Los mercados del mundo han comenzado a resentir los temores de una guerra tras la intervención militar de Rusia en Ucrania decretada por el presidente Vladimir Putin, y el rublo ruso y las divisas europeas, incluyendo el euro, han registrado una jornada poco alentadora a primeras horas del jueves.
La Bolsa de Moscú anunció la suspensión de sus operaciones: «La negociación en todos los mercados fue suspendida. El reinicio será anunciado en una fecha posterior», indicó en un comunicado la mañana de este jueves tiempo de Moscú.
¿Cómo afecta el ataque de Rusia a Ucrania a los mercados mundiales?
El rublo ruso caía a un mínimo histórico y las divisas europeas, incluido el euro, eran las más golpeadas por una ola de ventas el jueves.
Los inversores buscaban divisas refugio seguro, como el dólar, que subía 0.9%, así como el franco suizo y el yen japonés.
- Junto al rublo, las monedas de los países europeos, como la corona sueca, el forint húngaro y el zloty polaco mostraban las mayores pérdidas, con caídas de más de 1%, ya que los operadores se preparaban para las consecuencias de una guerra en el este de Europa y las nuevas sanciones occidentales a los activos rusos.
- La volatilidad en los mercados de divisas se disparó, y una de las medidas más seguidas alcanzó su máximo desde diciembre de 2020.
- Lee Hardman, analista de MUFG, dijo que la aversión al riesgo «dominará a corto plazo, favoreciendo una mayor fortaleza del dólar, el yen y el franco suizo (…) Por el contrario, los riesgos siguen estando fuertemente inclinados a la baja para el rublo y otras monedas europeas que son más sensibles a los efectos negativos de la acción militar en Ucrania».
El rublo se debilitó hasta 89.98 por dólar antes de recuperar parte de esas pérdidas. La moneda estadounidense subía casi 4% frente a la divisa rusa. El euro cayó hasta 1.2% a 1.1164 dólares, su nivel más bajo desde el 31 de enero. El índice del dólar alcanzó los 97.04, un máximo de tres semanas.
- John Goldie, operador de divisas de Argentex, dijo que le había sorprendido la escasa reacción de los mercados de divisas en los últimos días.
«Está claro que muchos no escucharon las palabras del discurso de Putin del otro día y las tacharon de divagaciones de un egoísta. Ese pensamiento miope ha dado paso ahora a una preocupación real de hasta dónde llega esto», dijo.
Los movimientos del yen japonés no eran tan dramáticos. El dólar bajaba 03% a 114.71 yenes.
En Asia operan con pérdidas
Las principales plazas bursátiles de Asia operan con pérdidas mientras que los futuros de Europa se perfilan para tener una jornada volátil.
- El índice Nikkei de Tokio opera con una baja de 2.12% para ubicarse en los 25,887 puntos, mientras que el Hang Seng de la Bolsa de Hong Kong retrocede 3.15% a media jornada, para llegar a los 22,912 enteros.
- Por su parte, los dos principales mercados de China, el de Shanghai y Shenzhen, bajan 1.76% y 2.47%
El presidente Putin justificó su acción por el pedido de ayuda de los separatistas prorrusos y por la política agresiva de la OTAN hacia Moscú, también llamó a los militares ucranianos a «deponer las armas». Putin aseguró que no quiere la «ocupación» de Ucrania, pero su «desmilitarización».
El presidente ruso también advirtió que quienes «intenten interferir con nosotros (…), deben saber que la respuesta de Rusia será inmediata y conducirá a consecuencias que no han conocido jamás».
En las siguientes horas entrarán en operaciones las principales plazas bursátiles de Europa, y los futuros operan con números rojos.
- El FTSE de la Bolsa de Londres, el CAC 40 de París y el DAX de Alemania caen 2.3%, 0.08% y 3.7%, respectivamente la madrugada de este jueves.
Los futuros del Dow Jones, que adelantan los movimientos del principal indicador de la Bolsa de Nueva York, cayeron más de 600 puntos, alrededor de 2% en reacción al anuncio hecho por el presidente ruso.
El Dow ya había cerrado el miércoles en rojo, con un retroceso del 1.38%, y se situó en su nivel más bajo del año.
Precios de las materias primas aumentan
La escalada en la tensión ha obligado a los inversionistas a buscar refugio para su capital. En este sentido, el oro, un activo preciado en tiempos de crisis, supero el miércoles los 1.900 dólares por onza, un aumento del 1,5% desde el pasado lunes y un alza que no se veía desde junio de 2021.
