Un DÍA DESPUÉS del mamotreto Revocatorio

Opinión. RAMÓN ZURITA SAHAGÚN

Definitivamente el proceso de Revocación de Mandato deja una serie de lecciones a las que se debe poner atención, para evitar que en lo futuro se repitan algunas malas experiencias.

Por inicio de cuentas la participación en las urnas del 18 por ciento de los ciudadanos da una idea de que hay votantes que no se dejan intimidar o que, simplemente, tuvieron algún estímulo para ir a sufragar.

Las razones que los llevaron a acudir a las casillas son disímbolas y conocer los argumentos de cada uno sería interesante, aunque un ejercicio demasiado tardado y difícil de realizar.

Sin embargo, queda constancia de que el techo de los seguidores de MORENA sigue siendo respetable, ya que los participantes que apoyaron en la Revocación de Mandato la continuidad del Presidente López Obrador representan una cifra similar a la que votó en 2021 en los comicios federales por el proyecto de MORENA.

Es cierto que la cifra es un 50 por ciento menor a la que decidió votar por el hoy Ejecutivo federal, pero también lo es que la elección era distinta.

Hay quienes consideran un desplome del lópezobradorismo, aunque no se puede medir los sufragios que se emitieron a favor de que siga hasta el final, con los que depositaron sus adversarios, ya que el porcentaje es sumamente desfavorable a los segundos.

Los que alentaron la ausencia en las urnas se sienten cómodos con haber cumplido con su papel, ya que los que no obedecieron fueron solamente un porcentaje menor al 10 por ciento y confían en que estos mismos más otro gran porcentaje que se abstuvo de hacerlo son suficientes para derrotar a MORENA en los comicios de 2024.

Empero, hay que ver que muchos de los abstencionistas no acudieron por estar inmersos en una confusión que nadie fue capaz de explicarles, del porque ir o no a las urnas el 10 de abril.

En el proceso de Revocación de Mandato resurgieron los viejos temas que se contempla en cada uno de los procesos comiciales y que, hasta el momento, no ha sido posible erradicar de la vida política nacional.

Como siempre se presentaron una serie de firmas falsas para avalar la Revocación de Mandato, lo que sucede casis siempre que los partidos tienen que comprobar la existencia de militantes que les firman su apoyo. Se vivió intensamente con los candidatos presidenciales independientes.

Desde el inicio existió mucha reticencia para aprobar el procedimiento y el Congreso no lo aprobó en tiempo y forma, ni fijó las reglas de manera clara. Se siguió con la negativa del Congreso de la Unión, para aprobar un presupuesto más alto, por lo que los Consejeros lo consideraron austero y desde ese momento se fomentó una toma y daca entre las autoridades federales y las electorales.

El uso de recursos no fue controlable y la rebeldía de los funcionarios federales y estatales para respetar los tiempos de divulgación y no realizar proselitismo tampoco debe permitirse se presenten.

Hay una serie de factores que se deben analizar muy bien y evitar que como ya sucedió en la Revocación de Mandato surjan nuevamente y nos e puedan controlar, ante el riesgo de que en comicios para elegir nuevas autoridades se presenten y haya tolerancia. La Constitución debe respetarse y aplicarse las sanciones correspondientes a quienes no sigan las reglas establecidas.

El ejercicio democrático del pasado domingo fue un buen ensayo que, afortunadamente, salió bien, aunque unos y otros se consideren vencedores. En realidad se trató de un ensayo democrático que afortunadamente salió con bien.

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El próximo cinco de junio se presentará otro ejercicio democrático en seis estados del país, donde los electores irán a las urnas para seleccionar a sus nuevos gobernantes. Veremos en esa fecha que tanto influyó la Revocación de Mandato para indicarles la ruta a seguir y que tanto benefició a unos u otros partidos.

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