El historial de Pemex incluye daños severos al medio ambiente, causados por sus instalaciones y operaciones: derrames de petróleo, fugas de gas y otros accidentes, algunos de ellos irreparables.
- Si bien tiene la obligación de remediar las consecuencias, en el registro histórico de las zonas dañadas por la petrolera y sus subsidiarias hay sitios que no se han saneado desde hace catorce años, como comprobó Gatopardo a partir del Listado Histórico de Sitios Contaminados de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, obtenido mediante una solicitud de transparencia.
- Este documento registra 1,046 sitios en México contaminados por sustancias tóxicas entre 2008 y diciembre de 2021 que entraron a un programa de remediación o que fueron reportados por la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente.
- El 62% fue provocado por Pemex (655 de 1046 incidentes) y 141 no han sido atendidos, algunos están en esa situación desde 2008. Según la información proporcionada, 604 hectáreas (casi el 90% de la extensión total del Bosque de Chapultepec) fueron contaminadas en todo el país durante el periodo mencionado. Sin embargo, la información no está completa: en al menos 84 incidentes no se especifica la cantidad de metros cuadrados afectados.
“Cuando tienes un incidente ambiental, pasan diez años y no se ha remediado nada. Los impactos al ecosistema son irreversibles: el daño ya está”, advierte Pablo Ramírez, especialista en Energía y Cambio Climático de Greenpeace México.
- Como se ve en la tabla anterior, Veracruz es la entidad con más sitios contaminados por Pemex y sus filiales (Pemex Exploración y Producción, Perforación; Transformación Industrial; y Logística y Refinación). Únicamente en ese estado hay 67 sitios que no han sido atendidos a pesar de que entraron a un plan de saneamiento ambiental. Casi la mitad de ellos, treinta en total, en Papantla.
En Veracruz los incidentes fueron más comunes porque ahí se encuentra el paleocanal Chicontepec, también conocido como Aceite Terciario del Golfo, explica Gonzalo Monroy, analista en temas energéticos.
- Según el especialista, ese proyecto fue la gran apuesta de Pemex para la perforación masiva de pozos en el sexenio de Felipe Calderón, pero fracasó porque los trabajos de perforación nunca fueron rentables y Pemex terminó abandonándolo, lo que resultó en una gran inversión y perforación, pero pocos resultados y mantenimiento.
Uno de los derrames de petróleo más recientes y dañinos en Veracruz acaba de ocurrir —sucedió en julio de 2022—, precisamente en Papantla. El derrame dañó al menos treinta hectáreas de sembradíos de plátano y naranja y se extendió durante nueve días entre los cultivos y los árboles de las localidades Adolfo Ruiz Cortines y Casa Blanca.
Algunas familias perdieron su principal fuente de trabajo. Estas familias viven con la incertidumbre de si podrán recuperar, algún día, sus campos y sus ingresos, según documentó el Diario de Xalapa.
Las autoridades municipales de Papantla estiman que los habitantes de las comunidades mencionadas viven entre quince pozos de Pemex; por eso es urgente que la petrolera refuerce su seguridad en la zona, como reportó La Jornada. El derrame, que sucedió hace poco más de un mes, se registró en la línea principal del Pozo Santa Águeda 223, un oleoducto que ya antes había presentado otros dos incidentes, entre 2013 y 2014.
- Además de lo que continuamente sucede en Veracruz, los daños de Pemex en el territorio nacional son incuantificables. Pablo Ramírez, especialista de Greenpeace México, explica en entrevista que podría haber un subregistro en las cifras oficiales, pues en algunos casos las autoridades no reportan estos incidentes a tiempo o niegan los daños al medio ambiente, por lo tanto, no hay una “reacción oportuna a este tipo de eventos”.
- En su Plan de Negocios 2021-2025 Pemex identificó un total de 1,376 hectáreas contaminadas en todo México por derrames de hidrocarburos tan solo en 2020, el último año de su registro. Entre 2006 y 2020 suman 17,580 hectáreas con “posible afectación ambiental”.
- “Hay un incumplimiento muy grave de los programas, las leyes y los planes que regulan a Pemex, pues no hay una inspección continua por parte de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente a los sitios contaminados y muchas veces es omisa en cuanto a las sanciones y multas que debería aplicar”, continúa Pablo Ramírez.
