El desperdicio y la pérdida de alimentos aceleran el cambio climático y dañan el medio ambiente, según indicó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
- El Programa también indica que alrededor del 31% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, que conducen al calentamiento global, son atribuibles al sistema agroalimentario.
Además, que reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos podría disminuir las emisiones de metano en un 15% para 2030. Incluso, señala que el metano tiene más de 80 veces el poder de calentamiento del dióxido de carbono durante los primeros 20 años después de que llega a la atmósfera, y que, al menos el 25% del calentamiento global actual por metano es causado por la acción humana.
Según un informe del PNUMA, en 2019 se generaron más de 930 millones de toneladas de desperdicio de alimentos, una a cifra que representa alrededor del 20% de los alimentos disponibles, según Mark Radka, jefe de la rama de energía y clima del programa de la ONU.
“Existen pruebas de que el desperdicio de alimentos en los hogares se genera a un nivel per cápita similar en todos los países, independientemente del nivel de ingresos del país”, afirmó Radka. “Entonces, los hogares generan en promedio alrededor de 74 kilogramos por persona, por año en desperdicio de alimentos”.
Por su parte, la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indicó que, después de la cosecha, el 14% de los alimentos del mundo se pierde, y se estima que el 17% se desperdicia en el comercio minorista y en la etapa de consumo.
Industria porcícola, en la mira por contaminación
La industria porcícola nacional presenta un crecimiento acelerado en producción, pero sobre todo en exportación por la alta demanda local e internacional; sin embargo, grupos ecologistas afirman que este auge tiene un enorme costo al medio ambiente, por lo que autoridades están verificando a las empresas que cumplan normas en la materia o de lo contrario cerrarán operaciones.
- Viridiana Lázaro, campañista de agricultura y cambio climático de Greenpeace, puntualizó que ni la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ni la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) tienen estudios tangibles sobre la grave contaminación de las granjas porcícolas en el país.
Por lo anterior pide una verificación del impacto ambiental por empresa y cancelación de permisos a quienes no demuestren el cumplimiento de la NOM-001 Semarnat- 2021 y 127-SSA.
- La NOM-001 Semarnat- 2021 establece los límites permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en cuerpos receptores propiedad de la nación, mientras que la NOM 127-SSA establece los límites permisibles de calidad y tratamientos de potabilización del agua para uso y consumo humano.
- Jalisco es el estado con mayor producción de carne de cerdo en México, con 381 mil toneladas anuales, seguido por Sonora con 303.6 mil; Puebla, con 181.7; Yucatán, con 155.5, y Veracruz con 152.5 toneladas al año, según el Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne). Entre las cinco representan siete de cada 10 toneladas de la producción nacional.
En abril pasado, la Profepa clausuró una granja porcícola ubicada en Tepatitlán de Morelos, Jalisco, por el inadecuado tratamiento en el acopio y manejo de los residuos, y porque no acreditó contar con el plan de manejo de los mismos.
En el municipio de Emiliano Zapata, Veracruz, vecinos piden el cierre de dos granjas por la contaminación que emiten y que afecta a la población.
- Otro caso muy sonado es Yucatán, entidad donde Lázaro, de Greenpeace, refirió que tan sólo entre 2017 y 2021 la actividad porcícola es la causante de la deforestación de más de 10 mil hectáreas de selva, además de la grave contaminación de suelos y cuerpos de agua, debido a que del nitrógeno que se suministra a los cerdos en forma de proteína, únicamente entre 20 y 40 por ciento es retenido por el animal y el excedente es expulsado a través de heces u orina.
“La presencia de nitratos (NO3) en los sistemas públicos de abastecimiento de agua representa un grave riesgo sanitario que puede producir nitrosaminas, que es una sustancia que aumenta el riesgo de cáncer de estómago y afecciones respiratorias, así como metahemoglobinemia conocida como síndrome de los niños azules”, contó la ambientalista.
Aún se desperdicia casi un tercio de la comida en el mundo
A la mitad del camino del periodo para el cumplimento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, no hay grandes progresos en reducir a la mitad la pérdida de alimentos per cápita y postcosecha, ya que sigue desperdiciándose casi un tercio de comida, sostuvo Germán Sturzenegger, coordinador de la Plataforma SinDesperdicio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
- Explicó que las pérdidas entre la producción de alimentos, la postcosecha y el procesamiento de alimentos llega a 220 millones de toneladas al año en América Latina y el Caribe, esto es 12 por ciento de la producción total, y equivale a 150 mil millones de dólares anuales, en tanto se pierden, entre la comercialización y el consumo de alimentos el 17 por ciento.
