A pesar de que la pandemia de COVID-19 está ‘controlada’ en América Latina, hay más padecimientos que preocupan a los expertos en salud, sobre todo 10 enfermedades que han provocado la muerte de millones de personas.
- Entonces, ¿qué sigue en el horizonte para la salud mundial? Expertos de Health Metrics and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington dieron sus opiniones sobre los problemas de salud más críticos a tener en cuenta en 2023.
- La mayoría coincidieron en problemas afectados de alguna manera por la pandemia, como la larga duración de COVID-19 y salud mental. También ofrecieron posibles intervenciones para abordar las amenazas.
¿Cuáles son los 10 problemas de salud que preocupan a expertos en 2023?
1. Salud mental
Los trastornos mentales son una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo, sin evidencia de una disminución de esta carga desde 1990. El impacto de la pandemia de COVID-19, la guerra y la violencia en la salud mental sigue siendo una prioridad, específicamente comprender cómo han impactado en la prevalencia y carga de los trastornos mentales a partir de 2022 y cómo los países deberían adaptar su respuesta de salud mental en consecuencia.
“En el futuro, necesitamos una mejor comprensión de los otros factores de riesgo de los trastornos mentales, cómo varían entre las diferentes poblaciones y cómo ofrecer las mejores oportunidades para la prevención a nivel de la población”, dijo Alize Ferrari, profesora asistente afiliada y líder del equipo para estimar la carga de los trastornos mentales
2. Impacto del cambio climático
El cambio climático ya está afectando la salud de millones de personas en todo el mundo y, lo que es más importante, el cambio climático empeorará a lo largo de este siglo. Por ejemplo, las inundaciones pueden obligar a las personas a abandonar sus hogares y afectar su salud mental, las sequías y las tormentas pueden afectar la seguridad alimentaria y la disponibilidad de agua, y los episodios de humo de los incendios forestales pueden aumentar la contaminación del aire.
“La mayor parte del énfasis hasta la fecha en el cambio climático, y con razón, se ha puesto en lo que llamamos mitigación: reducir las emisiones que conducen al calentamiento global. Sin embargo, hasta la fecha, estos esfuerzos han sido demasiado modestos.
“Ahora estamos en un punto en el que el cambio climático está claramente con nosotros, y se debe prestar mucha más atención a minimizar los impactos en la salud global a través de la adaptación o la mejora de la resiliencia”, explicó Michael Brauer, profesor afiliado y líder del equipo para estimar la carga de los factores de riesgo ambientales, ocupacionales y dietéticos.
3. Enfermedad cardiovascular
Las enfermedades cardiovasculares, como la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares, son las principales causas de muerte en todo el mundo y representan el 28 por ciento del total de muertes en 2021.
Además, especialistas apuntan que los padecimientos cardiovasculares contribuyen sustancialmente a la pérdida de salud y a la carga económica de los sistemas de atención médica. La mayoría de las enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir al abordar los factores de riesgo cardiovasculares modificables, como la presión arterial alta, el colesterol alto, la obesidad, los riesgos dietéticos, el tabaquismo y la contaminación del aire.
4. Infecciones de las vías respiratorias bajas
Las infecciones de las vías respiratorias inferiores, especialmente el virus respiratorio sincitial (RSV) y la influenza, son problemas de salud a tener en cuenta en 2023.
- Vimos una disminución general en las infecciones por influenza y RSV en 2020 debido a las medidas de mitigación de COVID-19, como el uso de cubrebocas y el distanciamiento social. Con la relajación de estas medidas, muchos niños pequeños que no han estado expuestos al RSV en los últimos dos años se están infectando, lo que resulta en brotes de RSV. Los países también han experimentado un aumento de la influenza en todas las edades.
