Hacía un calor sofocante una tarde reciente en Albuquerque cuando un vehículo todo-terreno recorrió un tramo del río Bravo que se estaba quedando sin agua. Los ocupantes del vehículo no buscaban diversión. Eran biólogos que trataban de salvar un pez en peligro de extinción antes de que el sol convirtiese la poca agua que quedaba en polvo reseco.
- Por primera vez en cuatro décadas, el quinto río más largo de Estados Unidos se secó en Albuquerque la semana pasada. Con el agua desaparece el hábitat del pequeño carpa chamizal, un reluciente pez de la zona del tamaño de un dedo meñique.
Si bien unas lluvias trajeron agua al río, conocido por los estadounidenses como río Grande, los expertos advierten que la resequedad que hay tan al norte río arriba es un indicio de que el suministro de agua será cada vez más frágil y de que las actuales medidas de conservación podrían no alcanzar para salvar al carpa chamizal y al mismo tiempo regar las granjas, jardines y parques de la región.
Peligra el pez carpa chamizal
Hay carpa chamizales en apenas un 7 por ciento de lo que supo ser su hábitat tras un siglo de construcción de presas, canales y desvío de aguas a lo largo de los 3 mil 058 kilómetros (mil 900 millas) del río, que cruza Colorado, Nuevo México, Texas y el norte de México. En 1994 el gobierno estadounidense incorporó al carpa chamizal a su lista de especies en peligro de extinción. Los esfuerzos por salvar al pez, no obstante, tropiezan con la demanda de agua y el cambio del clima.
Años de sequías, temperaturas sofocantes y una temporada de lluvias imprevisible acaban con lo poco que queda de su hábitat. Su única esperanza son las lluvias.
“Se adaptaron a muchas cosas, pero no a esto”, dijo Thomas Archdeacon, biólogo del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos a cargo de un programa para rescatar al pez. “Cuando el río fluye un día si y un día no a lo largo de millas, no saben cómo resolver eso”.
- Cuando partes del río se secan, las autoridades usan redes y cercos para sacar a los peces de charcos cálidos y trasladarlos a tramos del río por los que todavía corre el agua. La tasa de supervivencia del pez al ser rescatado es muy baja, de apenas el 5 por ciento, por el estrés que representan el agua cálida, la resequedad y la reubicación forzada.
Pero dejar a los peces en los charcos de agua es una condena de muerte casi segura, de acuerdo con Archdeacon. Junto con otros biólogos, manejaron varias millas hasta llegar a un sector en el que fluía agua, proveniente de una planta de tratamiento de aguas residuales. Solo un puñado de los 400 que habían sido rescatados sobrevivirán.
A lo largo de los años, el gobierno ha criado y liberado grandes cantidades de carpa chamizales. Las posibilidades de supervivencia de la especie, no obstante, dependerán siempre del hábitat.
La perspectiva de que fluya más agua en el río es limitada
“El cambio climático avanza tan rápidamente que rebasa todas las herramientas que hemos desarrollado en las últimas décadas”, manifestó John Fleck, investigador de la Universidad de Nuevo México.
- Históricamente, una forma de hacer llegar más agua al río es traerla de embalses río arriba. Pero este año Nuevo México no ha podido almacenar más agua que de costumbre por una deuda que tiene con Texas. En medio de la peor sequía que vive el oeste de Estados Unidos en mil 200 años, las lluvias de junio no trajeron suficiente agua al río.
“La época y la localización de las tormentas no bastaron para hacer que el río fluyese de nuevo”, dijo Dave Dubois, climatólogo estatal de Nuevo México.
El estado y los distritos irrigados ofrecieron a los granjeros pagarles para que no planten sus productos, pero pocos aceptaron. Los cultivos en pequeña escala son una tradición histórica en Nuevo México, donde los agricultores riegan sus campos mediante canales de arcilla que cruzan sus patios y conservan sus tierras por razones culturales.
- Si dejasen de cultivar, los campesinos ayudarían a ahorrar agua para los peces y aliviarían la deuda con Texas.
- Las autoridades dicen que en un tramo clave del río, solo en el 5 por ciento de la tierra no hubo cultivos este año.
