“Se busca trabajo decente que ofrezca salario justo, seguridad social, prestaciones, respeto a la dignidad y libertad para asociarse”. Si los trabajadores fuesen quienes publicaran un anuncio para buscar empleo, éste sería el modelo básico en un país donde la mitad de la fuerza laboral, ya sea por falta de acceso a una institución de salud, condición de informalidad o ausencia de prestaciones o contrato, no conoce lo que es un trabajo digno en la práctica.
- De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo decente o digno es el que se realiza con un ingreso justo, garantiza la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las familias, brinda mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos.:
“El trabajo decente es algo que todos queremos. El futuro que queremos para nuestros hijos está vinculado al trabajo decente, es todo lo que queremos para cualquiera”, pues permite un digno desarrollo humano, afirma en entrevista Pedro Américo Furtado de Oliveira, director de la Oficina de la OIT en México, en el marco del Día Mundial por el Trabajo Decente que se conmemora el 7 de octubre de cada año.
Sin embargo, a pesar de la importancia del trabajo decente en la vida laboral, el 61% de la población ocupada en el país no cuenta con acceso a una institución de salud, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), una de las condiciones de empleo digno.
- Pedro Américo Furtado explica que una persona tiene un trabajo digno cuando se cumplen todos los criterios. Pero si una sola condición falta, entonces “es como una silla que sólo tiene tres patas, puedes inclinarte hacia la izquierda o derecha para no caerte, pero al final se romperá”.
- Al menos 6 de cada 10 personas con una actividad productiva en el país carece de la condición de protección social y la realidad no cambia si se contemplan otras características. El 34% de los asalariados en México labora sin prestaciones.
“Hay un componente de trabajo informal en el sector formal que también es importante. Sabemos que no todos los trabajadores informales trabajan en negocios informales, hay personas en la informalidad en empresas que pueden ser grandes. Hay cierto nivel de contratación por parte de empresas formales que no cumplen con los derechos laborales ni con la ley laboral al momento de contratar a todos sus trabajadores”, expone Ana Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
- La dignificación del trabajo es uno de los objetivos prioritarios de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) en su programa sectorial para la segunda mitad del sexenio. Para alcanzar esta meta, la dependencia ha contemplado estrategias como el combate de la informalidad en la formalidad, la mejoría de las inspecciones, la promoción de programas de autogestión y autocumplimiento de las empresas, y el fomento de la seguridad y salud en el trabajo.
- “La Secretaría busca que el trabajo digno o decente sea una creciente realidad para un mayor número de trabajadores, en un amplio conjunto de ocupaciones, entre ellas, las personas trabajadoras del hogar, los jornaleros agrícolas, y los trabajadores en instituciones formales pero contratados bajo esquemas y prácticas que excluyen la seguridad social”, indica la STPS en su programa sectorial.
En México el 42% de la fuerza de trabajo subordinada labora sin un contrato por escrito que dé certeza a la relación laboral, sus condiciones y hasta las actividades que desempeñan.
Desde la perspectiva de Axel Eduardo González, investigador de la organización México ¿Cómo Vamos? el empleo formal sólo garantiza que se reconoce el vínculo laboral y, por lo tanto, que el empleador debe cumplir los derechos laborales, pero esto no siempre se relaciona con un ingreso justo para tener una vida digna.
El trabajo digno en México es una asignatura pendiente, a pesar de los esfuerzos en políticas públicas como los incrementos históricos del salario mínimo, el 25% de los ocupados en el país gana hasta 4,307 pesos al mes, un ingreso que aún está por debajo de la línea de bienestar.
Urge replantear políticas públicas y gasto en desarrollo social
El crecimiento de la pobreza en México es un fenómeno constante desde hace años y los efectos de la pandemia aún no están del todo analizados en este contexto, sobre todo en los grupos más vulnerables y en factores vinculados a la educación, atención a la salud pública y canasta básica. Por ello, es urgente replantear las políticas públicas y analizar por qué el gasto en desarrollo social no impacta de forma adecuada, señaló el investigador de la Facultad de Economía, Salvador Pérez Mendoza.
- Al considerar los informes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), los cuales revelaron que entre 2018 y 2020 el número de personas en situación de pobreza creció de 51.9 a 55.7 millones -3.8 millones más- y la pobreza extrema pasó de 8.7 a 10.8 millones de personas, el doctor Pérez Mendoza consideró que estas cifras apuntan a la necesidad de reestructurar y adecuar las políticas públicas de combate a la pobreza.
- Insistió en la contradicción que esto refleja, ya que el país es considerado como emergente. “Tiene potencialidad y crecimiento económico; México ocupa el lugar 11 en actividad económica y es el número 8 en términos de tamaño de población, además se ubica como el país intermedio con mayor posibilidad de competitividad”.
- Aunado a estos factores, el investigador señaló que el país comparte una frontera de 3 mil kilómetros con Estados Unidos, que lo hace parte de esa economía por el intercambio comercial que existe. Por ejemplo, el 80 por ciento de las exportaciones de México se destinan a la economía norteamericana y parte de los componentes de los productos de mayor exportación en México vienen de ese país.
“El problema es que casi 50 por ciento de la población está clasificada en situación de pobreza y la preocupación radica en que no se logra reducir ese margen que pone al país en una situación continua de rezago social, sobre todo con grupos altamente vulnerables”, añadió.