5. Pobreza en la salud
La distribución desigual de los recursos se ha ampliado debido al cambio climático y al aumento de la violencia. Los países de bajos y medianos ingresos experimentan peores resultados de salud que los países de altos ingresos: la esperanza de vida es 34 años menor, la mortalidad de menores de 5 años es alrededor de 100 veces mayor, las muertes por violencia interpersonal y suicidio son 30 veces mayores y las muertes atribuibles a la resistencia a los antimicrobianos (RAM) son 12 veces mayores.
Por esta razón, Mohsen Naghavi, profesor y líder del equipo de causas de muerte, choques, causas intermedias, pidió abordar con urgencia el impacto de la pobreza en la salud, la vida y la muerte.
6. Fortalecimiento de los sistemas de salud
Fortalecer los sistemas de salud a nivel mundial sigue siendo un aspecto crítico de lo que se necesita para sistemas de salud resilientes.
“Creo que lo que se necesita es un compromiso a más largo plazo por parte de los donantes y los gobiernos (recursos financieros y humanos, estructuras de gobernanza, gestión, sistemas de información) para garantizar que las intervenciones se establezcan para la sostenibilidad a largo plazo y puedan brindar los resultados esperados. a través de los sistemas de salud”, afirmó Angela Micah, profesora asistente y codirectora del equipo de asistencia para el desarrollo para el seguimiento de recursos de salud.
7. Diabetes
La diabetes es la cuarta causa principal de años de vida ajustados por discapacidad en América Latina y el Caribe, y entre las cinco causas principales, es la única que muestra un aumento en la tasa estandarizada por edad en comparación con 1990.
- Expertos apuntan que la carga de diabetes en las Américas es grande, creciente, heterogénea y en expansión, especialmente en los países de América Latina Central y el Caribe.
“Las intervenciones basadas en la población, como impuestos e incentivos, un etiquetado de alimentos más informativo, la mejora del entorno construido para facilitar el ejercicio y una mayor promoción para informar a las personas sobre el riesgo que representa la diabetes, combinadas con una educación sanitaria ampliada para combatir los factores de riesgo de la diabetes, parecen ser las mejores opciones”, sostuvo Ewerton Cousin, investigador postdoctoral en el equipo de enfermedades tropicales desatendidas y autor principal del artículo de The Lancet Diabetes & Endocrinology.
8. Lesiones en carretera
Para las personas de 15 a 49 años, los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte. Intervenciones como cascos, cinturones de seguridad, bolsas de aire, límites de velocidad y leyes que desalientan la conducción bajo los efectos del alcohol funcionan.
- Sin embargo, “la implementación no es lo único que determina su éxito: el comportamiento humano debe adherirse a esas políticas para que sean efectivas”, señaló Liane Ong, científica investigadora principal y líder del equipo para estimar la carga de lesiones, enfermedades respiratorias crónicas, trastornos neurológicos.
9. Demencia
Se espera que las tendencias anticipadas en el crecimiento de la población y el envejecimiento de la población conduzcan a un gran aumento en la cantidad de personas afectadas por la demencia en todo el mundo, lo que subraya la importancia de la demencia para la salud pública. Para cuidar adecuadamente a las personas con demencia, se necesita una planificación adecuada de los apoyos y servicios necesarios.
“Las intervenciones dirigidas a los factores de riesgo modificables, como la baja educación, el tabaquismo y el nivel alto de azúcar en la sangre, tienen el potencial de reducir la carga social general y deben priorizarse”, añadió Emma Nichols, investigadora del equipo BIRDS.
10. Envejecimiento de la población
La adaptación de los sistemas de salud para apoyar las necesidades de las poblaciones mayores debe ser una prioridad en 2023. A nivel mundial, se espera que la proporción de la población mayor de 65 años aumente en los próximos años.
Si bien históricamente se ha centrado en las enfermedades que afectan a los niños, es prudente comenzar a pensar y planificar sistemáticamente algunos de estos próximos cambios en la demografía, especialmente en países de ingresos bajos y medios.