“Necesitamos que más gante lo haga”, manifestó Jason Casuaga, jefe de ingenieros del Distrito de Conservación de Sector Medio del Río Grande. El programa está apenas en su segundo año y los campesinos quieren seguir adelante con sus cosechas, de acuerdo con Casuaga.
En los últimos cuatro años, Ron Moya cultivó unas 20 hectáreas (50 acres) de heno y vegetales cerca de Albuquerque. Moya, un ingeniero jubilado, dijo que decidió cultivar las tierras que su familia tiene desde hace varias generaciones. El año pasado, no plantó nada en cuatro hectáreas a cambio de miles de dólares, pero dijo que este año no se acogería al programa a pesar de que le ofrecieron más dinero todavía porque quería conservar la humedad de sus tierras.
Moya duda que dejar de cultivar vaya a resolver el problema.
“Hay gente que vive del cultivo de heno. Es lo que saben hacer. ¿Puede concebir que todos en el valle suspendan sus cultivos? Me parece absurdo pensar eso”, manifestó.
Buscan reducir los cultivos en zonas aledañas
El estado y los distritos irrigados ofrecieron a los granjeros pagarles para que no planten sus productos, pero pocos aceptaron. Los cultivos en pequeña escala son una tradición histórica en Nuevo México, donde los agricultores riegan sus campos mediante canales de arcilla que cruzan sus patios y conservan sus tierras por razones culturales.
Si dejasen de cultivar, los campesinos ayudarían a ahorrar agua para los peces y aliviarían la deuda con Texas.
- Las autoridades dicen que en un tramo clave del río, solo en el 5 por ciento de la tierra no hubo cultivos este año.
«Necesitamos que más gante lo haga», manifestó Jason Casuaga, jefe de ingenieros del Distrito de Conservación de Sector Medio del Río Grande. El programa está apenas en su segundo año y los campesinos quieren seguir adelante con sus cosechas, de acuerdo con Casuaga.
- En los últimos cuatro años, Ron Moya cultivó unas 20 hectáreas de heno y vegetales cerca de Albuquerque. Moya, un ingeniero jubilado, dijo que decidió cultivar las tierras que su familia tiene desde hace varias generaciones. El año pasado, no plantó nada en cuatro hectáreas a cambio de miles de dólares, pero dijo que este año no se acogería al programa a pesar de que le ofrecieron más dinero todavía porque quería conservar la humedad de sus tierras.
Moya duda que dejar de cultivar vaya a resolver el problema.
«Hay gente que vive del cultivo de heno. Es lo que saben hacer. ¿Puede concebir que todos en el valle suspendan sus cultivos? Me parece absurdo pensar eso», manifestó.
Ambientalistas exigen a las autoridades frenar contaminación del Río Bravo
Los ambientalistas en Ciudad Juárez exigen a las autoridades mexicanas a detener las descargas de aguas residuales sin saneamiento al Río Bravo, río abajo de la represa American Dam.
Si bien los vertidos de las aguas negras de El Paso al Río Bravo terminaron en enero, los grupos ambientales advierten que los derrames siguen amenazando al ecosistema del río y a la salud pública. Reporteros de El Paso Times observaron el derrame de aguas residuales no tratadas desde varios desagües en el vecindario Ladrillera.
- El vocero de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Ciudad Juárez (JMAS), Daniel Valles, dijo que con el tiempo las nuevas tuberías de alcantarillado pararán el flujo, pero que mientras tanto, los residentes podrán evitar que se taponen los desagües con, por ejemplo, no verter ni escurrir por las tuberías alimentos o grasa.
- El Banco de Desarrollo Norteamericano (NADBank) le otorgó una subvención a JMAS de 11.5 millones de dólares para reemplazar cuatro grandes alcantarillas en el noroeste de Juárez, las cuales están deterioradas y contribuyen a obstruir los flujos de aguas residuales. Valles dijo que los equipos de mantenimiento visitan el vecindario cada tres semanas para reducir la cantidad de residuos que se acumulan a nivel de la calle y que van directo al río.
Sin embargo, los activistas dicen que JMAS debe hacer más y han presentado quejas formales ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de México (PROFEPA).
