tipo 1A, “un cancerígeno conocido”.
“En cuanto a enfermedades crónicas, hay varias publicaciones en las que se ve cómo la contaminación crítica contribuye a la incidencia de casos nuevos de asma, de enfermedad pulmonar crónica y también a cáncer de pulmón; este último lo vinculo con daños a las células.
“Eso ocurre porque se ha visto que algunos contaminantes producen un efecto sobre el ADN, y eso hace que se empiecen a reproducir células cancerígenas, sobre todo en los pulmones, pero hay otros efectos”, precisó el directivo del INSP.
Riojas Rodríguez recomendó el uso de cubrebocas ante la exposición de contaminantes y resaltó que personas con enfermedades respiratorias deben de restringir su uso, ya que puede disminuir la capacidad pulmonar.
En aumento las contingencias ambientales en CDMX
En la Ciudad de México y su área metropolitana, el problema de la contaminación atmosférica es cada vez más preocupante. Según el experto de la UNAM Óscar Peralta Rosales, las contingencias ambientales atmosféricas son cada vez más frecuentes y las medidas para reducir las emisiones contaminantes y verificar autos que se han implementado hasta ahora ya no son suficientes.
Durante la conferencia de prensa a distancia titulada “Contaminación por ozono, inicio de la temporada 2023”, Peralta explicó que las contingencias ambientales consisten en aplicar medidas restrictivas para reducir emisiones y tratar de disminuir concentraciones de ozono y material particulado en la atmósfera. En los últimos tres años, la aplicación del programa de contingencias por ozono ha aumentado significativamente, lo que es motivo de preocupación.
- En 2019, se declararon cuatro contingencias, dos de las cuales duraron varios días y se concentraron en la zona suroeste del Valle de México. En 2020, sólo se declaró una, en noviembre, que duró solo un día y unas horas, probablemente debido a la emergencia sanitaria y al comportamiento atípico en la emisión de precursores de ozono. Sin embargo, en 2021 se registraron tres contingencias, y en 2022, seis, una de las cuales duró 51 horas.
Según Peralta, las contingencias suelen activarse en la zona suroeste en un horario vespertino, entre las 3 y las 5 de la tarde, cuando se dan las condiciones propicias para la rápida formación de ozono. Las condiciones atmosféricas, como las altas temperaturas registradas en los meses de abril y mayo en horas de la tarde, la escasez de lluvia y la menor nubosidad, permiten una mayor radiación ultravioleta que detona la formación del contaminante.
- Además, la velocidad y la dirección de los vientos también influyen en la formación de ozono en la Ciudad de México. Según la experta de la UNAM Erika Danae López Espinoza, la circulación de los vientos en la planicie del Valle de México es compleja. Durante el día y la noche se presentan diferentes patrones, pero hay uno predominante de norte a sur.
- Sin embargo, en los meses donde se registran las concentraciones de ozono, los vientos soplan del sureste al norte, lo que crea una zona de convergencia donde se concentran los contaminantes. Además, los vientos son débiles, lo que dificulta su dispersión.
La contaminación atmosférica en la Ciudad de México y su área metropolitana sigue siendo un grave problema para la salud pública. Además de las condiciones atmosféricas que favorecen la formación del ozono, existe un factor geográfico que agrava la situación. La mancha urbana está rodeada por sierras montañosas al este, al oeste y al sur, lo que limita la dispersión de contaminantes.
- La especialista de la UNAM Elizabeth Vega Rangel explicó que el ozono se forma en la tropósfera baja a partir de dos precursores: óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles, más radiación solar. De estos, solo los primeros están normados y se miden de manera sistemática por la Secretaría del Medio Ambiente a través de la Red Automática de Monitoreo Atmosférico. Por lo tanto, es importante conocer las concentraciones y diferentes especies que conforman los compuestos orgánicos volátiles en la atmósfera.
Existen contaminantes primarios y secundarios, explicó Vega Rangel. Los primeros son los que se emiten directamente, como las partículas, el monóxido de carbono y los propios compuestos orgánicos volátiles. Los secundarios se forman a partir de que se emiten gases a la atmósfera, los cuales reaccionan y forman otras especies, como el ozono.
Uno de los precursores del ozono es el óxido de nitrógeno, compuesto que se emite en los vehículos automotores. El gobierno de la Ciudad de México ha hecho un gran esfuerzo por sustituir el transporte público que utiliza una tecnología más limpia. Además, es necesario que se tomen medidas más efectivas para reducir las emisiones contaminantes, como mejorar los controles para los camiones de carga con motores a diésel.
Ricardo Torres Jardón, otro experto en la materia, explicó que en días hábiles prácticamente se tienen las mismas emisiones, lo que cambia es la meteorología, como el viento, los sistemas de alta presión, etcétera. Con suficiente radiación solar, temperatura alta y vientos ligeros, la producción de ozono será muy alta. Por lo tanto, es necesario proponer acciones preventivas a partir de un análisis cuidadoso de las condiciones previas a la ocurrencia de las contingencias.
Torres Jardón recomendó que se evite hacer ejercicio al aire libre entre las 13 y las 17 horas del día, y que se permanezca dentro de casa en ese horario si es posible. Además, es importante evitar las quemas agrícolas e incendios forestales fuera de la zona metropolitana, ya que pueden provocar contingencias.
Las contingencias ambientales afectan tanto la salud como la economía de la población. En este sentido, Omar Amador Muñoz, experto en la materia, propuso un proyecto para estudiar las especies emitidas de fuentes poco estudiadas, más allá de las vehiculares y que no están reguladas. En colaboración con la Secretaría del Medio Ambiente y con financiamiento de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación, se tratará de identificar aquellas que impactan más en la formación del ozono.