Más allá de los datos de Semarnat y de su agencia especializada, en 2018 la Auditoría Superior de la Federación (ASF) reportó que en el país hubo más de 4,500 sitios contaminados por fugas de gasolina y petróleo ocurridas en ductos de Pemex, algunos daños datan de hace cuatro décadas. Aunque la ASF no detalló cuáles son las entidades más afectadas, señaló que entre 2016 y 2018 Pemex suspendió cualquier trabajo relacionado con la limpieza de puntos contaminados, argumentando que se deben a tomas clandestinas.
Al respecto, la empresa indicó que cuenta con una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que la “excluye de la responsabilidad” de atender estos sitios contaminados. Sin embargo, el informe de la ASF concluyó que la justificación de Pemex “no se sostiene” porque la empresa no presentó ninguna prueba para sostener que todos esos casos sucedieron a causa de actos vandálicos.
En el caso particular de Pemex Logística, una de sus filiales, el informe de la ASF señaló que a partir de mayo de 2016 y hasta 2018 esta “no realizó acciones de remediación de suelos y subsuelos que fueron contaminados por el derrame de hidrocarburos y tampoco realizó el retiro de residuos peligrosos en los centros de trabajo, por lo que existe el riesgo de efectos adversos en la salud humana, la flora, la fauna y el medio ambiente”.
- La realidad es que Pemex no invierte lo suficiente en programas de mantenimiento para evitar todos estos derrames y accidentes porque, desde su visión, hacerlo implicaría detener las operaciones temporalmente, es decir, significaría pérdidas económicas para el Estado, explica el experto en energía Gonzalo Monroy. En esto coincide Pablo Ramírez: “La mejor forma de remediar es previniendo, sin embargo, un plan de mantenimiento implicaría detener las operaciones de la petrolera. Pero esto no lo asume Pemex”.
- Otro de los desastres de este año ocurrió en unas plantas potabilizadoras que se encuentran entre Tabasco y Chiapas, a finales de julio. El accidente sucedió debido a un derrame de aceite en los ríos Carrizal y Samaria y el daño provocó que unas seiscientas mil personas se quedaran sin agua, ya que los sistemas de captación tuvieron que detenerse para que no se estropearan. En Tabasco Pemex tiene pendiente la remediación de al menos nueve sitios desde 2008, según el Listado Histórico obtenido.
Los cálculos de la propia compañía en 2022 estimaron que atender sus pasivos ambientales (es decir, cumplir con sus obligaciones financieras para dar respuesta a los accidentes que han dañado el medio ambiente) le puede costar hasta 3,448 millones de pesos a Pemex Exploración y Perforación, una cifra que apenas representa el 6% del presupuesto aprobado en 2022 para esta filial, que fue de 447,717 millones de pesos, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Los daños ambientales y la falta de información
Los incidentes de Pemex traen consecuencias irreparables para el medio ambiente porque afectan la flora, la fauna, los microorganismos del suelo, su fertilidad, el crecimiento de las plantas, así como la existencia y supervivencia de los animales que se alimentan de ellas, de acuerdo con las investigadoras Judith Cavazos Arroyo y Beatriz Pérez Armendáriz, del Centro Interdisciplinario de Posgrados de la Universidad Autónoma de Puebla
- Si afecta el medio ambiente, también afecta la salud de las personas, pues se ponen en riesgo “la salud, la economía y las formas de vida de las poblaciones, debido a que estos compuestos son tóxicos para los humanos (carcinogénicos) y los animales”, según apuntan en su investigación.
Las consecuencias de no contar con programas de prevención y remediación tienen costos
ambientales “brutales”, dice Pablo Ramírez. “La idea de tener los protocolos es actuar de manera rápida para poder evitar impactos mayores a los ecosistemas, principalmente en cuerpos acuáticos, pues las concentraciones tóxicas pueden modificar la diversidad local, la flora y fauna marina para siempre”.
Los derrames de hidrocarburos de Pemex han aumentado año con año: en 2016 se reportaron 192 y en 2020 se contaron 931, es decir, en cuatro años hubo un aumento del 80%. Aunque los incidentes podrían ser mayores, pues no incluyen el derrame que ocasionan las tomas clandestinas o el huachicol.
