Este 18 de marzo se cumplen dos años de la primera muerte por COVID en México, al principio de la epidemia, los fallecimientos en el derivado país de la enfermedad se contaminaron por decenas, poco a poco, los registros se incrementaron para llegar a cientos e incluso a más de mil por día, siendo el 11 de febrero de 2021 la jornada con el mayor número, con 1,474 fallecimientos.
- Tras dos años de la primera muerte por COVID en el país, se tiene registro de más de 321,000 pero un estudio sobre el exceso de mortalidad publicado recientemente en la revista científica The Lancet alertó que la cifra puede alcanzar los 798,000 decesos, 2.4 veces más de lo dicen las cifras oficiales.
- El artículo señala que el número real de muertes por COVID-19 en el mundo podría ser hasta tres veces mayor de lo informado por autoridades sanitarias. Entre los países con mayor exceso de mortalidad están India con 4.1 millones de personas, Estados Unidos y Rusia con 1.1 millones de muertes en exceso cada uno, y en cuarto lugar se ubicaría México en un rango entre 741,000 a 867,000 más muertes de las esperadas entre el 1 de enero de 2020 al 31 de diciembre de 2021.
Los siete países con mayor número de muertes en exceso concentran más de la mitad del exceso de muertes globales causadas por la pandemia en dos años. En tanto que, por tasas de exceso de mortalidad Rusia (375 muertes por cada 100.000) y México (325 muertes por cada 100.000), ocupan los primeros lugares.
Andreu Comas, del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y Miembro del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, advierte que esto significa que el 88% de los países del mundo tuvieron menos muertes por cada 100,000 habitantes, y esto se debe principalmente al manejo de la epidemia en México.
“En México todo tuvo que ver con la política pública, porque nunca ha evitado que llegue el virus. México retiró sus insumos luego los recompró, al principio dificultó el diagnóstico de COVID, no ha hecho un diagnóstico masivo”, afirma.
La política pública de nuestro país nos ha costado muchas vidas.
El impacto real de la epidemia
El artículo de The Lancet señala que las estadísticas oficiales sobre las muertes reportadas por COVID-19 brindaron solo una imagen parcial de la verdadera carga de mortalidad.
“Nuestras estimaciones del exceso de mortalidad por COVID-19 sugieren que el impacto de la mortalidad por la pandemia de COVID-19 ha sido más devastador que la situación documentada por las estadísticas oficiales”, señala el documento.
- El estudio explica que la diferencia entre el exceso de mortalidad y las muertes por COVID-19 notificadas, puede deberse a un diagnóstico insuficiente debido a pruebas insuficientes, desafíos en la notificación o una mortalidad superior a la esperada por otras enfermedades debido a cambios en los comportamientos relacionados con la pandemia o acceso reducido a la atención médica u otros servicios esenciales.
Así también lo considera el investigador Andreu Comas. Para él, algunos de los motivos de este subregistro, es que México nunca ha parado la transmisión del COVID y no se ha cortado la cadena, además se sustituyó el Seguro Popular con el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) lo que dependerá el acceso a los servicios de salud.
“Disminuyó la atención de salud en México y eso ha impactado muy fuerte en la mortalidad” , afirma. De acuerdo con una encuesta del Consejo Nacional de Evaluación (Coneval), solo en 2020 el 49,6% de las personas reportó que le fue negado el servicio de salud.
Una cifra incierta
Desde el 2020 se han hecho diversas estimaciones sobre el impacto de COVID en la mortalidad, principalmente en el subregistro de los casos o de aquellos que fueron afectados indirectamente al no tener servicios adecuados.
- En marzo de 2021, el informe “La respuesta de México al COVID-19: Estudio de Caso”, que envió la Organización Mundial de la Salud (OMS), reveló que 190,000 muertes en México se podrían haber evitado durante la epidemia.
“Los datos muestran que México fracasó en su respuesta a la pandemia en relación con países comparables. El país tiene una de las tasas más altas de casos y muertes por COVID-19 a pesar de ocupar los últimos lugares en aplicación de pruebas. Esta escasez de pruebas implica que el subdiagnóstico y el subregistro de las muertes por COVID-19 es muy sustancial”, dijo.
- Hace unas semanas, el Inegi reportó un exceso de mortalidad de 653,053 muertes por todas las casusas entre enero 2020 a septiembre 2021, mientras que autoridades de Salud, contabiliza 667,240 más decesos de los esperados entre enero de 2020 hasta principios de 2022, según el portal coronavirus.gob.mx
- La plataforma de Salud plantea que se esperaban 1 millón 487,258 decesos y ocurrieron 2 millones 154,498. Del exceso registrado, 461,561 son asociados con COVID-19, y solo 300,386 confirmadas en SISVER.
“Algo muy cercano al número real, o lo más es el artículo de The Lancet, en unos años, cuando terminen de subir toda la base de datos de mortalidad del registro civil se podrá hacer análisis y los intervalos de confianza serán mucho menores y podremos definir de manera más precisa este número”, comenta Comas.
19 factores que han influenciado negativamente en el manejo de la pandemia
Recientemente el Institute of Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington en Seattle ha publicado un artículo en la prestigiosa revista británica The Lancet. En dicho artículo, el instituto realiza el cálculo del exceso de mortalidad por COVID-19 a nivel mundial.