Se ha observado que el consumo de productos domésticos para limpieza y aseo personal, así como pinturas y productos químicos en la industria, tienen un impacto muy importante en la formación de ozono. Alrededor del 15 por ciento de ese potencial proviene de los llamados compuestos orgánicos oxigenados. Por esta razón, se está realizando una encuesta en la página del instituto para conocer los productos más usados por la población de la CDMX.
Si se logran identificar las especies predominantes en los productos de mayor uso, se podría sugerir el cambio de su composición y así evitar las emisiones a la atmósfera y con ello las contingencias. La identificación de estas especies es fundamental para mejorar la calidad del aire en la Ciudad de México y su área metropolitana y reducir los efectos negativos en la salud pública y la economía.
Las contingencias ambientales atmosféricas en la Ciudad de México son cada vez más frecuentes, y se concentran en la zona suroeste del Valle de México. Las altas temperaturas, la escasez de lluvia y la menor nubosidad son condiciones atmosféricas que propician la formación de ozono.
Además, la circulación de los vientos en la planicie del Valle de México es compleja, y los vientos son débiles, lo que dificulta la dispersión de los contaminantes. Es necesario que se tomen medidas más efectivas para reducir las emisiones contaminantes y mejorar la calidad del aire en la Ciudad de México. Además, se deben proponer acciones preventivas a partir de un análisis cuidadoso de las condiciones previas a la ocurrencia de las contingencias. La salud pública de la población depende de ello.
La investigación de fuentes poco estudiadas de emisión de compuestos orgánicos volátiles es esencial para reducir la formación de ozono en la atmósfera. El conocimiento de las especies predominantes en los productos de mayor uso podría ser un gran avance en la reducción de las emisiones contaminantes en la Ciudad de México.
Calentamiento global impacta en la salud de los capitalinos
La temporada seca en Ciudad de México está dejando más complicaciones respiratorias que otros años. A la contingencia ambiental por ozono, se le suman la contaminación del aire y el exceso de polen, con concentraciones superiores al 80% en algunos puntos cercanos a bosques y parques.
Este ambiente súper cargado de partículas ha disparado el asma, la tos, los estornudos y otros problemas respiratorios entre la población, de acuerdo a la Red Mexicana de Aerobiología (Rema). “Han aumentado las alergias respiratorias, el asma y problemas como conjuntivitis, rinitis y lagrimeo de los ojos”, apunta María del Carmen Calderón, directora de la red.
Si el aire de la capital suele ser uno de los más contaminados del mundo, la llegada masiva de polen procedente de los fresnos durante los meses de enero y febrero ha provocado que sea aún más difícil respirar.
Calderón señala que en la última década las reacciones alérgicas al polen en la ciudad han aumentado entre un 15 y un 20%, una tendencia que se repite en otros países debido al aumento de las temperaturas por el cambio climático, lo que ha desatado periodos de floración más largos en algunos árboles.
“Si antes la floración de un árbol duraba dos o tres meses, ahora puede alargarse hasta seis meses y las personas que son sensibles a ese polen están expuestas más tiempo”, comenta.
El polen que se produce en los bosques y parques al noroeste, oeste y suroeste de la capital es arrastrado por los vientos hacia la capital y el Valle de México. “Eso significa que hay movimiento del polen en todas partes de la ciudad, también en el norte y en el centro”, explica la doctora. Una vez en el ambiente, los granos de polen se pegan a las partículas en suspensión que suele haber en el aire. “Las proteínas del grano de polen se adhieren a otras partículas cuando llegan al aire y respiramos esa mezcla”, añade.
El polen y los contaminantes se convierten en una especie de superpartículas que permanecen más tiempo en la atmósfera y que provocan las reacciones alérgicas. “Polvo, productos químicos, microplásticos, restos orgánicos, esporas de hongos…”, enumera Calderón.
Desde la organización que dirige, la doctora habla del trabajo conjunto que está haciendo la red con la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came), el órgano encargado de monitorear la calidad del aire en la capital y sus alrededores, para que los datos que ofrece la entidad también incluyan las altas concentraciones de polen en el ambiente. Entre las zonas donde la Rema ha detectado mayores niveles de polen están Cuajimalpa, Chapultepec, Ciudad Universitaria y sus alrededores.
Los especialistas han identificado más de 50 tipos diferentes de polen en el aire de Ciudad de México y, desde 2008, monitorea su concentración en varios puntos de la capital como el bosque de Chapultepec, el bosque de Tlalpan, Cuajimalpa o Ciudad Universitaria. A través de sus redes sociales utiliza un mecanismo de semáforo para advertir a la población de los niveles en varios puntos de la ciudad. En esta temporada de fresnos la doctora Calderón recomienda evitar las horas a las que más polen se libera “Entre las 10.00 y las 12.00 del día y hasta las 15.00 o las 16.00 horas de la tarde”, explica.
Aunque los niveles en la floración de los fresnos decaerán en el mes de marzo, comenzará la temporada de encinos, con una alta carga de alérgenos, por lo que los especialistas recomiendan acudir con un médico para recibir algún tratamiento que mitigue los efectos del polen.
“Las recomendaciones se parecen a las de la contingencia: no salir a las horas de mayor exposición, llevar cubrebocas y tratar de permanecer en interiores todo lo que se pueda”, apunta la directora de la Rema. “Las alergias al polen siempre estarán ahí, porque necesitamos que siga habiendo polen, para que existan las plantas y los árboles. Por eso es importante cuidarse”, señala María del Carmen Calderón./Agencias-PUNTOporPUNTO