Pemex no reconoce derrame de combustible en manantial
En Mexicaltongo el cielo fue de color negro por algunas semanas: la comunidad, ubicada en una de las fronteras entre el Estado de México e Hidalgo, vio arder su principal manantial por 19 días. El fuego, que comenzó el último día del año pasado, recién fue cesado el 18 de enero. Nadie sabe exactamente cómo inició, si fue provocado o accidental. Pero hay algo que todos los pobladores tienen claro: en ese manantial había combustible.
- De noche desde su ventana, Gustavo Huitrón dice que veía el baile de una flama intensa. De día, la escena se transformaba y entonces lo que observaba eran grandes cantidades de humo en el aire, tapando las nubes.
- Todo, a lo lejos, era negro. Pemex, y otras autoridades, optaron por no apagar el fuego y entonces aplicar una estrategia de incendios controlados: buscaban que el combustible se consumiera para entonces disminuir el riesgo de explosividad. Lo hicieron hasta que contuvieron el flujo y entonces acabaron con el fuego.
La estatal –dijeron los pobladores– llegó cuatro días después de que comenzó el incendio, luego de los bloqueos a la autopista México-Querétaro. “Yo llamé a Pemex, me dijeron que ya habían recibido varios reportes y que no era su responsabilidad”, dice Huitrón, un hombre que viste de botas y sombrero y que, como la mayoría de quienes viven en Mexicaltongo, se dedica a la agricultura y la ganadería.
El manantial es parte de un conjunto de ríos y nacimientos de agua que abastecen a la región. El incendio se dio en éste, pero los habitantes y los representantes municipales ya advierten la presencia de hidrocarburos en al menos tres puntos más, algunos de ellos utilizados para el consumo humano.
El manantial de Mexicaltongo, cuentan los residentes, también era utilizado como alberca natural en los días de calor. Ahora, los dos grandes árboles que daban sombra a quién ahí acudían son negros y están completamente quemados. El acceso a la zona está restringido.
Desde el 12 de enero pasado, la estatal Pemex ha extraído 3,000 litros diarios de hidrocarburos del manantial que abastecía a la región para sus labores de riego, de acuerdo con los datos que la compañía ha compartido a las comunidades.
- Las autoridades locales y la propia Pemex desconocen por cuánto tiempo deberán continuar con la actividad y si algún día el manantial volverá a su normalidad. Recién el jueves pasado iniciaron un estudio de caracterización, para determinar el origen del derrame. En una asamblea en Mexicaltongo, realizada ese mismo día, ninguno de los involucrados –ni Pemex, ni el municipio, ni autoridades como Protección Civil– quiso comprometerse a fijar una fecha para determinar las causas de lo ocurrido.
Tampoco dieron una respuesta firme a los habitantes que preguntaban continuamente si podrían dar esa agua a los animales que crían o si podrían bañarse con el líquido que, dicen, huele a gasolina. Algunos de ellos se dieron cuenta de que el manantial estaba contaminado cuando sus vacas y caballos no quisieron tomarla más.
- La estatal ha liderado las acciones para contener el incidente, pese a que afirma que los hidrocarburos ahí contenidos no tienen como origen alguna de sus instalaciones. Pemex ha entregado a la comunidad un documento, al que Expansión tuvo acceso, en el que dice que “es poco probable” que sea causante del evento. Hasta hoy, Pemex ya habría extraído del cuerpo de agua lo equivalente a una pipa de las que utiliza para transportar gasolina.
Rodolfo Noguez, el presidente municipal de Jilotepec –uno de los dos municipios afectados–, dice que la compañía aún no ha sido exonerada, pero que nadie más tenía la capacidad financiera y técnica para hacerse cargo del suceso. ”No están declarados culpables, tampoco inocentes”, dice en una entrevista. “Lo que sabemos es que estamos ante un verdadero crimen”.
La oficina de comunicación de Pemex fue consultada, pero no hizo comentarios sobre su posible responsabilidad en la contaminación del manantial.
«Hubo advertencias desde antes»
Hilda Alcantara y su esposo Juan se levantaron el 31 de diciembre pasado con un estruendo, miraron a la ventana y a unos 500 metros de donde habitan había fuego emanando sobre el agua. Dicen que la gente de los alrededores corrió, se amontonó y comenzó a hacer preguntas.
