Industria ahoga el VALLE de MÉXICO con AIRE CONTAMINADO; CDMX, quinta más contaminada del MUNDO

Ni la Administración de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México desde 2018, ni la de Alfredo Mazo, gobernador del Estado de México desde 2017, han podido reducir en los niveles contaminantes que siguen poniendo en riesgo a los habitantes de la zona metropolitana

El cambio climático acelera las condiciones para hacer del Valle de México el caldo de cultivo perfecto para la generación de emisiones con graves consecuencias para la salud. Situada a 2.200 metros sobre el nivel del mar, en una cuenca rodeada de montañas, la zona metropolitana de la capital del país, se transforma en una caldera de contaminantes cada vez más difíciles de dispersar.

  • Frente a la amenaza de la sequía que acecha al país, lo mismo hace una semana que hace un mes, el interminable ciclo de la contaminación ha quedado impreso en las postales de la ciudad y sus alrededores, sobre todo al amanecer.
  • Un cinturón industrial altamente tóxico que traslada el esmog hacia la capital y la ausencia de lluvias están ahogando a la capital mexicana que no para de emitir alertas ambientales. Desde el 1 de enero solo ha habido dos semanas con una calidad del aire aceptable, según el monitoreo del Gobierno de Ciudad de México.
  • Es ya imposible ocultar la masa de contaminantes que rodean y ahogan al Valle de México. A días de que se suspendiera la última contingencia por ozono, la quinta en lo que va del año, las nubes de contaminantes aún se confunden con las de la lluvia que no termina de arrancar su temporada en la capital, como en gran parte del país. Al mismo tiempo, la actividad de una de las urbes más pobladas del mundo sigue sin reducir efectivamente la contaminación que produce.

Desde abrir la llave caliente de la regadera hasta encender el automóvil, la cotidianeidad de la capital esconde tanto el problema como la solución de la contaminación del aire que los ciudadanos llevan años respirando, advierte la directora de calidad del aire de WRI México, Beatriz Cárdenas.

“Se están poniendo todos los elementos: casi 30 millones de personas viviendo en la zona central de la megalópolis, 20 en la zona metropolitana, y todos emitimos contaminantes desde que nos despertamos”, describe. Todo esto en una latitud donde se recibe más radiación solar y en una altura, donde hay menos oxígeno, agrega. “La atmósfera que tenemos es muy baja. Es como una columna arriba de nuestras cabezas en la que todo lo que emitimos no se diluye”, continúa.

“Al prender la luz, la energía a lo mejor viene de la planta de Tula, a 70 kilómetros de Ciudad de México, que usa combustible para producir electricidad”, ejemplifica. Esta central eléctrica, así como la actividad industrial del Estado de México e Hidalgo, son también responsables de la generación del ozono y otros contaminantes altamente dañinos para la población y el medioambiente.

“El combustóleo no tiene filtros y esas masas de contaminantes, si el viento va hacia la zona metropolitana, llegan y se mezclan con muchas fuentes de emisión que no vemos”, continúa.

  • El ozono es un contaminante criterio, es decir, que indica la presencia de otros contaminantes, según explica el coordinador de Contaminación y Salud Ambiental del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), Gerardo Ruiz Sánchez. “Cuando tenemos ozono, tenemos también muchas otras cosas”, advierte.

“Pero ya tan solo el ozono es un antioxidante muy potente que reduce la capacidad respiratoria de las personas, provoca inflamación y daña las paredes celulares de los pulmones, lo que nos hace más propensos a una enfermedad respiratoria”, detalla. “También tiene un efecto en la esperanza de vida a largo plazo”.

  • No solo durante la contingencia ambiental, sino que prácticamente todo el año, las máximas detectadas por las estaciones de monitoreo superan por mucho los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
  • En lo que va del 2022 únicamente ha habido dos semanas con una calidad del aire aceptable, con un promedio diario inferior a las 51 partes por billón de ozono (ppb), según datos de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe). El resto del año, la calidad del aire ha oscilado de regular a mala, con concentraciones máximas por hora de hasta 135 ppb.

Desde hace décadas, las autoridades han implementado medidas para reducir las emisiones, sin embargo, en los últimos años las metas han quedado muy lejos de los estándares recomendados por organismos y expertos.

  • Pablo Ramírez, coordinador de energía y cambio climático de Greenpeace México, recapitula que en los años noventa, Ciudad de México fue la más contaminada del mundo, lo que llevó al Gobierno a ajustar las restricciones.

