Ha tenido que caminar por horas entre las comunidades más apartadas de la mixteca oaxaqueña para alfabetizar a sus alumnos. El profesor Gregorio Chávez Jiménez lleva 26 años recorriendo una y otra población de los indígenas triquis más pobres del territorio de San Juan Copala, Oaxaca.
- El año pasado, una vez que se reactivaron las clases presenciales post pandemia de Covid-19, ascendió como supervisor comisionado de la Zona Escolar 015 de ese territorio. Ahora, está a cargo de 75 maestros que, al igual que él, recorren los caminos más inhóspitos para llevar la enseñanza a los pueblos.
El profesor Goyo, como lo conocen sus alumnos, relata que cuando inició su labor como docente trabajó en el centro ceremonial de San Juan Copala. Sin embargo, salió del lugar tras el conflicto social que estalló en 2010 y por el que han sido desplazadas decenas de familias.
Ha desempeñado la docencia entre los suyos y ha esquivado la violencia que prevalece entre los grupos que se disputan la región triqui, en las comunidades de Rastrojo, Cruz Chiquita, Yosoxuyi, Santa Cruz Tilapa, Agua Fría, y Guadalupe Tilapa; en esta última impartió clases durante 10 años. Para llegar al lugar, desde el último transporte que lo dejaba cerca del pueblo de Santiago Juxtlahuaca, tenía que caminar por tres horas entre laderas; para salir, tardaba hasta cinco horas porque el camino iba en ascenso, entre cerros, relata.
- Él es maestro en el cuarto estado con más población analfabeta, 351 mil 511 oaxaqueños, según las cifras más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Los datos oficiales, a 2020, indican que en primer lugar se encuentra Veracruz, con 517 mil 798 personas; en segundo, Chiapas, con 512 mil 720 personas; y en tercero, el Estado de México, con 372 mil 454.
- Gregorio Chávez lamenta que en ninguno de los años que tiene como maestro ha visto que algún mandatario de la entidad, actualmente gobernada por el priísta Alejandro Murat Hinjosa, haya pisado esos lares para saber cómo está la educación. Tampoco, dice, las autoridades de la Secretaría de Educación Pública, que “hacen las cosas desde el escritorio”.
“Me tocó ir caminando a la comunidad que se llama Unión de los Ángeles, una de las más retiradas. Fui a supervisar a la escuela, pero la cosa es que no conocen lo que es un pizarrón, un mesabanco, es una de las comunidades más atrasadas de la educación”, acusa.
El Inegi indica que “aunque en el país la educación básica (preescolar, primaria y secundaria) cada vez llega a más lugares, muchos jóvenes, por diversas razones, no asisten a la escuela y por lo tanto, algunos de ellos no saben leer ni escribir. En México, durante los últimos 50 años, el porcentaje de personas analfabetas de 15 y más años bajó de 25.8 por ciento en 1970 a 4.7 por ciento en 2020 [el porcentaje más reciente registrado], lo que equivale a 4 millones 456 mil 431 personas que no saben leer ni escribir”.
- Lev Moujahid Velázquez Barriga, coordinador de la Gestión Educativa de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Michoacán, opina que las cifras oficiales podrían cambiar después de la pandemia de Covid-19, porque el rezago educativo se agudizó con esta enfermedad que llegó a México en febrero de 2020.
- El también investigador del Centro Internacional del Pensamiento Crítico dice que con la presencia del virus SARS-CoV-2 en el país, la educación se retrasó en todos los sentidos. No nada más es el tema del analfabetismo, indica, sino también el rezago “en infraestructura, la matrícula escolar, en las mismas carencias de las personas, la falta de los maestros, y en cómo ha pegado la condición económica en la población”.
La mañana del 5 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador indicó que la Secretaría de Educación Pública hace un balance sobre la deserción escolar, pues “hay un crecimiento en la matrícula evidente en el nivel medio superior y en el nivel superior, en donde se piensa que hay una disminución en la matrícula es el nivel básico, pero es hipotético”.
- Durante su habitual conferencia de prensa, el primer mandatario expuso que “son dos factores [los que se analizan], en el caso del nivel básico: se atribuye al tiempo que se estuvo sin clases por la pandemia; y también porque hay una disminución de la población infantil, según los censos en los que están en edad de estudiar en el nivel básico. Hay que verlo todavía, son pues hipótesis, no conjeturas”.
