Acaba de concluir el primer año de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y si tuviéramos que resumirlo en una frase esta sería: «año de promesas incumplidas», donde hemos ido de mal a peor. Con cifras de desempleo, de las más altas en la historia del país; donde el crimen organizado sigue a todo galope, extendiendo sus tentáculos por toda la República; olvidando el arte de la negociación, para concentrarse en la imposición, como sus inacabadas reformas.
La financiera que da más poder a la banca, criminalizando a los deudores y sus familias; la fiscal que sólo fue el pretexto para elevar impuestos a industriales nacionales (Pymes) y al trabajador cautivo (obrero); la educativa, cuyo logró sólo lo conocen quienes la propusieron (gobierno federal) y los que se beneficiaron al aprobarla (legisladores del PRI, PAN y algunos del PRD, que a cambio recibieron millonario pago), mientras cientos de alumnos no tiene para cuándo recibir clases.
Y las que están en ciernes: Política, que deja fuera demandas sociales como el plebiscito revocatorio de mandato y la segunda vuelta electoral cuando algún candidato obtenga menos del 50% de los votos; sin embargo, acepta la reelección legislativa y municipal, lo que abre la puerta al regreso de dictaduras locales para después ir a la Presidencial. Además de la Energética, que ha provocado que institutos y actores políticos se recuerden hasta el «Pacto por México».
Pero qué de la realidad nacional, donde el pueblo toma las calles para protestar y hasta las armas para defender su legítima propiedad a causa de autoridades. En materia Académica el informe «Progreso Educativo en México 2013» revela que el País no avanzó, pasando de un atraso del 6.3 al 6.9, de 2008 al 2013. «A este ritmo, tomará once años llegar a una calificación de 8», alertó Miguel Székely, autor del informe y director del Instituto de Innovación Educativa del ITESM.
En el terreno Económico, autoridades como SHCP y Banxico bajaron por cuarta ocasión en el año su perspectiva de crecimiento 2013, de 3.5 a 1.3%, que coloca a México con un crecimiento de cero, lo cual ha provocado un aumento descomunal en el número de nacionales en pobreza extrema, de 45.5% en 2010 a 53.3 millones a 2013, que significan 2.6 millones más de indigentes por año, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Las cifras en Seguridad tampoco son halagüeñas. En estos primeros 11 meses del gobierno del regreso del PRI a Los Pinos, diciembre 2012 a octubre 2013, hubo 17,068 asesinatos; es decir, un promedio de 1,551 homicidios dolosos por mes, 1,251 denuncias por plagio y un incremento del 300% en las extorsiones, de acuerdo con el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC). El colmo, la nueva estrategia federal anticrimen es minimizar la realidad con estadísticas oficiales.
Ello a pesar de sus «estrategas mediáticos» que pidieron crear un falso espejismo de disminución de la violencia heredada por Calderón, para lo cual se han valido de medios masivos y comunicadores avituallados que reciben al igual que los legisladores a modo, millonarias cantidades de dinero, lo que contrasta con el 68% de la población de 18 años y más que no siente «ninguna ciudad segura», según confirma la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI.
Este somero recuento del primer año del despeñadero -aun cuando exiguo- refleja el nebuloso panorama de los mexicanos, donde no hay nada que celebrar y sí mucho que lamentarse, pues continuamos siendo presas de la ingobernabilidad política, la corrupción legislativa y la complicidad judicial, donde nadie está salvo de ser devorado por el dinosaurio totalitario, la mendaz ultraderecha y la izquierda genuflexa… Total que ningún partido vale los millones que nos cuestan!
Twitter: @Armando_Alcocer