“Teníamos problemas sumamente graves y lo que se hizo fue sacar las fábricas y la industria pesada de la ciudad, que se llevó a otros lados como el Estado de México, como en Tula, y se han ido generando este tipo de zonas de sacrificio donde la población aledaña sufre las implicaciones”, expone.

  • Ni la Administración de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México desde 2018, ni la de Alfredo Mazo, gobernador del Estado de México desde 2017, han podido reducir en los niveles contaminantes que siguen poniendo en riesgo a los habitantes de la zona metropolitana. Las normativas actuales no responden a las necesidades urgentes de la ciudadanía, continúa Ramírez.

“Seguimos teniendo normas sin modificar desde hace décadas, que definitivamente no obedecen a los lineamientos de la OMS”, apunta. Después de las 60 partículas por billón por hora, el organismo advierte de que existe un riesgo difícil de revertir.

  • En México, se calcula que unos 48.000 fallecimientos anuales prematuros son causados por la contaminación del aire. La OMS también considera que este es el riesgo ambiental más importante para la salud humana al provocar más de siete millones en el mundo, continúa el experto.

“Al final, lo que se tiene que priorizar es la salud de la gente, no el beneficio económico de unos pocos, creo que no hay que perderlo de vista, lo que estamos exigiendo es poder respirar aire que no nos mate”, demanda Ramírez. Otros daños son cada vez más visibles en toda la población, especialmente al entrar en fase de contingencia, cuando los registros son mayores a los 155 ppb.

  • En medio de la tormenta, los ciudadanos comienzan a tener picazón en la piel y en los ojos cuando las concentraciones son ya imposibles de dispersar. “Cuando no se ventila bien y se acumula, lo que se respira son concentraciones más altas de contaminantes y ese es el impacto en salud importante. Con los contaminantes no hay frontera. Muchas veces por donde se acumulan es donde podrías tener mayores impactos con la población”, señala Cárdenas.

“La vegetación también es muy sensible al ozono. Cada vez que tenemos estas altas concentraciones, podemos perder cultivos agrícolas o dañar los bosques”, advierte.

Pese a los registros que convierten a la capital de México en la quinta ciudad más contaminada del mundo, según el último ranking de Greenpeace entre las 28 urbes más pobladas, las autoridades de la megalópolis argumentan que tomar las decisiones lleva tiempo, ya que se deben tener en cuenta varios actores.

  • Ramiro Barrios, vocero de la CAMe, explica que en 2019 se acordaron los máximos establecidos en el último programa de respuesta de contingencias, debido a los reclamos de organizaciones civiles para mejorar la reducción de emisiones. Sin embargo, cada Estado tiene su propio programa de contingencias, lo que dificulta el control de los contaminantes.

“En el Valle de México hay días cuando las concentraciones más altas empiezan en el oriente de la ciudad, pasan por el sur y luego se van al norte de la ciudad, donde se ve muy claramente cómo se van moviendo”, describe.

Contaminación mata a Tula, Edomex y CDMX

A Rocío Nahle García, Secretaria de Energía, no le importa que la gente viva en emergencia permanente por contaminación y agua envenenada en Tula de Allende, Hidalgo; siendo ello la causa de enfermedades gastrointestinales, cáncer, enfermedades respiratorias, etc.

Un empleado entrevistado de la Refinería de Tula de Allende, da testimonio de su denuncia pidiendo guardar su identidad, pues teme represalias hacia su persona y familia.

“Juan N” Seudónimo, nos reveló que perdió a su sobrino de tan solo 19 años. Relata que por accidente cayó al río e ingirió aguas negras. A los pocos días, fue internado sin tener un diagnostico puntual; por lo que lo llevaron a diferentes médicos en la ciudad donde reside y también en la CDMX. Por la falta de información sobre las sustancias tóxicas que pudo haber ingerido, el joven falleció a los pocos días.

El denunciante trató de acercarse a la Secretaría de Energía, al Gobierno del Estado, con diferentes directivos de la Refinería e incluso con Octavio Romero Oropeza, Director General de Pemex para pedirles auxilio, debido a que su familiar también era empleado de la Refinería. La respuesta fue negativa, no tuvo el apoyo solicitado del Gobierno, ni de Pemex, ni de ningún otro órgano gubernamental.

