Opinión FRANCISCO RODRÍGUEZ
Cauto, taimado y calculador como es, Emilio Gamboa Patrón sólo atestiguaba la escena, los señalamientos, incluso los reclamos y la airada respuesta:
— ¡A mí ya me vale madre el país! –dijo en un tono más que enfadado el entonces Presidente de la República Enrique Peña Nieto.
Fue en la Semana Santa de 2016.
Aún faltaban más de dos años para que entregara la banda presidencial a su sucesor.
Sucedió en Ixtapan de la Sal, justo en el Gran Reserva Golf Resort & Country Club de sus amigos, compadres y socios, los hermanos San Román, sitio al que el mexiquense acudía un par de veces por semana a practicar el deporte que jugaba tan mal que tenía que emplear a tres caddies… uno para caminar el rough izquierdo, otro para el rough de la derecha, y otro para el medio del fairway.
¡El del medio del fairway, por cierto, nunca tenía mucho qué hacer!
José Pepe Miguel Bejos –junto con Gamboa, más algún invitado ocasional para completar el foursome de vez en vez– había sido quien enfadó a Peña, sobre el que hoy se sabe la Fiscalía General de la República tiene abiertas y a punto de judicializar carpetas de investigación por delitos electorales, patrimoniales, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.
¿Qué enfadó al entonces Presidente para responder así a su muy cercano amigo Pepe?
Pues una suerte de reclamos comedidamente presentados cual si sólo fueran comentarios al aire que Miguel Bejos le había hecho:
Que la violencia estaba –y aún está—desatada en el país…
… que todos los días crecía el número de muertos…
… que la situación económica de las mayorías estaba ya muy deteriorada…
… que ¿qué clase de país iba a heredar al término de su mandato?…
… que “el loquito” cada día avanzaba más en las encuestas como su posible sucesor…
… que eso representaba un peligro para él.
Tal vez harto de escuchar a su gran amigo –y muy posiblemente también socio en Mota–Engil, la empresa portuguesa constructora y productora de energía – con los restos de la desparecida Luz y Fuerza del Centro– fue cuando Peña dio su ríspida respuesta:
“¡A mí ya me vale madre el país!”
Y aún le quedaban más de dos años de “gobierno”.
“Más rico que el pinche libanés”
Y tras el antipatriótico exabrupto, Peña le explicó a Miguel Bejos el porqué de su valemadrismo:
— Mira Pepe, yo llegué a la Presidencia para ser el hombre más rico de México…
“… y ya lo estoy consiguiendo…
“… ya voy a alcanzar los 80 mil millones de dólares…
“… ¿por qué el pinche libanés –textual– va a ser más rico que yo?…
“… y ya me falta poco para cumplir la meta…
“… en dos años más, ya lo verás, yo voy a ser el más rico del país”.
Todo indica que sí, que EPN no sólo alcanzó, incluso rebasó, la meta de 80 mil millones de dólares por los que la FGR dice estar investigándolo, luego de que la Unidad de Inteligencia Financiera, en voz de Pablo Gómez, diera a conocer las pesquisas que en su momento iniciara Santiago Nieto.
¿De dónde se hizo de mulas EPN?
A principios del sexenio, allá por febrero de 2013, en un desayuno escuché atento las palabras de un militar de alto rango y con un importante cargo en la Secretaría de la Defensa Nacional:
— No amigo –me dijo–, no se equivoque…
“… Peña Nieto llegó a la Presidencia sólo a tres cosas…
“… a robar…
“… a tener relaciones sexuales –utilizó un término impublicable– con quien se le ponga enfrente…
“… y a cobrar venganza de aquellos a quienes considera enemigos.”
Usted lo leyó aquí en su momento, pues se lo platique tal y como lo hago de nueva cuenta.
La de aquel militar fue una predicción acertada.
Sí, pero ¿de dónde robó tanto el ahora expresidente como para acumular semejante fortuna –más dinero que el que posee “el pinche libanés”, según sus propias palabras— si todo el tiempo ha medrado de la política?
Aunque político-político no fue ni ha sido.
Robó de su carrera burocrática.
Comenzó a brillar cuando Arturo Montiel lo hizo secretario de Administración y Finanzas del gobierno del Estado de México.
¿Se imagina usted todo el dinero que pasó por sus manos y de todo el que saqueó de las arcas del erario estatal más grande del país?
Luego, para prepararlo políticamente, el entonces gobernador mexiquense lo hizo diputado local y coordinador de la bancada mayoritaria, la del PRI, en el Congreso mexiquense, donde había partidas secretas impresionantes para comprar conciencias de los opositores y aún de los propios compañeros de partido. Ahí, seguro, EPN también ordeñó tajadas de esas partidas confidenciales.
En la campaña presidencial hubo mucho, pero mucho dinero que no llegó a las arcas del PRI. Los 10 millones de dólares que Odebrecht habría dado para tal propósito, vía Emilio Lozoya Austin, serían apenas un piscacha de lo sustraído.
Y luego, ya como Presidente de la República, ¡lo que no recibía de sus secretarios de Despacho –contratos de obras y servicios–, de los corruptos gobernadores a los que él entronizó y no “de a gratis”, lo mismo que de empresarios, como los de OHL, Oderbrecht y otros que desconocemos, mismos que acudían a Los Pinos a negociar directamente con él!
Y ¡por supuesto! sume usted los tributos que se exigen a los capos del narco –hoy, todaví— para dejarlos “chambear” y/o hasta para avanzar e invadir otras “plazas”.
— ¡80 mil millones de dólares! Un presupuesto anual de 5 billones de pesos ¡aguanta eso y más! –me dijo apenas un funcionario público con quien confirme algunos de los datos que hoy le brindo.
De que Peña Nieto robó, ¡robó!
Uno de los ladrones de cuello blanco más grandes del mundo.
¿No cree usted?
Indicios
Y en su sexenio, ¿cuánto habrán robado –entre otros— Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox? Al primero se le asocia con el exitoso empresario amigo de todos los presidentes, Carlos Slim Helú, en varias empresas entre las cuales destaca Teléfonos de México, aunque se dice que “ya hicieron cuentas” y finiquitaron su sociedad. El segundo es poseedor de medios de comunicación, hoteles, hospitales… * * * La FGR dio a conocer la investigación en torno a Peña Nieto la noche del martes. Y en la “mañanera” del miércoles, el Presidente Andrés Manuel López Obrador –“el loquito”, según José Miguel Bejos— dijo que su postura política respecto a indagatorias a Peña Nieto es la de mirar al futuro y no anclarse en venganzas. Además, que él nada tenía qué ver con las indagatorias. ¿Usted le cree estando las elecciones para gobernador en el Estado de México a la vuelta de la esquina? * * * Por hoy es todo. Le agradezco la lectura de estas líneas y, como siempre, le deseo que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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