La ‘tripledemia’ se sigue propagando en este invierno
Ya se convirtió en una rutina agotadora: los estadounidenses han vuelto a embarcarse en otra temporada de viajes navideños, en medio de una avalancha vírica.
- Se están propagando nuevas variantes de ómicron, inmunes y evasivas, y vuelven a aumentar los casos, las hospitalizaciones y muertes por COVID-19, aunque las cifras siguen estando muy por debajo del pico del invierno pasado. Sin embargo, este año el coronavirus tiene compañía: los virus estacionales comunes, que han permanecido inactivos durante los últimos dos inviernos, han regresado con fuerza.
“Y resulta que tienen tareas pendientes”, afirmó Peter Graven, director de la oficina de análisis avanzados de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón.
En concreto, la gripe y el VRS, o virus respiratorio sincitial, atacaron pronto y con fuerza este otoño, lo cual provocó brotes importantes que ahora se superponen con el resurgimiento del coronavirus. Esta acumulación de virus, que algunos denominan “tripledemia”, ya desencadenó una temporada agotadora de enfermedades, disparó la demanda de analgésicos y antipiréticos, y llevó a los hospitales infantiles al borde del abismo.
No obstante, cada uno de estos tres virus sigue una trayectoria ligeramente distinta. Aunque existen variaciones geográficas considerables, en la mayor parte de Estados Unidos es probable que el VRS ya haya alcanzado su punto máximo, mientras que la influenza está en auge en estos momentos, según los expertos. Además, la COVID-19 sigue creciendo y es probable que los casos sigan aumentando.
- Esto significa que aún quedan semanas difíciles y repletas de fiebre por delante. “Habrá muchos niños resfriados”, comentó Andrew Lover, epidemiólogo especializado en enfermedades infecciosas de la Facultad de Salud Pública y Ciencias de la Salud de la Universidad de Massachusetts Amherst . “Habrá un montón de enfermedades respiratorias flotando alrededor de todas estas fuentes distintas”.
Según los científicos, aún no es demasiado tarde para vacunarse contra la influenza, que parece estar bien adaptada a las cepas que circulan este año, y los expertos repitieron sus habituales exhortaciones a tomar precauciones básicas, como usar cubrebocas en espacios cerrados y concurridos, usar las pruebas rápidas para detectar COVID-19 antes de visitar a personas vulnerables y quedarte en casa cuando te sientes mal.
“Sé que la gente está cansada de oír estas cosas”, aseveró Graven. “No les estamos diciendo que tendrán que cambiar su vida para siempre. Ahora mismo, y por las próximas semanas, no estaremos en una situación favorable”.
- Los científicos esperan que el próximo invierno sea mejor y señalan que esta temporada brutal es una consecuencia desafortunada, y no del todo inesperada, de varios años de precauciones contra la pandemia, como usar cubrebocas y mantener la distancia social. Estas medidas protegieron a muchas personas de las infecciones invernales rutinarias y quizá evitaron que los sobrecargados sistemas sanitarios sufrieran repuntes aún mayores.
No obstante, muchos niños y adultos también perdieron la oportunidad de desarrollar o reforzar sus defensas inmunitarias contra la gripe y el VRS, lo que provocó que la población estuviera inusualmente vulnerable a los virus este otoño.
“Hubo cierta acumulación de susceptibilidad entre la población”, dijo Virginia Pitzer, epidemióloga de enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública de Yale “Es un invierno peor de lo normal, pero esperemos que no se repita el próximo año”.
Un resurgimiento de los virus
El primer virus que surgió este otoño fue el virus respiratorio sincitial, que suele causar una enfermedad leve, pero puede ser grave, o incluso mortal, en adultos mayores y niños pequeños. Para cuando los niños de Estados Unidos cumplen 2 años, casi todos han estado expuestos al virus.
Por lo general, el virus alcanza su punto máximo en diciembre o enero, pero este año, los casos de VRS comenzaron a aumentar abruptamente en septiembre y, a mediados de noviembre, las tasas de hospitalización pediátrica habían alcanzado el nivel más alto desde que comenzó el seguimiento en 2018. Las tasas de hospitalización de adultos mayores también se dispararon.