  • Lo único que tuvo fue un gran dolor por la pérdida de su ser querido y amenazas del personal de Pemex, quienes le prohibieron rotundamente divulgar lo sucedido, de lo contrario su empleo e integridad estaban en riesgo.
  • La contingencia ambiental en Tula de Allende es inminente, cada vez es más frecuente en la población la presencia de cuadros infecciosos relacionados con la contaminación de los mantos acuíferos de la región, sin olvidarnos que con la pandemia se agudiza más cualquier tipo de enfermedades. Tula no es un pueblo mágico, es un pueblo de desgracia y dolor.

La atención de las autoridades responsables de la refinería como la de Rocío Nahle, ha sido nula, la Refinería y la Termoeléctrica se encuentran llenas de gases y partículas suspendidas que están envenenando el aire.

  • La población más afectada no cesa de exigir a las diferentes instancias de Gobierno su intervención para atacar las enfermedades provocadas por las chimeneas de la Refinería. “Esto es producto de la corrupción y negligencia que siguen existiendo en el Gobierno Federal y estatal” así lo manifestaron habitantes de Tula de Allende.

Este problema también afecta a la Ciudad de México y su economía, Rocío Nahle, Secretaria de Energía y Octavio Romero Oropeza son omisos y negligentes, no realizan acciones contundentes para contrarrestar los efectos de la contaminación provocados por las chimeneas de la Refinería, no cumplen con las medidas que el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 que establecen en el objetivo rescate del sector energético que: “La nueva política energética del Estado mexicano impulsará el desarrollo sostenible mediante la incorporación de poblaciones y comunidades a la producción de energía con fuentes renovables…” Gobierno de México. Hay denuncias ciudadanas y pronunciamientos de profesionales con investigaciones científicas y Nahle ni los oye, ni los lee, no le importa que la contaminación sea cada vez peor y los índices de cáncer y mortalidad crezcan.

Población del Valle de México afectada

Hay días de extrema contaminación que han marcado la historia del Valle de México, se forman remolinos de polvo, se une el humo de las industrias y vehículos y de toda la polución de actividades que más de 20 millones de personas producen y ese es el aire que respiramos.

  • La tradicional “nata” que envuelve a la Ciudad de México, esa especie de sombrero translúcido de compuestos tóxicos, se convierte en niebla ocre tan densa que da una impresión de un cielo oscuro y opaco.

El sistema que mide la calidad del aire en Ciudad de México establece un parámetro en el que más de 100 puntos se considera un peligro para la salud. Los habitantes del Valle de México nos hemos acostumbrado al aire tóxico, lo respiramos a diario, entra en nuestros pulmones, los irrita y los inflama, provoca tos, falta de aliento, sangrados en la nariz, irritación en los ojos, y si se acumula, puede ser causa de enfisema, bronquitis crónica o problemas cardíacos.

  • Cada vez son más frecuentes para los capitalinos las alertas por la calidad del aire. En 2020, a pesar del cierre de actividades debido a la contingencia sanitaria provocada por el Covid-19, sólo 108 días la calidad del aire fue buena, y para 2021 sólo 127 días fueron buenos; estamos hablando que, en promedio, 248 días en cada año la calidad del aire no fue buena Gobierno de la Ciudad de México.
  • Diversos especialistas, como Carlos Samayoa, coordinador de Movilidad Sustentable en Greenpeace México, han señalado que el hecho de que la refinería de Tula funcione con combustóleo, compromete la calidad del aire no solo de la cuenca de Tula, sino de todo el Valle de México: es decir, el área conocida como Megalópolis.

Y es que a pesar de que los capitalinos activen programas como Hoy no circula para mejorar la calidad del aire cuando esta empeora, lo cierto es que se ha vuelto una constante que pasen días y días de su implementación y los niveles no mejoren, y esto se debe en gran parte a que la geografía de la zona impide la circulación del aire y partículas, y por lo tanto, la contaminación de la Ciudad es la misma para el Estado de México o de Hidalgo, y viceversa, la contaminación que produce Hidalgo -es decir, la termoeléctrica y la Refinería- es la misma para el resto del valle.

  • Un estudio elaborado por Adolfo Hernández Moreno, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana UAM, calcula que entre 8,000 y 14,000 personas mueren cada año en la capital por la mala calidad del aire.

Los contaminantes son resaltados por el funcionamiento dirigido hacia la Refinería y la Central Termoeléctrica. Aunque entre la planta y la megalópolis hay una distancia de 83 kilómetros, según datos del doctor Horacio Riojas, Director de Salud Ambiental del Centro de Investigación en Salud Poblacional del Instituto Nacional de Salud Pública INSP, sus emisiones contribuyen en un 10% a las sustancias tóxicas que los capitalinos respiran diariamente. Sin embargo, hasta el día de hoy Rocío Nahle sigue sin dar alguna solución de los contaminantes que emiten las chimeneas, y los efectos que ocasionan.