Mayor gasto público, más pobreza
Los cuestionamientos sobre lo que está pasando se tienen que plantear desde los gobiernos anteriores que instauraron apoyos y programas para “combatir” la pobreza. En los años 80, recordó el investigador, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se dio a conocer que México era un país pobre y con ello iniciaron programas sociales como “Solidaridad”. Sin embargo, desde entonces y hasta nuestros días los mecanismos para reducir la pobreza siguen sin lograrlo.
- “De acuerdo con datos del Coneval, en 2008 había 49.5 millones de personas en situación de pobreza. Para el 2020 se sumaron alrededor de 6 millones de pobres. Entre el 2010 y 2018 estas cifras fluctuaron, porque en 2014 la pobreza que era de 55.3 millones disminuyó a 52.4 en el 2018, pero entre 2018 y 2020 aumentó a poco más de 3 millones el número de pobres”.
El doctor Salvador Pérez Mendoza indicó que estas mediciones se correlacionan con el gasto público en desarrollo social, con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), el cual siempre es la referencia de lo que se produce en valor en un año. El académico destacó que en 2008 el gobierno federal destinó 10.7 por ciento del PIB en gasto público para el desarrollo social, cuando había 49 millones de pobres, mientras que en 2020 fue de 12.4 por ciento. Pese a este aumento no se dieron los resultados esperados.
Los más afectados por la crisis
Otro dato del Coneval que subrayó el académico, así como de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020 (ENIGH), es que la población que gana entre un salario mínimo (decil 1) y hasta más de 10 salarios mínimos (decil 10) ha sufrido de distinta forma el impacto económico, pues las cifras revelan que los más afectados fueron quienes tenían ingresos más altos que los que se mantienen en la medición más baja de deciles.
- Al citar a la ENIGH, el doctor Pérez Mendoza refirió que a nivel nacional en 2016 el ingreso anual promedio era de 57 mil 742 pesos y para 2020 bajó a 50 mil 309 pesos. La encuesta también mostró que los deciles más bajos (con un ingreso anual promedio de 9 mil 770 pesos) crecieron 0.4 por ciento en 2020 (9 mil 938 pesos), y aunque no es significativo el incremento, el cambio no implicó una reducción. En cambio, los deciles más altos que en 2016 tenían un ingreso anual promedio de 202 mil 768 pesos, bajaron para 2020 a 163 mil 282 pesos.
“Esta reducción probablemente se deba a un reajuste en las actividades económicas, sobre todo entre el 2018 y principios del 2020, algo que no incluye los efectos de la pandemia porque la encuesta fue aplicada en junio de 2020, para ese momento ya había cierto impacto, pero no de la magnitud de lo ocurrido en los siguientes periodos. De igual forma, los datos del Coneval son hasta julio de 2020 y no consideran del todo la pandemia; los resultados de esta se verán sobre todo en 2021 y ahí tendremos que analizar lo que se llama pobreza laboral producida por esta contingencia sanitaria”.
Tienen 9.5 millones empleo como si fuera informal
En el País hay 9.5 millones de trabajadores que aunque se encuentren laborando en empresas registradas ante el SAT y que pagan impuestos, sus condiciones laborales son informales.
- Según un análisis de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), en el segundo trimestre de 2021 existían 9.5 millones de trabajadores en esta situación, lo cual representa 30.7 por ciento de los trabajadores informales.
- Esto quiere decir que una tercera parte de los empleados informales se encuentra en una situación precaria, a pesar de que sus empresas están dentro de la normatividad.
«Los trabajadores informales se distinguen por ser laboralmente vulnerables, ya que no cuentan con prestaciones como servicios médicos, aguinaldo, vacaciones pagadas, entre otras.
«Existe un porcentaje importante que trabaja en empresas constituidas formalmente pero que no cuenta con prestaciones. Casi una tercera parte de los trabajadores laboran en la informalidad a pesar de que las empresas podrían registrarlos», de acuerdo con la Conasami.
- El ingreso de los trabajadores informales también es mucho más bajo que el de los formales, ya que en el segundo trimestre del año se ubicó en 4 mil 692 pesos mensuales, frente a los 8 mil 797 pesos que reciben los empleados formales.
- El incremento anual real del salario de los trabajadores formales fue de 5.1 por ciento, mientras que para los trabajadores informales el aumento anual fue de 10.8 por ciento, lo cual es un rebote de la fuerte caída que tuvo este ingreso durante el segundo trimestre de 2020, añade la Comisión.
Un análisis de Banco Base advierte que el grueso del empleo que se ha recuperado en el País es informal, ya que de los 12.37 millones de plazas laborales que se han reportado entre abril de 2020 y agosto del presente año, alrededor de 66.6 por ciento (es decir, 8.24 millones) corresponde a empleos informales.
«Hacia adelante se espera que el mercado laboral retome una recuperación lenta después de que en agosto se desincorporaron casi un millón de personas de la Población Económicamente Activa.
- «Lo anterior posiblemente es consecuencia de los nuevo picos alcanzados en las cifras de casos de Covid-19 y la imposición de nuevas medidas de distanciamiento», advierte el análisis del banco.
Esta tendencia en el empleo informal en el País está en línea con lo que advierte la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre que alrededor de 70 por ciento de los empleos que se han generado en América Latina desde mediados del año pasado y hasta el primer trimestre de 2021 son en condiciones de informalidad./Agencias-PUNTOporPUNTO