El gasto funcional en educación, que ejerció el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la primera mitad del año, presentó una caída nunca antes vista, de acuerdo con las estadísticas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
- De enero a junio de este año, el gobierno destinó 355,396 millones de pesos al rubro de educación, lo que representó una disminución de 10.1% en comparación con el mismo periodo del año previo.
- Lo anterior supone la mayor caída de la que se tiene registro para un periodo similar en cuanto al gasto en educación, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Hacienda que se recaban desde el 2007.
- Con esto, el gasto en educación tocó su menor nivel en lo que va del sexenio. En comparación con otros años, es el menor gasto ejercido desde el 2007, cuando se empezaron a recabar los datos.
“Nos preocupó mucho ese dato y nos suena muy extraño. En parte creo que tiene que ver con el no poder operar el programa de la Escuela es Nuestra, con todos los problemas que ha tenido tanto a nivel político como operativo, y también porque en la primera mitad del año no había, en su totalidad, clases presenciales”, señaló Alejandra Macías, directora general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
- Explicó que, generalmente, los recursos de educación no se gastan en el primer semestre, sino en el segundo por diversas situaciones que no quedan tan claras, pero, aún con esa inercia, la caída de este año resulta bastante alarmante. Esto puede señalar que, en general, hay una falta de planeación en el gasto educativo.
De acuerdo con lo aprobado en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2022, este año el gobierno propuso un gasto de 827,519 millones de pesos para el rubro de educación, ligeramente mayor a los 793,952 millones aprobados para salud, y menor al 1.4 billones de pesos para protección social, en donde se incluyen las pensiones para el Bienestar.
Regreso a clases
El lunes 29 de agosto, miles de estudiantes regresaron a clases presenciales, luego de estar en un modelo a distancia o híbrido ante la pandemia del Covid-19 en el país, por lo cual para el segundo semestre del año el gasto en educación tomará relevancia, sobre todo aquel que se destina a la infraestructura, para dotar a los estudiantes de, por ejemplo, lavamanos suficientes y con suministro del agua para poder continuar acatando las medidas de higiene ante la pandemia.
Al primer semestre del año, el gasto que se destinó a la inversión física en educación fue de 8,519 millones de pesos, lo que representó un incremento de apenas 0.5% en comparación con el mismo periodo del 2021.
- Alejandra Macías señaló que, para el segundo semestre del año, si bien se esperaría un mayor gasto funcional en educación, la esperanza es que este sea adecuado de una manera eficiente y que satisfaga las necesidades del sistema educativo, así como de los alumnos y alumnas.
“Se recomienda que el gasto público para educación represente entre 4.0 y 6.0% del Producto Interno Bruto (PIB). En México, este gasto alcanza 3.1% del PIB en el 2022, el nivel más bajo de la última década. Los efectos de esta baja inversión educativa no se sentirán en el corto plazo, pero sus consecuencias se reflejarán en una disminución de la calidad de vida de las generaciones futuras”, consignó un análisis del CIEP.
Aumentar recursos
Desde antes de la llegada de la pandemia de Covid-19 a México, la educación era uno de los temas pendientes del gobierno ante los altos índices de abandono escolar y el acceso a la educación.
- En este sentido, el CIEP expuso que el año pasado, 15.7 millones de personas de entre cero y 22 años no asisten a la escuela al nivel educativo que les corresponde. De estos, 5.5 millones corresponden a la educación inicial, 2.1 millones a preescolar, 1.1 millones a educación media superior, y 6.8 millones a la superior.
Para poder integrar a estas personas a su nivel educativo, se necesita que el gobierno destine recursos entre 0.7 y 1.7% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, alrededor de 440,000 millones de pesos.
“Para el 2022, no hay recursos suficientes para lograr los objetivos de la Reforma Educativa. En el PPEF 2022, se proyectan 161.9 millones de pesos para la Estrategia de educación inicial, 2,525.5 millones para la Obligatoriedad y Gratuidad de Educación Media Superior, y 753 millones para la Obligatoriedad y Gratuidad de Educación Superior. Esto representa 0.8% de los recursos necesarios para integrar a las personas a su nivel educativo correspondiente”, señaló el CIEP en un análisis.
- De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el impacto de la pandemia en el sector educativo ante los cierres y el confinamiento que se tuvieron que implementar es una de las preocupaciones de varios de los países miembros; sin embargo, en México no se impulsaron subsidios para ayudar a los estudiantes a acceder a la educación.