- Este trabajo concluyó que la mortalidad reportada en México por la Dirección General de Epidemiología hay que multiplicarla por 2.67 veces y la del INEGI por 1.4. Con este factor de corrección se estima que han fallecido -de manera directa e indirecta- en realidad es de 846,490 mexicanos (827,512-930,548). Con esta cifra, México sube del lugar 28 a la 19 a nivel mundial y su tasa de mortalidad se eleva hasta 325 defunciones por cada 100,000 habitantes.
Estos datos nos indican que la mortalidad en México esta en el percentil 89, es decir, en el 88% de los países del mundo han tenido menos muertos que en México. Solo nos gana un 11% de los países a nivel. En el continente americano, solo Bolivia, Perú y Ecuador han tenido más muertes que México.
- Por cierto, si la Ciudad de México fuera un país, su tasa de mortalidad la ubicaría en el quinto lugar a nivel mundial (576.9 defunciones por cada 100,000 habitantes). Tlaxcala ocuparía el lugar siete a nivel mundial (517.2 defunciones por cada 100,000 habitantes). El Estado de México estaría en el octavo lugar (433.6 defunciones por cada 100,000 habitantes) y Puebla sería el noveno lugar (399.7 defunciones por cada 100,000 habitantes).
Las altas tasas de mortalidad de Tlaxcala, Estado de México y Puebla, probablemente se vean influidas por la gran interconexión social y económica que tienen estos estados con la Ciudad de México. Por lo tanto, este es un ejemplo de cómo las -malas- políticas públicas de la capital del país también han afectado a sus vecinos.
Pero ¿por qué tantos han fallecido en México? A continuación relato 19 factores que han influenciado negativamente en el manejo de la pandemia y que por lo tanto han generado nuestra gran mortalidad:
- uso de un modelo deficiente para el manejo de una pandemia de virus desconocido;
- no permitir que la pandemia la dirigiera el Consejo General de Salubridad -quien por ley lo debería de hacer-;
- no escuchar las recomendaciones de la comunidad científica nacional e internacional;
- tener un modelo presidencial populista que minimizó el impacto la pandemia y que además atacó la evidencia científica y las recomendaciones internacionales;
- vender en enero del 2020 nuestros insumos hospitalarios a China, y luego recomprarlos en febrero y marzo;
- la desaparición del Seguro Popular y la mal lograda implementación del INSABI, instituto que ha sido dirigido por alguien sin experiencia en el área-, todo esto precarizó aún más la atención en salud e incremento su brecha en al sociedad;
- la generación por parte de la Secretaría de Salud y de Hacienda del desabasto generalizado de medicinas e insumos, debido al nuevo sistema de compras centralizadas y a los cambios las cadenas lo suministros;
- falta de coordinación y comunicación entre la autoridad federal con las autoridades estatales y locales;
- la falta de una política de comunicación social clara, seria, responsable y basada en el conocimiento científico y no en las creencias personales o religiosas del presidente;
- utilizar el modelo centinela de vigilancia epidemiológica, el cual era el adecuado para una pandemia de virus desconocido;
- el alto nivel de sub registro de casos y defunciones, lo cual generó que la detección de casos fuera reactiva y no preventiva
- la falta de control en la transmisión local de casos;
- el mal diseño financiero y en la inadecuada aplicación del gasto en las políticas públicas del sector salud;
- emplear el modelo de reconversión hospitalaria sin contar con un número suficiente de médicos especialistas, sub especialistas e insumos;
- expandir la capacidad de las terapias intensivas sin comprender que la atención primaria y la prevención de casos era más importante que la atención de tercer nivel;
- el incremento en las inequidades para el acceso a la salud;
- emplear estrategia de vacunación guiada con objetivo electoral y no con estrategias técnicas adecuadas que permitiera una mayor disminución del impacto en un menor tiempo;
- que la estrategia de vacunación la haya coordinado la Secretaria del Bienestar, el IMSS y la SEDENA tener a CENSIA o CONAVA quienes son los expertos en vacunar, como la cabeza; y
- permitir que entren a nuestro país de manera indiscriminada viajeros sin prueba de COVID-19 y/o sin vacunación.
Después de dos años de pandemia, parecería que el gobierno federal y la mayoría de los gobiernos estatales y municipales, así como una sociedad que no han aprendido cómo evitar el contagio o cortar la cadena de transmisión.
Pareciera ser que no importa que nuestro país tenga más de 300,000 niños huérfanos por el COVID-19, que seamos el país #1 en mortalidad en trabajadores de la salud, que hayamos perdido más de uno ciclo y medio de educación y que hayamos registrado una caída del PIB sin precedentes. Desgraciadamente, mi el gobierno ni la sociedad muestran señales de intentar realizar un cambio de rumbo que pueda parar esta catástrofe humanitaria.
Si no actuamos ahora como una sociedad informada, participativa, crítica y exigente para cambiar el rumbo del manejo de la pandemia, la tragedia continuará. Si no paramos la transmisión de la epidemia y evitamos las muertes, seguirán creciendo las brechas en salud, educativa, económica, social y cultural en México.
Finalmente, al seguir con la estrategia actual del gobierno federa, no solo continuaremos perdiendo a más mexicanos, también uno de cada tres de los infectados que sobrevivan tendrán que vivir con las secuelas a largo plazo por el COVID-19./Agencias-PUNTOPORPUNTO
Documento íntegro:
PIIS0140673621027963