Pero no ha sido el único commodity que ha incrementado su precio debido a la situación. En Egipto, por ejemplo, de acuerdo con una publicación ‘The Economist’, están preocupados por el aumento que ha registrado el valor del trigo, un producto que se cultiva en gran parte de Rusia y Ucrania y del que ambos países concentran cerca de un tercio de las exportaciones del suministro mundial.
De acuerdo a ese artículo, hasta la mañana del miércoles, los precios del trigo habían aumentado un 9% en lo que va de año debido al temor de los inversores de ver una interrupción en la cadena de suministros por las sanciones y el conflicto.
Pero en el mundo existen países que dependen de la oferta rusa de otras materias primas, entre ellas, el níquel, el petróleo y el gas. A pesar de ello, algunos economistas han desestimado el poder de Rusia dentro de la economía mundial.
«Rusia tiene una mínima importancia en la economía global, excepto por el gas y el petróleo (…) Es, en esencia, una gasolinera muy grande», dijo Jason Furman, un economista de Harvard que fue asesor del presidente Barack Obama al diario estadounidense ‘The New York Times’.
Un ataque en plena recuperación y con la inflación por las nubes
Además del impacto directo en los mercados, la repercusión que la guerra en Ucrania puede chocar con la recuperación económica emprendida tras la pandemia. Según indica Juan J. Fdez-Figares, de Link Análisis, el impacto en el mercado de la energía y, en consecuencia, en la subida de los precios, es otro escenario a analizar porque puede llevar a los mercados a tener que afrontar un escenario de bajo crecimiento y alta inflación.
- Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, también señala que estamos ante «un triple golpe para la economía mundial, con una combinación tóxica entre la mayor inflación, el menor crecimiento económico y la mayor incertidumbre». Hay un punto positivo, dice: que el crecimiento es fuerte, «un amortiguador para cualquier desaceleración, y los responsables políticos y los inversores ya están preparados para una inflación alta».
Son muchas las valoraciones en este sentido. Monica Defend, directora global de investigación de Amundi, ha indicado a Bloomberg TV que «la situación está evolucionando hacia el escenario más severo que teníamos en mente», donde «el verdadero perdedor en términos económicos será Europa. Solo porque la inflación se impulsará debido a los precios más altos de la energía y el riesgo de efectos de segunda ronda para el crecimiento».
Con este marco, no sería descartable que los bancos centrales tengan que cambiar de hoja de ruta. Yannis Stournaras, miembro del Consejo de Gobierno del BCE y gobernador del Banco de Grecia, ha asegurado a Reuters que el organismo está dispuesto a extender su programa de estímulo de compra de bonos al menos hasta finales de año y lo mantendrá abierto a cambios para amortiguar las consecuencias de cualquier conflicto en Ucrania. Stournaras ha sido el primer funcionario del BCE en explicar cómo los acontecimientos en Ucrania pueden afectar los planes del banco central de la zona euro.
Las consecuencias económicas llegarán en tres fases diferentes
La tensión entre Rusia y Ucrania (y Occidente) parece haber alcanzado un punto de no retorno. Para lograr un alivio de la situación sería necesario que una de las dos partes diese su brazo a torcer, algo poco probable tras el ataque de Rusia a Ucrania. Ahora, los analistas empiezan a calcular cuál será el coste económico del conflicto entre ambos países.
- Las consecuencias se producirían en tres tiempos con diferentes víctimas. Los mercados financieros primero, el precio de las materias primas al contado y sus derivados después (producto del impacto de las sanciones), y una tercera parte conformada por unas tendencias más estructurales, de largo plazo, que implicarían desde un mayor gasto en defensa hasta un nuevo impulso a la desglobalización.
Lo cierto es que algunas de estas consecuencias ya se pueden ver. El choque está afectando de lleno a los mercados financieros con caídas en las bolsas, por un lado, y ascensos del oro y las materias primas por otro. Estos movimientos podrían acentuarse con la inminente llegada de las sanciones que la Unión Europea y EEUU van a comenzar a implementar sobre la economía rusa.
- Desde la institución financiera Berenberg explican en una nota que «una guerra rusa contra Ucrania sería una tragedia humana y podría decirse que es la peor amenaza para la seguridad mundial desde la crisis de los misiles cubanos de 1962. El posible impacto económico, financiero y político en Europa podría tener tres etapas: muy corto plazo, medio plazo y largo plazo».