- Muchas de ellas fueron contestadas entre ellos mismos: los vecinos de Mexicaltongo y las comunidades aledañas llevaban semanas percibiendo un olor a combustible entre las calles y en sus casas. Después comenzaron a ver una capa transparente y pesada sobre el manantial. Cuando el incendio llegó fue fácil sacar las conclusiones. “Salían burbujas y en el agua ya corría con grasa, con una especie de nata”, dice Hilda.
- Las advertencias ya estaban desde mucho antes: el conteo de los pobladores dice que, hasta hoy, suman 83 días desde los primeros indicios de un derrame de hidrocarburos en los humedales. Primero, dicen, comenzó el olor, que después se intensificó, luego observaron un líquido acuoso en el agua, murieron los peces de una granja acuícola aledaña y llegó para algunos de ellos el dolor de garganta, de cabeza y los malestares estomacales.
El conteo del municipio da cuenta de menos tiempo: en una serie de denuncias presentadas por el presidente municipal de Jilotepec se lee que los primeros avisos se dieron el 13 de noviembre. Personal de Pemex acudió 10 días después al sitio, tomó pruebas del agua contaminada y se marcharon.
¿Quién fue el responsable del incendio?
Entre más de una decena de pobladores, e incluso entre los representantes del municipio, se repite una misma versión: la petrolera les comentó que no se trataba de hidrocarburos, sino de deshechos de las casas aledañas o de drenaje y les pidieron no alarmarse. Pero a los pobladores el olor les decía otra cosa: el 30 de diciembre, un día antes del incendio, éste fue más intenso que el resto de los días.
Una versión similar se repitió en la conferencia presidencial del 6 de enero: “En Jilotepec lo que sucedió no fue una fuga de hidrocarburos. Pemex es, sin embargo, quien está atendiendo el asunto (…), es un derrame de residuos tóxicos de una empresa particular y son altamente contaminantes y eso es lo que ocasionó el incendio”, dijo esa mañana el subsecretario de Gobernación, Adán Augusto López.
- Pero en Jilotepec, dicen quienes ahí viven, no hay grandes compañías y el olor a combustible era inconfundible. Días después, Pemex confirmó que lo encontrado en el manantial es diésel. “Aquí no hay nada cercano, no hay una empresa cercana que pudiéramos decir está contaminando directamente a este punto”, dice Noguez en el Palacio Municipal de Jilotepec.
- Pemex dice en un documento, y también explicó a los pobladores, que lo que encontró en el manantial fue “diésel y aceite de motor”. Dijo también en un oficio entregado al presidente municipal que el poliducto, que corre de Tula a Palmillas, y que, de acuerdo con la compañía, es el cercano al sitio del desastre funciona de manera íntegra, que no recibió reportes de fuga de presión y que lo que transporta por éste es gasolina, y no diésel. Pemex muestra un estudio de 2014 para certificar el buen funcionamiento de su infraestructura.
“Este ducto se encuentra aproximadamente a una distancia de 2.1 kilómetros del punto en que se detectó la presencia de posible combustible, por lo que, considerando las características del producto transportado en su interior, la topografía y condiciones del terreno, resulta poco probable que éste sea el causante del evento”, dice el oficio.
- Pero sobre el lugar solo corre infraestructura de la petrolera, alguna de ella para llevar combustibles de Tula a la refinería de Salamanca. Otro poliducto corre por la región, pero este transporta gas y pertenece a la iniciativa privada.
Esa mañana en la que se habló de Mexicaltongo en Palacio Nacional, el incendio en el manantial seguía sin ser sofocado. Y fue también hasta ese 6 de enero, una semana después, que se instaló un centro de mando a las afueras del manantial y comenzaron formalmente las actividades de recuperación del sitio, según un inventario de Pemex colocado en el sitio.
En este centro de mando, albergado en una capa de lona blanca, hay un par de fotografías en alto formato que dan cuenta del incendio. Quienes ahí están dicen que éste seguirá en funcionamiento hasta que se controle la situación y se remedie el daño, pero nadie tiene una fecha. “Estamos ante algo que nos puede llevar años”, dice uno de los funcionarios que entra y sale del improvisado recinto./Agencias-PUNTOporPUNTO