Una de las preocupaciones de parte de la comunidad educativa, dice Velázquez Barriga, es que se debe hacer un diagnóstico para saber cuál es el impacto en el aprendizaje, en las escuelas y, por supuesto, de cómo viven las familias en este momento post pandemia, para poder hacer una orientación del sistema educativo, de la política educativa a nivel nacional. “Una situación disruptiva como esta enfermedad nos debe colocar desde un foco diferente”, opina.
Expone el rezago en los aprendizajes es una situación mundial: “en efecto, no esperaríamos que las personas aprendieran las mismas cosas que aprendían previo a la pandemia, sino que este diagnóstico tendría que sustentarse sobre la idea de las necesidades apremiantes en este momento, el mundo también ha cambiado y se requieren nuevas orientaciones para los sistemas educativos”.
- El Inegi da cuenta que la población que sufre de mayor rezago en el aprendizaje son las mujeres y los ancianos. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, cuatro de cada 100 hombres y seis de cada 100 mujeres de 15 años y más no saben leer ni escribir. “En los últimos 30 años, el analfabetismo entre la población de 15 años y más ha disminuido; en el caso de las mujeres este indicador bajó de 15 a 6 por ciento y en los hombres de 10 a 4 por ciento”.
Además, señala que la mayor parte de la población que carece de alfabetización es mayor de los 75 años, con un 26 por ciento de la población que está en esta condición. Le sigue el grupo etario de 60 a 74 años, con un 12.1 por ciento y de los 45 a 59 años, en un 5.1 por ciento.
Las maestras Martha Adriana Monroy Mendoza y Andrea Juárez García son integrantes del programa de alfabetización popular de la Sección XVIII de la CNTE, en Michoacán.
Su misión es abatir el rezago educativo en las regiones más apartadas del estado, como en las poblaciones de los municipios de Marabatío, Pátzcuaro, Uruapan, Zacapo, la Ciénega, Lázaro Cárdenas, Zamora.
- Para la maestra Martha Monroy Mendoza, uno de los principales factores del analfabetismo que prevalece en la región es la pobreza, porque en su momento no se le dio la oportunidad de estudiar a la gente, entonces, dice, con este programa la Sección XVIII le da la oportunidad a personas de diversas edades para que puedan leer y escribir, “que en determinado momento, sepan, siquiera escribir su nombre o firmar un documento”.
- La profesora Andrea Juárez García comenta que aunque sabemos que en el artículo 3 de la Constitución dice que “toda persona tiene derecho a la educación”, “lamentablemente”, en ocasiones esto no ocurre “por las costumbres que tienen los padres”. Todavía hay ideas “arraigadas en los hombres que dicen que las mujeres están para el hogar, esa es una decadencia de la educación”.
También extrabajadora del Inegi, Juárez García comenta que como encuestadora del organismo recorrió el estado y “lamentablemente la mayoría de las poblaciones a donde yo acudí, había mucha marginación, no tenía ni siquiera la primaria terminada, es muy triste ver esta realidad porque hay personas en las cuales se les preguntaba cómo se escribía su nombre y no respondían”.
También, relata, ha visto cómo hay personas que han acudido a sitios públicos a pedir un documento, como un acta de nacimiento, en donde “los funcionarios piden que se anote en un papel recabar los datos personales y es muy triste ver que no saben cómo hacerlo”.
- Por su parte, Monroy Mendoza explica que en el trabajo que realizan actualmente en las comunidades rurales michoacanas, las coordinadoras de la región hacen un brigadeo para ver cuál es la que más apoyo necesita, “trabajamos con mujeres de 30 a 60 años, y ellas van y buscan el área, trabajamos en un ambiente cómodo para que aprendan. Nosotras, como maestras, nos adecuamos a sus posibilidades y tiempos, para que tengan el interés de aprender”.
Contrario a lo que ocurre en los estados con mayor pobreza, el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval) indica que “la Ciudad de México es la entidad con el menor porcentaje de población de 15 años o más analfabeta, y población de 15 años y más con educación básica incompleta (entre el 1.4 por ciento y 17.5 por ciento, respectivamente); mientras que Hidalgo es la entidad con menor porcentaje de población de 6 a 14 años que no asiste a la escuela con 3.8 por ciento”.
El Índice de Rezago Social 2020 del Coneval expone que a nivel nacional, el indicador de la dimensión de educación que presenta mayor incidencia es el de la población de 15 años y más con educación básica incompleta, en un 29.6 por ciento, seguido del de la población de 6 a 14 años que no asiste a la escuela, en un 6.1 por ciento.
Hay 4.4 millones de personas analfabetas
Un siglo después de la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con José Vasconcelos como su principal precursor, para arrancar la cruzada de alfabetización en el país, México tiene aún más de cuatro millones 400 mil personas que no saben leer ni escribir. En los últimos tres años, dos de estos de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, 423 mil 780 personas mayores de 15 años se sumaron al analfabetismo.