En el muy corto plazo están las consecuencias apuntadas anteriormente desencadenadas por el conflicto y las sanciones: se producirá una aversión al riesgo en los mercados ante un crecimiento de la incertidumbre inusual. Esto vendrá de la mano de un retroceso temporal en la confianza de las empresas y los consumidores europeos, que podría restar algo de potencia al despegue de la economía (tras ómicron), pero en ningún caso generar una recesión.
¿Qué hará la banca central?
De modo que las sanciones y el conflicto provocarían «un aumento adicional en la inflación de la energía (pero también de la incertidumbre económica), lo que podría llevar al BCE y el BoE a actuar con más cautela en sus reuniones de marzo», aseguran estos expertos.
- El discurso de los bancos centrales giraría en torno a las opciones que tienen para reducir los estímulos pero no darían pasos concretos hacia esa retirada hasta que se vea con más claridad cuál es el impacto real de este conflicto. La ansiada subida de tipos en la Eurozona podría retrasarse.
Bernd Weidensteiner y Tatha Ghose, economistas de Commerzbank, señalan en una nota que ahora mismo «a corto y medio plazo es probable que Rusia haga frente bastante bien a las sanciones occidentales, pero a largo plazo causarían un daño considerable a su economía. Las economías occidentales también sufrirían una escalada. Además, el BCE probablemente se vería obligado a posponer su cambio de rumbo a pesar de un nuevo impulso de los precios».
Desde Reuters añaden que el BCE podría prolongar su programa de compras netas de bonos (APP) al menos hasta fin de año y mantenerlo abierto para amortiguar las consecuencias de cualquier conflicto en Ucrania, según ha asegurado a Reuters Yannis Stournaras, miembro del Consejo de Gobierno.
- El griego ha sido el primer miembro del BCE dar explicaciones de cómo los acontecimientos en Ucrania pueden afectar los planes del banco central de la zona euro. Todo hace indicar que la primera subida de tipos podría retrasarse. Cuando todo parecía listo para dar un giro hawkish a la política monetaria, el BCE podría verse forzado a prolongar los estímulos para apoyar la estabilidad financiera y la economía.
Por el contrario, Gilles Moec, economista de Axa, cree que «el margen de maniobra para adaptarse a un shock geopolítico con la política monetaria parece particularmente estrecho». Estos expertos apuestan a que el BCE mantendrá una hoja de ruta similar y terminará ejecutando su primera subida de tipos en diciembre. Los precios al alza seguirán presionando a Christine Lagarde, mientras que un conflicto en el este de Europa podría no ser suficiente excusa para detener a los halcones.
«A diferencia del BCE, la Fed ya prácticamente ha anunciado una subida de tipos para marzo. Por lo tanto, si la Fed esquiva esa subida de tipos por el conflicto en Ucrania, el mercado podría sufrir fuertes distorsiones», aseguran desde Commerzbank. De modo que en el escenario más probable, la Fed debería continuar con su hoja de ruta, al menos, hasta marzo. Hasta aquí el corto plazo que se encuentra en los próximos dos meses.
Consecuencias de medio plazo
No obstante, estas consecuencias de corto plazo que primero se visualizan en los mercados son las que generarán un impacto directo en la economía europea en una etapa algo posterior (medio plazo: 3 y 12 meses).
- Bernd Weidensteiner y Tatha Ghose destacan que «el problema aquí no es Europa pierda a Rusia como cliente, más bien el problema es perder a Rusia como proveedor. El punto importante es que Rusia es el proveedor más importante de la UE de algunas importaciones cruciales, que no pueden ser sustituidas rápidamente o que directamente no pueden ser reemplazadas».
Estos expertos apuntan que el gas natural ha sido el foco de atención aquí durante algunos meses. Rusia suministra alrededor del 45% de las importaciones totales de gas natural de la UE, y las instalaciones de almacenamiento de gas natural de la UE actualmente están solo al 35%».
- Además, Rusia también es un importante proveedor de petróleo crudo y carbón para la UE. Según la Comisión de la UE, Rusia representó el 47% de las importaciones de hulla de la UE en 2019 y el 27% de las importaciones de petróleo crudo.
- Sin las importaciones rusas Europa sufriría un aumento todavía mayor del coste de la energía. Según cálculos de Commerzbank, la Unión Europea podría ‘sobrevivir’ hasta abril (con las reservas actuales) si Moscú cortase totalmente el flujo de gas.