Esto tiene altos costos financieros, ambientales y sociales, además de que 8 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero por metano, uno de los gases causantes del cambio climático, tiene su origen en la perdida de alimentos, dijo durante la celebración del Tercer Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos convocada por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
- Por su parte, Mario Lubetkin, representante regional de la FAO, se refirió a que se enfrenta una situación difícil por el precio de los fertilizantes, la postpandemia y el aumento del precio de los alimentos. Dijo en su intervención que en la región hay 56.5 millones de personas padecen hambre, y aquí se tiene uno de los costos más altos para acceder a una dieta saludable, supera los 4 dólares al día.
Agregó que los alimentos más nutritivos son los que más se pierden, se trata de las frutas y hortalizas, de las cuales se desperdician cerca de 45 millones de toneladas, y acabar con perdidas de alimentos requiere acciones colaborativas en distintos sectores así como definir políticas públicas, tienen que participar los ministerios de agricultura, los parlamentarios, actores de la cadena alimentaria, entre otros.
Inflación y cambio climático modifican las prioridades de los consumidores
El Covid-19 ya no se percibe como una amenaza seria. Los mexicanos están viviendo un periodo de ‘alivio’, luego de que se levantaran diversas restricciones en el país; sin embargo, ahora tienen otras preocupaciones relacionadas con su bolsillo.
- En su ‘Barómetro de problemas globales 2022’, la agencia de investigación de mercados Kantar identificó que en México aumenta la inquietud por las presiones económicas a causa de la inflación, que en la primera quincena de agosto alcanzó una tasa de 8.62%, la más alta en los últimos 22 años.
- Esto llevó a que 50% de los consumidores hicieran ajustes en su economía familiar porque encuentran dificultad para cubrir sus gastos mensuales. En consecuencia, en los últimos meses creció el sentido de la prudencia económica, la mayoría es más cuidadoso para gastar en lo que no es esencial.
A la hora de adquirir el producto de una marca, la calidad y el hábito son los principales impulsores de compra, también que lo que necesita el consumidor esté disponible en el punto de venta físico o e-commerce y de preferencia que dicho producto haya estado en promoción.
En tiempos de inflación, el mejor precio se vuelve más relevante cuando se trata de servicios, mientras que los artículos de lujo, vacaciones y mejoras para el hogar son los que tienen más probabilidad de ser relegados en el presupuesto del consumidor, quien ha percibido en mayor medida incrementos en precios de alimentos y bebidas, gasolina y artículos de cuidado personal.
El impacto ambiental
A cuatro de cada 10 personas les preocupa el cambio climático, que se refleja con la sequía en el norte del país. Pero, acorde con el estudio, los mexicanos creen que las empresas son las principales responsables de resolver este problema.
Las peticiones para ellas son que inviertan más en fuentes de energía renovable, que innoven más en sustentabilidad, que encuentren nuevas soluciones tecnológicas, que apoyen más la compra de producción local y que ofrezcan bienes de segunda mano o reutilizados.
- Lo que se pide a las marcas es que apoyen el reciclaje y menor uso de plásticos, que planten más árboles, incrementen la conciencia sobre el cambio climático, impulsen el uso de productos amigables con el medio ambiente y ayuden a que los hogares sean más eficientes en el consumo de energía.
- Aunque los mexicanos también consideran que ellos pueden incrementar las acciones a su alcance para ayudar contra el cambio climático. El 76% asegura que va a caminar más, el 70% a reducir el uso de gas y electricidad, el 59% a utilizar más el transporte público y a viajar menos, el 53% a trasladarse más en bicicleta, el 38% a instalar paneles solares, el 32% a mejorar el aislamiento en su hogar y el 19% a comprar un vehículo nuevo.
Según el barómetro, ya el 76% de los consumidores en México ha dejado de comprar productos o servicios por su impacto en el medio ambiente y sociedad y el 67% se siente preparado para invertir tiempo y dinero en apoyar compañías que tratan de hacerlo bien, y el 82% busca activamente marcas que ofrecen alternativas para combatir su impacto ambiental.
- Sin embargo, para que el consumo responsable se masifique, dice Alberto Vargas, VP Brand Kantar México, las marcas deben ofrecer propuestas a niveles de precio que los consumidores puedan pagar. Algunas marcas los recompensan si llevan su propia bolsa, si traen ropa usada para donación o si compran productos “conscious” hechos con materiales sustentables.
“Debemos tener presente que el consumidor es el que toma la decisión final y en la actualidad está atravesando por un torbellino de situaciones, locales y globales, que cambian rápidamente sus preocupaciones y la forma de abordar las necesidades funcionales, emocionales y sociales. El reto para las marcas, además de escuchar al consumidor, es acompañarlo y comprenderlo”, señala.
De acuerdo con el análisis, a los mexicanos también les preocupa la guerra entre Rusia y Ucrania, la violencia y el crimen, los recursos y la energía, su salud en general, el empleo, y para tres de cada 10, el coronavirus, aunque ya no le quita el sueño, sigue estando en la mira, con prudencia./Agencias-PUNTOporPUNTO