- La influenza aumentó en octubre, unas seis semanas antes de lo previsto, y ya ha causado al menos 150.000 hospitalizaciones y 9300 fallecimientos, según cálculos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés). El índice acumulado de hospitalización es más alto para esta época del año de lo que ha sido en más de una década.
“En comparación con la situación habitual, teníamos un numeroso grupo de personas que podían estar infectadas por el virus respiratorio sincitial y por la influenza, porque básicamente nos perdimos dos temporadas”, comentó Jeffrey Shaman, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Columbia. Como resultado, los virus “pudieron propagarse pronto e infectar a mucha gente, y por eso estamos viendo estos brotes tan numerosos y marcados desde el principio”.
También se ha detectado que los casos de infecciones de la bacteria Streptococcus del grupo A, o estreptococos A, pueden estar en aumento en Estados Unidos y Europa. Aunque estos casos siguen siendo raros, pueden estar relacionados con los aumentos repentinos de la gripe y el VRS, que pueden hacer que las personas sea más vulnerables a los estreptococos invasivos, dijeron las autoridades.
No obstante, en fechas recientes han surgido algunas señales alentadoras, en especial en lo que respecta al VRS. A nivel nacional, las tasas de hospitalización y las detecciones de VRS se han reducido desde mediados de noviembre, según los datos de los CDC.
“Creo que es probable que la temporada del VRS haya alcanzado su punto máximo en la mayor parte del país”, afirmó Pitzer. “Creo que hay una luz al final del túnel”.
- La trayectoria del repunte de la influenza es más difícil de distinguir, según los científicos. Los niveles del virus siguen siendo muy elevados y es posible que algunas localidades estén teniendo sus picos de influenza en estos momentos. “Sigue pareciendo muy grave en casi todas partes”, dijo Lover.
- Pero hay indicios de que las condiciones podrían empezar a mejorar en algunas zonas del país, incluidas partes del sur y los estados del Atlántico medio. Según el último informe de los CDC sobre la influenza, durante la semana que terminó el 10 de diciembre el porcentaje de muestras de laboratorio que dieron positivo se mantuvo estable a escala nacional y el número de ingresos hospitalarios disminuyó en comparación con la semana anterior.
Varios expertos expresaron su esperanza de que la temporada precoz de influenza de este año también termine pronto, con un rápido descenso de los casos a medida que el virus encuentre menos personas que infectar. “Contagia a todas las personas susceptibles de enfermarse o infectarse y ya no le queda materia durante la temporada tradicional”, afirmó Justin Lessler, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
Por ejemplo, a principios de este año, Australia vivió una temporada temprana y grave de influenza, en la que los casos aumentaron vertiginosamente y luego “se desplomaron con bastante rapidez”, señaló Shaman.
- Otra posibilidad es que los casos de influenza se estabilicen durante un tiempo. En varias comunidades de California, la cantidad de influenza presente en las aguas residuales ha dejado de aumentar, pero sigue siendo elevada, según Alexandria Boehm, ingeniera medioambiental de la Universidad de Stanford e investigadora principal de WastewaterSCAN, una iniciativa estadounidense de vigilancia de las aguas residuales. “Eso sugiere que todavía hay bastantes contagios”, aseveró.
Según los científicos, aunque el brote actual disminuya, podría producirse otro brote de influenza durante la temporada.
“La visión optimista es que tuvimos una temporada temprana y grave y que, con suerte, lo que ocurrirá en las próximas dos semanas es que todas las cifras empezarán a bajar”, señaló Helen Chu, médica especialista en enfermedades infecciosas y epidemióloga de la Universidad de Washington. “Pero la visión pesimista es que esto es solo el principio y más adelante veremos un par de olas posteriores”./Agencias-PUNTOporPUNTO