POR CARLOS RAMOS PADILLA*
Aquí se protegió y dejó en libertad a Ovidio Guzmán. “La orden la di yo” declaró el presidente luego de que Alfonso Durazo había confirmado que fue una decisión “colegiada”.
Ahora el gobierno de Estados Unidos desafió, enfrenta, confronta al gobierno mexicano y ofreció recompensas de cinco millones de dólares por información que lleve a la detención de los hijos del Joaquín El Chapo Guzmán, es decir: Ovidio Guzmán López, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Joaquín Guzmán López.
De acuerdo a las declaraciones de funcionarios estadounidenses del Departamento de Estado; ”Los cuatro son miembros de alto rango del Cártel de Sinaloa y cada uno está sujeto a una acusación federal por su participación en el tráfico ilícito de drogas”.
Habrá pues política de cero tolerancia. Esta determinación ni es sencilla ni gratuita. Las recompensas son producto directo de una nueva orden ejecutiva con la que el propio presidente Joe Biden está determinado en aplicar medidas decisivas para combatir frontalmente a las organizaciones criminales transnacionales, que allá intentan calificar como terroristas.
“ El Consejo de Estados Unidos sobre el Crimen Organizado Transnacional usará todos los recursos del Departamento de Estado y otros cinco departamentos y agencias clave para frenar las actividades del crimen organizado transnacional de manera más efectiva”.
No podemos dudar siquiera que todo esto es resultado de las aprehensiones de delincuentes mexicanos efectuadas en Estados Unidos y que allá sí han proporcionado elementos suficientes y necesarios para perseguir a los cabecillas de grupos dedicados al narcotráfico, a sicarios y a todo aquel que se dedique a la extorsión, mutilación, secuestro y atente contra las reglamentaciones en materia de salud pública. En el vecino país se han multiplicado los casos de violencia al interior de escuelas y centros de estudio que han cobrado la vida de cientos de inocentes.
El binomio drogas y armas deja una estela de horror además de provocar una evidente desestabilización social. El gobierno de Biden no puede ni quiere tolerar que en su territorio se dé un fenómeno como el “culiacanazo” que entre otras cosas muestra la corrupción gubernamental, el poderío de los criminales y se humille a los organismos de inteligencia y de las Fuerzas Armadas como ocurrió en Sinaloa.
Sabemos que Estados Unidos pide intervenir en cualquier región del mundo cuando a algún americano se le maltrate, prive de la libertad o asesine. A México en concreto le en Ian ese mensaje.
Y es que desde el asesinato del agente de la DEA, Kiki Camarena, los estadounidenses no están dispuestos a que la impunidad, la soberbia o la ignorancia promuevan la libertad de los sicarios. Más aún cuando se pueden presentar pruebas acerca de que las autoridades, del nivel que sean, están coludidos y participan en complicidad con los delincuentes.
Así que debe quedar claro al gobierno mexicano, los hijos del Chapo están en la lista de traficantes de drogas y participan del crimen organizado. Lo que aquí no se hace pero si se promueve, allá, advierten, no lo tolerarán.
*Conductor del programa VaEnSerio MexiquenseTV canal 34.2 (izzi 135).