México está suscrito a diversos compromisos internacionales que buscan el desarrollo sostenible de los países. Tal es así, que los Acuerdos Internacionales como la Agenda 2030, la Red global para la promoción de políticas de energías renovables, el Pacto mundial por energías limpias, etc. tienen parámetros para equilibrar el desarrollo económico y el desarrollo energético con miras hacia la sustentabilidad; pero al parecer -tal y como lo demostró en la reunión de la OPEP en 2020- a la actual titular de la Secretaría de Energía, no le importan o los desconoce.

Rocío Nahle García, Secretaria de Energía no tiene en su umbral, ni en sus prioridades atender o disminuir las partículas de contaminación atmosféricas y sus consecuencias; la inversión en tecnología para las chimeneas y así mejorar la calidad del aire, es su responsabilidad.

Problema de antaño

El martes 29 de marzo se decretó la primera Contingencia Ambiental Atmosférica por Ozono en la ZMVM —en lo que va del 2022— por lo que de los 5.3 millones de vehículos que transitan por la Ciudad de México, 1.7 fueron sacados de circulación.

  • Entre las restricciones se incluyó por primera vez a los automóviles con engomado 0 y 00, con engomado rojo; y se recomendó no hacer ejercicio en exteriores entre las 13 y las 19 horas.
  • Sin embargo, Cárdenas señala que se deben de tomar medidas más contundentes, sobre todo por la población vulnerable que incluye a la infancia, a las mujeres embarazadas y a las personas con padecimientos crónicos.

“Es un llamado a que quienes están ahorita como autoridades empiecen a identificar qué otras cosas se pueden hacer, es una decisión difícil pero si hay bases de que ‘si dejando de hacer algo se logra el objetivo’, creo que también la ciudadanía más adelante podría apoyar”, dice.

Aunque no todos los vehículos pueden dejar de circular, una opción podría ser tener menos o que éstos sean más limpios, ya que muchos de los que son nuevos en México tienen una obsolescencia de al menos 10 años en otros países, señala.

“A lo mejor deberíamos como sociedad invertir para hacer más limpios los vehículos de transporte público, y pues muchos procesos, nos encantan las carnes al carbón, los pollos asados, pero esto tiene muchas emisiones también, el utilizar tantos solventes también afecta, la energía que utilizamos viene de una termo que quema combustóleo”, menciona.

Otras afectaciones en la calidad del aire

Las partículas finas menores a 2.5 micrómetros pasan directamente a la sangre y por eso pueden generar daños en el cerebro y en el sistema cardiovascular.

“Puedes tener incluso infartos cerebrales porque estos contaminantes a través de tu sangre se distribuyeron en todo el cuerpo, en el cerebro, en el corazón, en los pulmones”, agrega Cárdenas, exdirectora de Gestión de la Calidad del Aire de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) local.

  • Adicional a los daños a la salud, que incluye la muerte prematura, menciona que el ozono reduce la producción de cosechas, lo que afecta al sector agropecuario.
  • Otra situación es la de los incendios forestales o agrícolas, pues los contaminantes son transportados a otros lugares y al llegar a la ciudad se mezclan con los emitidos ahí y si se estancan, las condiciones pueden ser muy negativas.

“Además de la terrible pérdida de que un bosque se queme y perdamos biodiversidad, la masa forestal, estos contaminantes se van a la atmósfera y los terminamos respirando y puede tener consecuencias muy graves, sobre todo para la gente que está muy cerca del incendio”, dice.

Cárdenas, quien también colidera el programa de Calidad de Aire de WRI Global, señala que de seguir con los niveles de contaminación se puede llegar a una crisis ambiental como la del 2019, cuando se alcanzaron altos índices de contaminación atmosférica por partículas de suspensión PM 2.5 y de ozono.

  • “La Ciudad de México ha avanzado mucho, pero no es suficiente, porque todavía no cumplimos con los niveles de nuestras normas ni lo que dice la Organización Mundial de la Salud, todavía falta mucho más que hacer, no podemos parar y eso implica que hay que tomar algunas decisiones y algunas inversiones”, dice.

Las partículas finas menores a 2.5 micrómetros pasan directamente a la sangre y por eso pueden generar daños en el cerebro y en el sistema cardiovascular/Agencias-PUNTOporPUNTO

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