“Esto afecta no sólo la salud del río, sino también la salud de la población local”, dijo Jeannette Terrazas, artista juarense y miembro del colectivo, Defensa del Río Bravo. “Es negligencia”.
- La mañana del 12 de junio, entró al Río Bravo un flujo consistente de aguas residuales desde tres desagües al borde del barrio Ladrillera. El olor a los residuos permeó el aire y se introdujo a las casas.
Las aguas residuales sin saneamiento llevan bacteria y virus que pueden causar enfermedades como la cólera, la giardiasis y la hepatitis A. Las aguas residuales no tratadas también pueden contaminar las aguas subterráneas, que consumen los residentes de Juárez y El Paso.
Se mezcla aguas residuales con caudal del río
Las aguas residuales que entraban al Río Bravo se mezclaron con el agua que fluía de la represa American Dam, donde a comienzos de junio Estados Unidos comenzó la distribución de la entrega de agua a México para la irrigación de esta temporada. Río abajo, esta agua se desvía en otra serie de compuertas, al sistema de canales en Ciudad Juárez, a través de la Acequia Madre.
Las aguas para la irrigación en El Paso se transportan mediante otro sistema de canales. El Paso County Water Improvement District No. 1 no ha reportado ninguna contaminación.
- Jesús Luévano, secretario de la Comisión Internacional de Límites y Agua (CILA) de México, calculó que el volumen de aguas residuales que se descargan al río desde Juárez va a un ritmo de 05. y .15 metros cúbicos por segundo y que ha continuado la descarga, como mínimo, los últimos dos años. En comentarios que hizo a El Diario en octubre del 2021, dijo que el total es mayor que lo descargado de las aguas residuales de El Paso en el mismo año. En aquel entonces, canalizó las preguntas de El Paso Times a la contraparte de CILA en los Estados Unidos, la International Boundary and Water Commission (IBWC).
“La solución es reparar o rehabilitar el sistema de colectores”, dijo por email la encargada de prensa de IBWC, Lori Kuczmanski. “USIBWC continua viendo derrames al sistema cuando se presentan tapones por sedimento y basura que entran a los colectores. Es un problema recurrente que esperamos se resuelva con estas reparaciones”.
Dijo que IBWC le ha reportado a CILA el problema, para que JMAS tome acción.
Valles, de JMAS, dijo que durante como menos 10 años se ha descargado basura al Río Bravo desde la zona de Anapra por la negligencia y por la topografía inclinada del vecindario. Con frecuencia están tapados los puntos por los que las aguas residuales deberían pasar al desagüe por lo que los residuos terminan descargados en la calle, para fluir después al río.
“Cada descarga que va al río es por eso, no porque JMAS a propósito arregla las cosas para que fluya al río”, dijo Valles.
- Valles atribuyó los tapones al hecho que las personas vierten grasa por el lavadero y el inodoro en casa, así como tierra, basura y otros residuos que entran a los desagües. Con frecuencia los ladrones se llevan las tapas de las alcantarillas para vender el fierro como chatarra, lo cual permite que se escurran las aguas fluviales y la basura a los alcantarillados, lo cual obstruye más el sistema.
JMAS es un ente dependiente de la Junta Central de Agua y Saneamiento del gobierno de estado de Chihuahua. En octubre 2021, Sergio Nevárez fue nombrado director de JMAS por la gobernadora María Eugenia Campos Galván.
“Durante los últimos 10 años, no ha habido debido mantenimiento”, dijo Valles. “No más. JMAS tiene un nuevo plan de mantenimiento y ha estado haciendo mantenimiento de todos esos contenedores”.
Ahora, cada tres semanas los equipos de mantenimiento aspiran los desagües en la zona afectada para agilizar el flujo de residuos a la planta de depuración de aguas residuales. Pero para hacer permanente la reparación, habrá que poner nueva tubería de alcantarilla en el noroeste de Juárez, los cuales han sobrepasado su periodo de utilidad.
“Todo el mundo sabe que ocurre”, dijo Valles. “El punto es que tenemos que cambiar esos contenedores”./Agencias-PUNTOporPUNTO