Aunque todo lo anterior no desencadenase una recesión en la zona euro y la UE, lo más probable es que la gasolina, la electricidad y otras materias primas alcanzasen nuevos máximos históricos (impulsando la inflación de forma amplias en nuevas oleadas de alzas de precios), lo que podría ahondar en el descontento que ya domina en los consumidores europeos que están siendo víctimas de una de las mayores crisis del coste de la vida de las últimas décadas. Pese a todo, en el medio plazo las bolsas podrían recuperar la tendencia previa a la crisis, según Berenberg. Este sería la única noticia positiva.
Consecuencias de largo plazo
Según los expertos, Moscú podría sortear decentemente los vientos en contra en el corto y medio plazo y Putin podría ganar algo de popularidad interna encontrando un enemigo exterior. Pero en el largo plazo, Rusia sería sin duda la gran perdedora (ante la imposibilidad de encontrar clientes como Europa y viendo lo sucedido tras la invasión de Crimea), mientras que Europa sufriría algunos cambios que también hay que tener en cuenta.
«No habría un impacto significativo sobre el crecimiento de la UE y la Eurozona. Se diversificarían las importaciones energéticas para permitir una menor dependencia del petróleo y el gas rusos, incrementando además el gasto en energías renovables, nuclear e hidrógeno», aseguran desde Berenberg.
Un cambio relevante se produciría en la industria armamentística, lo que también afectaría al gasto público de los gobiernos occidentales. Los economistas creen que el nuevo contexto geopolítico forzaría a los miembros de la OTAN a incrementar su gasto en defensa, revirtiendo la tendencia a la baja de las últimas décadas.
Se acaba el dividendo de la paz
«Un aumento en el gasto de defensa es probablemente inevitable. El dividendo de la paz se ha agotado. Este dividendo ha permitido a Occidente reducir significativamente el gasto en defensa tras el fin de la Guerra Fría y el colapso de la Unión Soviética en 1991. En Alemania, por ejemplo, el gasto en defensa cayó del 2,9% del PIB en 1985 a alrededor del 1,3% en el 2000, un nivel bajo en el que se ha mantenido durante 20 años. Alemania y otros países se verán sometidos a una mayor presión para cumplir el objetivo a medio plazo del 2% para el gasto en defensa adoptado por la OTAN en 2014», aseguran desde Commerzbank.
- Por otro lado, desde el banco alemán apuestan por un mundo más polarizado. Pekín y Moscú están cada vez más unidos, mientras que la UE y EEUU harán lo propio con sus aliados. Es división del globo podría verse reflejada también en las políticas económicas que se adopten a largo plazo: «En los próximos años, lamentablemente esperamos más que nunca una desglobalización en el sentido de que es probable que el comercio mundial crezca incluso más despacio que el PIB, a diferencia de los sesenta años posteriores a la Segunda Guerra Mundial».
Regionalización de la economía
Paralelamente a esta desglobalización, es probable que haya una creciente regionalización del comercio (mayor relación entre los países de una misma región frente a una disminución de las relaciones con terceros).
«La desglobalización y la regionalización son, por supuesto, un problema para la economía alemana y europea, que está orientada a la globalización más que casi cualquier otra economía», advierten desde Commerzbank.
Por otro lado, el desacople económico entre Occidente y Oriente, acelerado por la crisis de Ucrania, traerá la reconstrucción/reindustrialización por parte de los respectivos bloques económicos para satisfacer su demanda por sí mismos. «Para garantizar esto, los estados recurrirán a la regulación y amplios subsidios».
- Buenos ejemplos los estamos viendo ya con la apuesta de los gobiernos de EEUU o la UE por la industria de los chips. Cada bloque generará sus propias tecnologías, lo que podría reducir las economías de escala y la eficiencia del sistema económico global.
- Por último, esta crisis evidencia que la dependencia energética que tiene Europa de Rusia no es positiva. Tener todos los huevos en la misma cesta es un gran riesgo.
«Por lo tanto, los países de la UE presionarán para diversificar las fuentes de suministro, por ejemplo en el caso del gas natural. Si esto implica una mayor dependencia del gas natural licuado (GNL), se deberá construir y ampliar una costosa infraestructura. Además, incluso después de que se haya construido la infraestructura necesaria, es probable que el GNL siga siendo una solución más cara en comparación con el gasoducto ruso».
A modo de conclusión, los analistas de Commerzbank creen que la crisis de Ucrania deja claro una vez más que los próximos años serán testigos de la desglobalización, más política industrial, una nueva política energética de la UE y más gasto en defensa. «Todo esto tiende a disminuir el crecimiento económico y ejercer presión sobre las finanzas públicas, que ya están bajo presión»./Agencias-PUNTOporPUNTO