- Según esos datos del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) la cifra de personas analfabetas aumentó 10.6 por ciento. Mientras en 2017 tres millones 976 mil 895 personas no sabían leer ni escribir, para diciembre de 2020 eran cuatro millones 400 mil 675, es decir 423 mil 780 mexicanos más.
La definición especializada señala que un analfabeta es la persona de 15 años o más que no sabe leer ni escribir un recado.
La Unesco plantea que para que un país obtenga la “bandera blanca” en materia educativa debe tener menos de cuatro por ciento de su población en esa condición, pero México se sigue quedando a un paso de ello, ya que en este momento la proporción es de 4.6 por ciento.
- La desigualdad del país se expresa también en este sector. Mientras Baja California Sur, Colima, Aguascalientes, Tlaxcala y Durango tienen las tasas más bajas de población que no sabe leer ni escribir, Veracruz, Chiapas, Estado de México, Oaxaca y Puebla ocupan los primeros lugares por la alta proporción de personas en esa condición.
- En 1917, después de la Revolución Mexicana y cuando el país empezó a construir su vida institucional, 98 por ciento de la población era analfabeta.
El 3 de octubre de 1921, después de casi un año de gestiones del político, diplomático y filósofo José Vasconcelos, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto de creación de la SEP.
Uno de los principales objetivos de la gestión del funcionario fue reducir el analfabetismo de la población y para atenderlo ideó las misiones encabezadas por profesores normalistas, pero también por intelectuales o artistas de la época como la poetisa Gabriela Mistral, según la historia de la secretaría, escrita por el propio Vasconcelos.
- En México, durante los últimos 50 años el porcentaje de personas analfabetas bajó de 25.8 por ciento en 1970, a 4.6 por ciento en 2020.
- Cien años después Pedro Flores, investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro, asegura que México requiere clarificar las estadísticas sobre el analfabetismo y conocer a la población que se va sumando. Regularmente, la población en esta situación estaba constituida por adultos mayores, indígenas y mujeres.
“Si ustedes encuentran una región con una composición con personas indígenas, seguramente las analfabetas eran mujeres grandes en zonas rurales, pero hoy necesitamos saber si esto sigue, si son este grupo el que ha incrementado. Es incierto y tenemos que conocerlo. El otro es que la gente no esté buscando la educación como un factor de movilidad social o atractivo y eso interpela al sistema educativo para que la gente no tenga la oportunidad de escolarizarse”.
- La población analfabeta es muy difícil de atender por las características que tiene, y durante la actual administración, señala, “no se han ocupado de esta población y es otra deuda más de la política de la Cuarta Transformación”.
- A decir del especialista, algunos estudios señalan que en los últimos años el número de personas que no saben leer ni escribir se redujo por razones naturales, «es decir que se morían, no porque hubiera una política deliberativa que estuviera sacando a las personas de la condición de analfabetismo”.
Antes de concluir el sexenio pasado, varias entidades del país y desde el INEA pidieron levantar la bandera blanca por su avance en afabetización, entre ellas Morelos, Sinaloa, Zacatecas, Guanajuato, Colima, Jalisco, Michoacán, Tlaxcala y Estado de México, pero la disparidad prevalece con el resto del país.
“Hay que revisar eso cuidadosamente, además de que en los últimos años se procedió a la certificación sin tener criterios claros de evaluación que permitieran identificar si las personas alcanzaron niveles mínimos de aprendizaje”, señala el investigador.
- En su estudio Financiamiento de la educación. El derecho a la educación y la política educativa: promesas y realidades, Alejandro Márquez, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que la incertidumbre sobre el monto de presupuesto para atender a este sector es “un asunto añejo y persistente”.
Pedro Flores agrega que con los años la política educativa definió que no sólo habría que poner atención a los que no saben leer ni escribir, sino a los que están en condiciones de rezago, es decir aquellas personas que por alguna razón no concluyeron la educación básica, esto es que abandonaron en algún tramo la primaria y la secundaria. “No concluir la secundaria es lo que más alimentaba ese rezago”.
Las estadísticas de Prospectiva, Acreditación y Evaluación del INEA indican que a diciembre de 2020 México tenía 28 millones 58 mil 183 personas en rezago, 4.4 de estas eran analfabetas, ocho millones 63 mil no habían concluido la primaria y 15 millones 594 mil no habían terminado la secundaria./Agencias-PUNTOporPUNTO