“La proporción de la riqueza nacional dedicada a las instituciones educativas es menor en México que en promedio entre los países de la OCDE. En el 2018, México gastó el 4.6 % de su PIB en instituciones educativas de primaria a terciaria, 0.2 puntos porcentuales menos que el promedio de la OCDE. En todos los niveles de educación, México dedicó una proporción menor del PIB que el promedio de la OCDE en niveles no terciarios y una proporción similar en el nivel terciario” se lee en el informe Education at Glance 2021 realizado por la OCDE.
López Obrador deja de lado a la educación
Los estragos de la pandemia de coronavirus en México tienen en el sistema educativo una de sus grandes víctimas. En un país donde millones de niños viven en familias sumidas en la pobreza, una contingencia como esta, que los ha alejado casi dos años de la escuela, ha reventado las débiles costuras que sostienen a la comunidad educativa.
- Por culpa de la enfermedad o por falta de dinero, ambas causas quizá relacionadas, 1,8 millones de alumnos se vieron obligados a abandonar las clases el año pasado, casi el doble de los que salían del sistema en años anteriores. Pero la pandemia no es lo único que aqueja a la escuela mexicana: el ausentismo, la actual formación docente, el acceso a la profesión y hasta un sindicalismo varado en otros tiempos lastran la formación reglada.
A tres años vista de un Gobierno que se propuso dar la vuelta a México como un calcetín, no se observan grandes modificaciones en las aulas, ni un gran modelo educativo, integral, que las sustente. La derecha ataca las medidas que se anuncian y la izquierda acusa una tremenda decepción por la falta de cambios drásticos en esta materia.
- No entienden una revolución como la que predica el presidente, que se sitúa en la izquierda política, sin un gran proyecto educativo detrás. Andrés Manuel López Obrador dedica casi dos horas cada mañana a platicar sobre el devenir del país, pero la educación no es uno de sus temas recurrentes.
“Todo movimiento que se dice de cambio tiene que poner atención a la educación”, dice Juan Manuel Rendón, profesor y exdirector de la Benemérita Escuela de Normalistas de la Ciudad de México, donde se forman maestros desde hace 133 años.
- Desde su punto de vista, sin embargo, la educación “no está entre las prioridades de este Gobierno”, que sí insiste en el combate a la corrupción y a la pobreza, por ejemplo. “Creo que en la salud han hecho un esfuerzo colosal, pero no en la educación”, lamenta Rendón. Persona muy vinculada con la izquierda, su crítica no se enmarca en las filas de la oposición política, pero sí conforma las de la desilusión.
“Quizá haya necesidades acuciantes por las que el presidente ha olvidado la educación, pero yo más bien creo que no tiene claridad sobre la importancia del papel estratégico que esta juega en el desarrollo de un país”.
El esfuerzo económico en el ámbito educativo se puede medir de varias formas, acudiendo al porcentaje del PIB que se destina a la escuela o al porcentaje del presupuesto total que un gobierno dedica para su gestión pública.
- Este último se mantiene prácticamente igual en los últimos años, alrededor de un 30% del dinero presupuestado por el Gobierno acaba en educación. “Lo que se está haciendo es repartirlo de distinta manera, por ejemplo, quitándolo de un lado para llevarlo a las becas estudiantiles”, comienza Manuel Gil Antón, sociólogo especializado en Educación del Colegio de México (Colmex).
Eso responde por entero a la convicción del presidente de otorgar ayudas directas a las familias en lugar de hacer transferencias monetarias que, según dice, pueden naufragar con la corrupción. Pero también a una idea más profunda de entender la política social y la educativa, que explica Gil Antón: “Antes se hacían transferencias condicionadas a los méritos, solo recibían los pobres meritorios y universalizar estos apoyos es entenderlos como un derecho, no como un beneficio, como las pensiones”. Y es en las becas donde el Gobierno ha depositado buena parte de su política educativa.
- Tres años después del actual sexenio, las nuevas políticas educativas siguen sin concretarse: el Gobierno se afana en modificar el programa escolar con asambleas supuestamente participativas para maestros, padres y alumnos, anuncia la educación universal de cero a tres años, y está avanzada la revisión completa de los libros de texto y el nuevo currículo.
Hay presupuesto para la atención de los alumnos con capacidades especiales. Pero las medidas educativas siguen estando en una nebulosa que las sitúa más en el lado de la teoría que en el de la práctica.
“Más que decepción, me causa extrañeza que apenas veamos cambios cosméticos. No ha habido voluntad de traer la equidad a la escuela, las becas están bien, pero el problema educativo no se agota con la permanencia en la escuela en virtud de un sistema de becas. Este gobierno nos ha dejado a deber un gran proyecto educativo”, sostiene Gil Antón./PUNTOporPUNTO